La pólvora se inventó hace siglos. Aunque a much@s les cueste reconocerlo hay personas que han pavimentado el terreno para que la escena emergente del diseño siga creciendo y popularizándose (en términos de figuración mediática), "aquí y en la quebrada del Ají" (como dice el refrán nacional). Por eso encontrarme con Carola Besasso, la creadora de DAM, para mí fue un tremendo honor. Ella es justamente una de esas pioneras, pero al otro lado de la cordillera.
Carola me cuenta, que DAM nació en 1998 a su regreso de Amsterdam, donde pasó siete años, y en donde estudió la carrera de Bellas Artes en la escuela Gerrit Rietveld Academie. Cuando llegó a Buenos Aires, se le ocurrió la idea de hacer una boutique en donde pudiera generar su propio universo, influenciado por lo que respiró en Amsterdam y tomándose toda la libertad para desarrollar lo que quisiera. "La boutique fue armada de una forma bien casera, con un mostrador antiguo del negocio de mi abuelo,un sillón muy importante de la familia y otros objetos comprados en el mercado de pulgas.Y así apareció, con muy bajo perfil, en un barrio que todavía era virgen y muy bohemio", nos relata. El barrio del que habla es nada menos que Palermo.
- ¿Cómo caracterizarías tu propuesta?
Lo primordial para mí es mantenerme fiel a mi formación artística y encarar la ropa desde ahí. En cada temporada decido los modelos que voy a hacer, pero no los presento en forma de colección, porque mi método es hacer un mismo modelo en diferentes géneros, y a partir de eso van surgiendo detalles para cada prenda en particular, lo que las hace únicas. Como trabajo con dos costureras, la producción es casera y gradual.
En DAM entran en promedio 25 prendas por semana, durante todo el año, por eso nunca se encuentra lo mismo de un mes a otro. Va rotando. Y además de la ropa, mi intención es que adentro de la boutique, haya buen clima: linda música, atmósfera relajada y nada de snobismo. Que comprar ropa sea un momento agradable y sin una pizca de histeria. Y que esa ropa sea pura libertad.
Amo la ropa y la colecciono. Mis roperos explotan de cosas de todas las generaciones de mi familia. Yo veo la ropa como la traducción de los estados de ánimo. Desde chica que me gustó el concepto de disfrazarme de diferentes personajes; desde la seria y recatada mujer victoriana a una futurista con algún toque étnico o a una mujer de calendario pin up, pero en zapatillas. Me encantan las mezclas inesperadas, lo que cuesta descifrar. Lo impredecible, lo inclasificable, porque eso es el ser humano.
- Según tu experiencia ¿cómo ha evolucionado el consumidor de moda argentino en los últimos 10 años? ¿por qué?
Es evidente que con Internet y con todo lo que hay en comunicación en el campo de la moda, el argentino tiene muchísimo más acceso a lo que pasa en el mundo ahora, que hace 10 años. Argentina empezó a generar su propia industria y eso se vio muy fuerte en esta última década. El argentino está muy al tanto de lo que se está haciendo en el mundo y eso se nota en las marcas nacionales, que reflejan tendencias mundiales y las llevan a cabo de una manera impecable. Y el consumidor se está acostumbrando a ese nivel de propuesta. Sí, es abismal la diferencia entre ahora y hace 10 años.
Carola me cuenta, que DAM nació en 1998 a su regreso de Amsterdam, donde pasó siete años, y en donde estudió la carrera de Bellas Artes en la escuela Gerrit Rietveld Academie. Cuando llegó a Buenos Aires, se le ocurrió la idea de hacer una boutique en donde pudiera generar su propio universo, influenciado por lo que respiró en Amsterdam y tomándose toda la libertad para desarrollar lo que quisiera. "La boutique fue armada de una forma bien casera, con un mostrador antiguo del negocio de mi abuelo,un sillón muy importante de la familia y otros objetos comprados en el mercado de pulgas.Y así apareció, con muy bajo perfil, en un barrio que todavía era virgen y muy bohemio", nos relata. El barrio del que habla es nada menos que Palermo.
- ¿Cómo caracterizarías tu propuesta?
Lo primordial para mí es mantenerme fiel a mi formación artística y encarar la ropa desde ahí. En cada temporada decido los modelos que voy a hacer, pero no los presento en forma de colección, porque mi método es hacer un mismo modelo en diferentes géneros, y a partir de eso van surgiendo detalles para cada prenda en particular, lo que las hace únicas. Como trabajo con dos costureras, la producción es casera y gradual.
En DAM entran en promedio 25 prendas por semana, durante todo el año, por eso nunca se encuentra lo mismo de un mes a otro. Va rotando. Y además de la ropa, mi intención es que adentro de la boutique, haya buen clima: linda música, atmósfera relajada y nada de snobismo. Que comprar ropa sea un momento agradable y sin una pizca de histeria. Y que esa ropa sea pura libertad.
Amo la ropa y la colecciono. Mis roperos explotan de cosas de todas las generaciones de mi familia. Yo veo la ropa como la traducción de los estados de ánimo. Desde chica que me gustó el concepto de disfrazarme de diferentes personajes; desde la seria y recatada mujer victoriana a una futurista con algún toque étnico o a una mujer de calendario pin up, pero en zapatillas. Me encantan las mezclas inesperadas, lo que cuesta descifrar. Lo impredecible, lo inclasificable, porque eso es el ser humano.
- Según tu experiencia ¿cómo ha evolucionado el consumidor de moda argentino en los últimos 10 años? ¿por qué?
Es evidente que con Internet y con todo lo que hay en comunicación en el campo de la moda, el argentino tiene muchísimo más acceso a lo que pasa en el mundo ahora, que hace 10 años. Argentina empezó a generar su propia industria y eso se vio muy fuerte en esta última década. El argentino está muy al tanto de lo que se está haciendo en el mundo y eso se nota en las marcas nacionales, que reflejan tendencias mundiales y las llevan a cabo de una manera impecable. Y el consumidor se está acostumbrando a ese nivel de propuesta. Sí, es abismal la diferencia entre ahora y hace 10 años.
Continuará...
(Fotos gentileza de DAM)
(Fotos gentileza de DAM)
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