Hace tiempo que no teníamos la visita de nuestra amiga diseñadora Mónica Bursztyn, quien hoy nos hace un interesante y profundo análisis de la realidad del diseño emergente en Sudamérica. Imperdible!

En el ultimo año he tenido la maravillosa oportunidad de conocer el "interior" del movimiento de diseño "emergente" no sólo a través de una investigación que me propuse realizar, sino también gracias a la oportunidad que me permitió viajar a lo largo del continente suramericano.
Mi excursión comenzó en Santiago de Chile, donde rápidamente fui introducida al mundo del diseño especialmente de vestuario y accesorios gracias a mis compañeras de trabajo. A través de ellas conocí el movimiento de diseño emergente, con el que quedé encasillada hasta descubrir sus raíces. A medida que fui explorando y llegando a cada una de las ciudades que logré en tan corto tiempo visitar, fui entendiendo la necesidad local que contribuye a la creación y existencia del movimiento. Estando en Santiago inicialmente, no pude sino comparar lo que estaba sucediendo con lo que venía viviendo como diseñadora emergente en Colombia. Subjetividad que rápidamente fui revaluando, para entender que cada país me estaba llevando a una conclusión única de la existencia de dicho movimiento.

Chile, siendo un país donde el retail y la multitienda es la predominante fuente de "shopping", causó que el movimiento emergente (con mayor índice de crecimiento en los últimos 3 años), se formara como un movimiento "anti-marca", donde la necesidad de salirse de lo masivo hacia buscar lo único, se dio como un grito desesperado para encontrar el individualismo. Este movimiento actúa curiosamente como un movimiento "clandestino" y de alguna manera hasta -me atrevería a decir- "por invitación únicamente". Esto lo digo porque la forma de vender este tipo de diseño se dio inicialmente acomodando antiguas casas de la zona de Bellavista y el centro de la ciudad o a través de ventas cerradas en bares que se prestaron para ello. Poco a poco el movimiento fue creciendo y hoy encontramos tiendas de diseño en lugares más concurridos como Providencia y Las Condes. A su vez, y evidentemente en Santiago, fue donde se veían más tribus urbanas, un grupo de chic@s en las calles destacándose por sus semejanzas en el total de sus looks.

Estar en Buenos Aires, fue un respiro de aire fresco en cuanto al diseño y especialmente la moda. La gente que se veía en las calles resultaron ser un cambio refrescante en cuanto a su audaz manera de vestir. Sólo caminado por las calles de Palermo Soho se sentía la vocación hacia el diseño y la necesidad de "diferenciarse" que tienen los argentinos. En Buenos Aires la necesidad de expresión hacia lo único parece ser el mantra por el cual viven y se mueven, asemejándose mucho a sus raíces italianas, especialmente inspiradas en Milano.

Los argentinos además de vivir una cultura bien marcada en el diseño, tienen desarrollada la industria de producción textil factor que promueve el constante cambio. Buenos Aires es una ciudad egocéntrica, llena de orgullo el cual se destaca a través del diseño. Entender el movimiento "emergente" en dicha ciudad vino de entender que Argentina es un país educado a resaltar la estética en todo lo que hace; por lo tanto el movimiento "emergente" forma parte integral de la constante necesidad de toparse con el diseño.

En Bolivia, aunque socialmente La Paz y Santa Cruz tienen un comportamiento totalmente diferente, el movimiento emergente nace en ambas ciudades por falta de espacios retail. Irónicamente La Paz y El Alto son dos ciudades productoras textil (la producción casi en su totalidad sale del país). Los jóvenes bolivianos que han estudiado diseño han emprendido un movimiento de innovación, acción que los ha llevado a cruzar fronteras con el objetivo de traer talento (sea en producto, o personajes) del que desean absorber e implementar lo visto y/o aprendido en sus propios proyectos.

Particularmente el caso de Bolivia me intriga, porque el desafío que enfrentan, de iniciar un movimiento, me recuerda el camino que emprendieron Paul Poiret, Jean Patou, Coco Chanel entre otros iniciando el siglo pasado. Un camino lleno de aprendizaje y enseñanza hasta llegar a un lenguaje común, el de la "moda". Este país que se destaca por su riqueza cultural y su raíz indígena tiene un desafío bello por delante: incorporar su origen con el movimiento de moda occidental, y demostrarle al mundo la riqueza de su destreza.

