La lluvia fue el invitado sorpresa del desfile Viste la Calle del Santiago D Moda realizado ayer en el Sheraton Santiago. Con un atraso de 20 minutos se dio inicio a una de las pasarelas más refrescantes de la escena de la moda nacional, organizada por Majo Arévalo.

La jornada se inició con el neo romanticismo hippie de Natalia Ceballos, quien privilegió los print florales, gasas y las caídas livianas y hetereas en sus vestidos, donde la paleta no se alejó mucho de los tonos pasteles.


Le siguió The Arlekin de Margarita Rodríguez, quien fiel a su estilo, mostró siluetas muy entalladas de espíritu rockero - sensual, en las que el juego de las dicotomías de los colores mezclado con detalles de tachuelas y brillos, que nos recordó su ya atractiva osadía. Resaltó su dramática puesta en escena, muy carnavalesca, en la que los rojos, negro, dorados y rosas fueron los colores bases de la colección.



Por su parte, Rosita Tocornal -a quien no conocía y me sorprendió-, nos deleitó con outfits muy femeninos y delicados, que reinterpretaron la frescura de la infancia con cortes clásicos en que se privilegiaron los detalles en los ruedos, cuellos y bolsillos. Su paleta muy colorida, nos recordó a Agatha Ruiz de la Prada. Me parecieron notables los "paisajes" de varios vestidos. Muy interesante trabajo.



Le siguió Loreto Correa, que nos mostró una colección donde se destacaron los tonos azules y rojos. Dentro de las prendas más sugerentes rescato la colección de faldas de corte limpio, que jugaban con los volúmenes.


En el caso de VSRV de Valeria Salinas y Rodrigo Valenzuela optaron por los contrastes de una paleta de colores cálidos como el rojo, amarillo y dorado con una colección en la que el satín fue uno de los soportes preferidos de siluetas entalladas hasta la cintura con caídas amplias, muy naturales. Sus modelos me parecieron ideales para ir a un cóctel o simplemente para mujeres que les gusta lucir elegantes y vivas, mimetizadas con los rayos del sol primaveral.



Después le tocó subir a la pasarela a Paloma Labrin, quien combinó una línea de vestidos de fiesta vaporosos con otra muy entallada y sexie.


No obstante, la guinda de la torta la colocó Paulo Méndez (como detalle rosa, les cuento que yo andaba con un modelo de él de la temporada invierno). Su nueva colección exudó elegancia, incluso en aquellas tenidas donde los short o pantalón corto fueron los protagonistas.

Nuevamente se apreció su gusto por los detalles, la pulcritud y arte de los cortes y volúmenes, que nos hicieron imaginar, por momentos, que estábamos en una pasarela internacional. De hecho, la intensidad del rosa alimentó el contraste de las líneas de sus vestidos con ruedos que sobrecogían.


En definitiva, juventud, talento y un desfile que está alcanzando la madurez, no sólo gracias el gran trabajo de producción de Majo, sino también por la calidad de la muestra y su impacto en los espectadores. ¡Felicitaciones a tod@s!

La jornada se inició con el neo romanticismo hippie de Natalia Ceballos, quien privilegió los print florales, gasas y las caídas livianas y hetereas en sus vestidos, donde la paleta no se alejó mucho de los tonos pasteles.


Le siguió The Arlekin de Margarita Rodríguez, quien fiel a su estilo, mostró siluetas muy entalladas de espíritu rockero - sensual, en las que el juego de las dicotomías de los colores mezclado con detalles de tachuelas y brillos, que nos recordó su ya atractiva osadía. Resaltó su dramática puesta en escena, muy carnavalesca, en la que los rojos, negro, dorados y rosas fueron los colores bases de la colección.



Por su parte, Rosita Tocornal -a quien no conocía y me sorprendió-, nos deleitó con outfits muy femeninos y delicados, que reinterpretaron la frescura de la infancia con cortes clásicos en que se privilegiaron los detalles en los ruedos, cuellos y bolsillos. Su paleta muy colorida, nos recordó a Agatha Ruiz de la Prada. Me parecieron notables los "paisajes" de varios vestidos. Muy interesante trabajo.



Le siguió Loreto Correa, que nos mostró una colección donde se destacaron los tonos azules y rojos. Dentro de las prendas más sugerentes rescato la colección de faldas de corte limpio, que jugaban con los volúmenes.


En el caso de VSRV de Valeria Salinas y Rodrigo Valenzuela optaron por los contrastes de una paleta de colores cálidos como el rojo, amarillo y dorado con una colección en la que el satín fue uno de los soportes preferidos de siluetas entalladas hasta la cintura con caídas amplias, muy naturales. Sus modelos me parecieron ideales para ir a un cóctel o simplemente para mujeres que les gusta lucir elegantes y vivas, mimetizadas con los rayos del sol primaveral.



Después le tocó subir a la pasarela a Paloma Labrin, quien combinó una línea de vestidos de fiesta vaporosos con otra muy entallada y sexie.


No obstante, la guinda de la torta la colocó Paulo Méndez (como detalle rosa, les cuento que yo andaba con un modelo de él de la temporada invierno). Su nueva colección exudó elegancia, incluso en aquellas tenidas donde los short o pantalón corto fueron los protagonistas.

Nuevamente se apreció su gusto por los detalles, la pulcritud y arte de los cortes y volúmenes, que nos hicieron imaginar, por momentos, que estábamos en una pasarela internacional. De hecho, la intensidad del rosa alimentó el contraste de las líneas de sus vestidos con ruedos que sobrecogían.


En definitiva, juventud, talento y un desfile que está alcanzando la madurez, no sólo gracias el gran trabajo de producción de Majo, sino también por la calidad de la muestra y su impacto en los espectadores. ¡Felicitaciones a tod@s!
(Mis especiales agradecimientos a Romina Garrido y Renzo Dinali, quienes me apoyaron en este reporteo)
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