(Por Farrah Jacques) Lo confieso. Caí víctima de una de las últimas tendencias que causan furor en Estados Unidos: las colecciones de diseñadores / marcas exclusivas en el retail “barato”. El día en que "tenía" que ir, que nada me iba a detener, una tormenta de nieve se acercaba a grandes pasos a mi ciudad...
...Nieve. Nieve de verdad. De la que te atrapa durante un par de días en la casa hasta que la ciudad o el vecino amable con su propia mini-barredora, se dignan a limpiar tu calle y liberar tu auto. Nieve que te hace comerte todo lo que tienes en la alacena de pura ansiedad y aburrimiento. Nieve que te hace mirar a tu vecino y pensar seriamente en canibalismo. Ese tipo de nieve.
Pero, ¡oh calamidad! Ese viernes las colecciones de Jason Wu para Target y Rock & Republic para Kohl's se habían lanzado y yo ya había perdido el viernes haciendo cosas banales y sin importancia. Ya saben, cosas como ir al supermercado, llenar el auto con bencina, comprar la comida para el perro, etc. Por lo tanto, ese sábado nada me iba a detener en mi noble causa (bueno, no tan noble, pero alimentar el clóset es una necesidad básica también, cierto? Cierto?? Ya, no respondan. Se los dejo al criterio).
Luego de aperarme y abrigarme con los necesario, es decir, con cuatro capas de ropa, gorro tipo ruso, guantes, botas, me subo al auto, encargo mi alma a Dior y parto.
Primera parada, Kohl's. Para mi horror, el mostrador donde en algún momento hubo una pila de jeans, figuraba vacía. Tenía que debatirme entre pataleta y modo caza. Opté por el segundo, y con la mejor de mis sonrisas, pregunté a una vendedora si quedaba algo en sus bodegas. Para mi regocijo, volvió con un alto de jeans y justo los que quería en mi talla. El precio (casi $60USD) era bien tentador, más aún con el descuento que ofrecían, pagando por ellos sólo $38USD (plus tax, obvio). Para ser sincera, nada más de la colección valía la pena. Unas poleras chillonas de mala calidad, una chaqueta de un corte rarísimo y mala confección no ameritaban más tiempo.
Salí de la tienda, y como la nieve no es linda como en las películas, (que parecen copos de algodón cayendo sublimemente sobre la protagonista, que generalmente gira con los brazos abiertos con tremenda sonrisa y maquillaje perfecto), sino sucia y guácala, que te deja el pelo horrendo, partí lo más pronto posible a Target. ¿Mi intención? Agarrar todas las bellas prendas que aparecieron en el comercial y los sneak peeks para las revistas. Pero ¿qué veo? Unos vestidos bien fomes (quedaban dos a esas alturas). Sin embargo, para no salir con las manos vacías, me llevé una polera gris con un diseño que simula un encaje ($15USD).
Cuando llegué a mi casa, ya nevaba con furia. Me estacioné quién sabe sobre qué, casi me desnuco al resbalar en la entrada y dejé el piso todo mojado. La entrada menos glamorosa del mundo. Pero tenía mis preciadas presas y sin perder tiempo, me tiré a examinarlas. La verdad: nada del otro mundo. La polera Wu es de un algodón digno de la camiseta más barata del Wal-Mart, y los jeans, un poco mejor factura. Pero no tienen gracia alguna más que la etiqueta “Rock & Republic”. Wu exhibe un “made in China” y R&R un “made in Vietnam”. Confieso que ninguna de las prendas era digna de aventurarse en la nieve. Pero si fui capaz de arriesgarme por conseguir una, ¿hasta qué extremos han llegado otras fashionistas?
Me largué a investigar. En el H&M de mi ciudad no han tenido las colecciones como la de Lanvin. Por eso tuve que preguntar a mis amigos en la Gran Manzana. Casi me da un ataque!
Mi querido amigo Jerry me recuerda lo que pasó en noviembre del año pasado en H&M de Manhattan. Locura TOTAL! Al punto de que se rumoreó, debido al tweet de una de las chicas en fila para entrar (una eterna, de cuadras y cuadras, en la que los carritos de café se hicieron la fortuna), que incluso hubo un incidente donde apuñalaron a dos personas. Se comenta que viajan kilómetros, duermen en la calle; las más adineradas mandan a sus asistentes a pararse en fila, todo por conseguir la prenda del triunfo. Peleas, escándalos, arrestos, una lista de cosas que una espera ver entre barras bravas y no entre chicas que usan sus Louboutins (o más peligroso aún, sus Sam Edelmans) como armas para derrotarse entre sí y conseguir llegar a la prenda de la talla que sea. Agarrar sin mirar.
En mi humilde opinión, es demasiado. Si yo hubiera llegado a Target y las chicas se estuvieran sacando los ojos con sus uñas acrílicas, me retiro inmediatamente. Sí, son marcas que todas quisiéramos tener, pero ¿a qué extremo? ¿Es un XX para tal tienda, a una fracción de su precio, lo mismo que el original? No. Lo único que lo hace ser un XX, es una etiqueta. Cosida en China o Vietnam. Es producción en masa y no tiene la calidad del producto de lujo. En definitiva: no volveré a arriesgar el pellejo otra vez.