Perú... la verdad el tiempo que lo pase en este bello país no me dio para observar el mundo del diseño, solo puedo hablar de lo que he leído. Perú es un país que se ha desarrollado en cuanto al diseño de una manera solidaria con los artesanos y las personas que componen la base de la pirámide. He conocido numerosos casos de diseñadores que se apadrinan de comunidades indígenas y/o de bajos recursos para el desarrollo de sus ideas y diseños. Conozco también que utilizan mucho las técnicas nativas de tejido y textiles para usarlos en diseños innovadores. En cuanto al movimiento "emergente" per se, todavía lo estoy conociendo.

Por último, Colombia. Colombia es el país en el que me formé como diseñadora, en el que di mis primeros pasos como tal y si, hoy entiendo que mi emprendimiento, aunque ambicioso, pertenece al movimiento emergente. Este país tiene la peculiaridad de ser productor textil, al igual que Argentina la industria esta bien canalizada y enfocada. Otra ventaja que tiene Colombia es su riqueza en tribus indígenas, elemento que ha sido fuente de inspiración y nacimiento de numerosas marcas locales.

En cuanto al movimiento "emergente" en mi país; lo veo enfocándose más hacia la necesidad de salirse del ser "artesano" y buscar un elemento que nos permita ser llamados "diseñadores", la constante lucha que les escucho a mis colegas. El movimiento emergente colombiano se encuentra en una constante búsqueda de reconocimiento y espacios de venta, este ha despertado la necesidad de emprendimientos que crean en ello. Poco a poco vamos conociendo sobre todo en las ciudades de Medellín y Bogotá diferentes espacios que les está permitiendo a estos diseñadores darle continuidad a su creatividad. Las importantes ferias, revistas y pasarelas del país también están haciendo un gran esfuerzo para encontrar y reconocer a los actores de este movimiento; dando así la seguridad a todos aquellos que están por iniciar su camino en el ambiente del diseño "emergente".

Mónica Bursztyn es diseñadora colombiana y experta en marketing.
En el ultimo año he tenido la maravillosa oportunidad de conocer el "interior" del movimiento de diseño "emergente" no sólo a través de una investigación que me propuse realizar, sino también gracias a la oportunidad que me permitió viajar a lo largo del continente suramericano.
Mi excursión comenzó en Santiago de Chile, donde rápidamente fui introducida al mundo del diseño especialmente de vestuario y accesorios gracias a mis compañeras de trabajo. A través de ellas conocí el movimiento de diseño emergente, con el que quedé encasillada hasta descubrir sus raíces. A medida que fui explorando y llegando a cada una de las ciudades que logré en tan corto tiempo visitar, fui entendiendo la necesidad local que contribuye a la creación y existencia del movimiento. Estando en Santiago inicialmente, no pude sino comparar lo que estaba sucediendo con lo que venía viviendo como diseñadora emergente en Colombia. Subjetividad que rápidamente fui revaluando, para entender que cada país me estaba llevando a una conclusión única de la existencia de dicho movimiento.

Chile, siendo un país donde el retail y la multitienda es la predominante fuente de "shopping", causó que el movimiento emergente (con mayor índice de crecimiento en los últimos 3 años), se formara como un movimiento "anti-marca", donde la necesidad de salirse de lo masivo hacia buscar lo único, se dio como un grito desesperado para encontrar el individualismo. Este movimiento actúa curiosamente como un movimiento "clandestino" y de alguna manera hasta -me atrevería a decir- "por invitación únicamente". Esto lo digo porque la forma de vender este tipo de diseño se dio inicialmente acomodando antiguas casas de la zona de Bellavista y el centro de la ciudad o a través de ventas cerradas en bares que se prestaron para ello. Poco a poco el movimiento fue creciendo y hoy encontramos tiendas de diseño en lugares más concurridos como Providencia y Las Condes. A su vez, y evidentemente en Santiago, fue donde se veían más tribus urbanas, un grupo de chic@s en las calles destacándose por sus semejanzas en el total de sus looks.