*Farrah Jacques es gringa con corazón chileno, viajera itinerante entre Virginia y SCL, compradora compulsiva, esclava de las marcas, media torpe y bruta (a veces).
...Nieve. Nieve de verdad. De la que te atrapa durante un par de días en la casa hasta que la ciudad o el vecino amable con su propia mini-barredora, se dignan a limpiar tu calle y liberar tu auto. Nieve que te hace comerte todo lo que tienes en la alacena de pura ansiedad y aburrimiento. Nieve que te hace mirar a tu vecino y pensar seriamente en canibalismo. Ese tipo de nieve.
Pero, ¡oh calamidad! Ese viernes las colecciones de Jason Wu para Target y Rock & Republic para Kohl's se habían lanzado y yo ya había perdido el viernes haciendo cosas banales y sin importancia. Ya saben, cosas como ir al supermercado, llenar el auto con bencina, comprar la comida para el perro, etc. Por lo tanto, ese sábado nada me iba a detener en mi noble causa (bueno, no tan noble, pero alimentar el clóset es una necesidad básica también, cierto? Cierto?? Ya, no respondan. Se los dejo al criterio).
Jason Wu para Target |
Luego de aperarme y abrigarme con los necesario, es decir, con cuatro capas de ropa, gorro tipo ruso, guantes, botas, me subo al auto, encargo mi alma a Dior y parto.
Primera parada, Kohl's. Para mi horror, el mostrador donde en algún momento hubo una pila de jeans, figuraba vacía. Tenía que debatirme entre pataleta y modo caza. Opté por el segundo, y con la mejor de mis sonrisas, pregunté a una vendedora si quedaba algo en sus bodegas. Para mi regocijo, volvió con un alto de jeans y justo los que quería en mi talla. El precio (casi $60USD) era bien tentador, más aún con el descuento que ofrecían, pagando por ellos sólo $38USD (plus tax, obvio). Para ser sincera, nada más de la colección valía la pena. Unas poleras chillonas de mala calidad, una chaqueta de un corte rarísimo y mala confección no ameritaban más tiempo.
Salí de la tienda, y como la nieve no es linda como en las películas, (que parecen copos de algodón cayendo sublimemente sobre la protagonista, que generalmente gira con los brazos abiertos con tremenda sonrisa y maquillaje perfecto), sino sucia y guácala, que te deja el pelo horrendo, partí lo más pronto posible a Target. ¿Mi intención? Agarrar todas las bellas prendas que aparecieron en el comercial y los sneak peeks para las revistas. Pero ¿qué veo? Unos vestidos bien fomes (quedaban dos a esas alturas). Sin embargo, para no salir con las manos vacías, me llevé una polera gris con un diseño que simula un encaje ($15USD).
Mis "trofeos" |
Cuando llegué a mi casa, ya nevaba con furia. Me estacioné quién sabe sobre qué, casi me desnuco al resbalar en la entrada y dejé el piso todo mojado. La entrada menos glamorosa del mundo. Pero tenía mis preciadas presas y sin perder tiempo, me tiré a examinarlas. La verdad: nada del otro mundo. La polera Wu es de un algodón digno de la camiseta más barata del Wal-Mart, y los jeans, un poco mejor factura. Pero no tienen gracia alguna más que la etiqueta “Rock & Republic”. Wu exhibe un “made in China” y R&R un “made in Vietnam”. Confieso que ninguna de las prendas era digna de aventurarse en la nieve. Pero si fui capaz de arriesgarme por conseguir una, ¿hasta qué extremos han llegado otras fashionistas?
Me largué a investigar. En el H&M de mi ciudad no han tenido las colecciones como la de Lanvin. Por eso tuve que preguntar a mis amigos en la Gran Manzana. Casi me da un ataque!
La eterna fila para comprar la colección de Sonia Rykiel para H&M |
Mi querido amigo Jerry me recuerda lo que pasó en noviembre del año pasado en H&M de Manhattan. Locura TOTAL! Al punto de que se rumoreó, debido al tweet de una de las chicas en fila para entrar (una eterna, de cuadras y cuadras, en la que los carritos de café se hicieron la fortuna), que incluso hubo un incidente donde apuñalaron a dos personas. Se comenta que viajan kilómetros, duermen en la calle; las más adineradas mandan a sus asistentes a pararse en fila, todo por conseguir la prenda del triunfo. Peleas, escándalos, arrestos, una lista de cosas que una espera ver entre barras bravas y no entre chicas que usan sus Louboutins (o más peligroso aún, sus Sam Edelmans) como armas para derrotarse entre sí y conseguir llegar a la prenda de la talla que sea. Agarrar sin mirar.
En mi humilde opinión, es demasiado. Si yo hubiera llegado a Target y las chicas se estuvieran sacando los ojos con sus uñas acrílicas, me retiro inmediatamente. Sí, son marcas que todas quisiéramos tener, pero ¿a qué extremo? ¿Es un XX para tal tienda, a una fracción de su precio, lo mismo que el original? No. Lo único que lo hace ser un XX, es una etiqueta. Cosida en China o Vietnam. Es producción en masa y no tiene la calidad del producto de lujo. En definitiva: no volveré a arriesgar el pellejo otra vez.
*Farrah Jacques es gringa con corazón chileno, viajera itinerante entre Virginia y SCL, compradora compulsiva, esclava de las marcas, media torpe y bruta (a veces).
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