Estar en Buenos Aires, fue un respiro de aire fresco en cuanto al diseño y especialmente la moda. La gente que se veía en las calles resultaron ser un cambio refrescante en cuanto a su audaz manera de vestir. Sólo caminado por las calles de Palermo Soho se sentía la vocación hacia el diseño y la necesidad de "diferenciarse" que tienen los argentinos. En Buenos Aires la necesidad de expresión hacia lo único parece ser el mantra por el cual viven y se mueven, asemejándose mucho a sus raíces italianas, especialmente inspiradas en Milano.

Los argentinos además de vivir una cultura bien marcada en el diseño, tienen desarrollada la industria de producción textil factor que promueve el constante cambio. Buenos Aires es una ciudad egocéntrica, llena de orgullo el cual se destaca a través del diseño. Entender el movimiento "emergente" en dicha ciudad vino de entender que Argentina es un país educado a resaltar la estética en todo lo que hace; por lo tanto el movimiento "emergente" forma parte integral de la constante necesidad de toparse con el diseño.

En Bolivia, aunque socialmente La Paz y Santa Cruz tienen un comportamiento totalmente diferente, el movimiento emergente nace en ambas ciudades por falta de espacios retail. Irónicamente La Paz y El Alto son dos ciudades productoras textil (la producción casi en su totalidad sale del país). Los jóvenes bolivianos que han estudiado diseño han emprendido un movimiento de innovación, acción que los ha llevado a cruzar fronteras con el objetivo de traer talento (sea en producto, o personajes) del que desean absorber e implementar lo visto y/o aprendido en sus propios proyectos.

Particularmente el caso de Bolivia me intriga, porque el desafío que enfrentan, de iniciar un movimiento, me recuerda el camino que emprendieron Paul Poiret, Jean Patou, Coco Chanel entre otros iniciando el siglo pasado. Un camino lleno de aprendizaje y enseñanza hasta llegar a un lenguaje común, el de la "moda". Este país que se destaca por su riqueza cultural y su raíz indígena tiene un desafío bello por delante: incorporar su origen con el movimiento de moda occidental, y demostrarle al mundo la riqueza de su destreza.

Perú... la verdad el tiempo que lo pase en este bello país no me dio para observar el mundo del diseño, solo puedo hablar de lo que he leído. Perú es un país que se ha desarrollado en cuanto al diseño de una manera solidaria con los artesanos y las personas que componen la base de la pirámide. He conocido numerosos casos de diseñadores que se apadrinan de comunidades indígenas y/o de bajos recursos para el desarrollo de sus ideas y diseños. Conozco también que utilizan mucho las técnicas nativas de tejido y textiles para usarlos en diseños innovadores. En cuanto al movimiento "emergente" per se, todavía lo estoy conociendo.

Por último, Colombia. Colombia es el país en el que me formé como diseñadora, en el que di mis primeros pasos como tal y si, hoy entiendo que mi emprendimiento, aunque ambicioso, pertenece al movimiento emergente. Este país tiene la peculiaridad de ser productor textil, al igual que Argentina la industria esta bien canalizada y enfocada. Otra ventaja que tiene Colombia es su riqueza en tribus indígenas, elemento que ha sido fuente de inspiración y nacimiento de numerosas marcas locales.

En cuanto al movimiento "emergente" en mi país; lo veo enfocándose más hacia la necesidad de salirse del ser "artesano" y buscar un elemento que nos permita ser llamados "diseñadores", la constante lucha que les escucho a mis colegas. El movimiento emergente colombiano se encuentra en una constante búsqueda de reconocimiento y espacios de venta, este ha despertado la necesidad de emprendimientos que crean en ello. Poco a poco vamos conociendo sobre todo en las ciudades de Medellín y Bogotá diferentes espacios que les está permitiendo a estos diseñadores darle continuidad a su creatividad. Las importantes ferias, revistas y pasarelas del país también están haciendo un gran esfuerzo para encontrar y reconocer a los actores de este movimiento; dando así la seguridad a todos aquellos que están por iniciar su camino en el ambiente del diseño "emergente".

Mónica Bursztyn es diseñadora colombiana y experta en marketing.
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