¿Habrá pensado Louis Vuitton que su monograma se convertiría en objeto de deseo? Según pude ver en su exposición en París, no. Sin embargo, con los años hemos descubierto que parte del éxito de su marca se esconde en sus LV. Pero ¿cómo un elemento simbólico se transforma en pieza de culto? Hoy lo analizamos y hacemos un paralelo con la moda de autor.
Pero, ¿qué hace de un monograma un instrumento tan potente de comunicación de marca? Sin duda, los elementos simbólicos que encierra, la historia que narra, las cualidades a las que hace referencia y, en algunos casos, el misterio que alberga. De hecho, si pensamos en los libros o películas clásicas de misterio, los monogramas siempre tienen un rol fundamental en el desenlace del relato. Ellos constituyen la respuesta o el inicio de las preguntas.
En el mundo de la moda, el monograma más famoso es el creado por Georges Vuitton, hijo de Louis, en 1896, como una manera de diferenciarse de su competencia y de las imitaciones que habían salido al mercado. Lo paradojal es que más de un siglo después, sea ese mismo elemento, que les dio identidad y los separó de la masa, el que no sólo ha despertado los más diversos sentimientos y pasiones, sino también le ha significado a la marca varios dolores de cabeza a causa de sus desafortunadas falsificaciones.
Los monogramas en la moda y particularmente en el mercado del lujo son símbolos de estatus, una prueba visible de la calidad de un producto, de su carga histórica y simbólica, una síntesis de la identidad de marca.
Por lo mismo, al momento de pensar en ellos, la moda de autor debe reflexionar sobre cuáles son los conceptos a los que se asociará el monograma. Por ejemplo: cuando vemos LV pensamos en sofisticación, innovación, creatividad, viajes, etc. Cada uno de estas asociaciones no surgieron al azar, sino que son parte del relato que la marca intencionalmente quiso transmitirnos. Para ello, desarrolló un concepto, que se vertió en todos los aspectos del plan de negocios para concluir en la comunicación de marca, donde el monograma se convirtió en uno de los elementos de esa identidad. Si no existiera ese proceso, el monograma sería literalmente letras enlazadas, que abrevian un nombre. Nada más.
Si no se tiene clara la "personalidad de la marca", sus valores y cómo desea ser vista o reconocida, los esfuerzo por posicionar un monograma (o cualquier variedad de isótopos) serán en vano. Hagamos un ejercicio simple. ¿Cuántos monogramas recuerdas de la moda de autor latina? ¿tienen algún valor simbólico para ti? ¿crees que alguno de ellos logre generar los mismos sentimientos que provoca el LV?...
Como un monograma cambió la historia de la moda
En un siglo donde todo entra por la vista no parece extraño que una marca base parte de su éxito en su monograma o "enlace de dos o más letras, generalmente las iniciales de nombres y apellidos, que como abreviatura se emplea en sellos, marcas, etc.”, según describe la RAE.Pero, ¿qué hace de un monograma un instrumento tan potente de comunicación de marca? Sin duda, los elementos simbólicos que encierra, la historia que narra, las cualidades a las que hace referencia y, en algunos casos, el misterio que alberga. De hecho, si pensamos en los libros o películas clásicas de misterio, los monogramas siempre tienen un rol fundamental en el desenlace del relato. Ellos constituyen la respuesta o el inicio de las preguntas.
Es tan potente el monograma de Louis Vuitton que la marca desarrollo una serie de vídeos que hablan de su historia y significado para diversas celebridades |
En el mundo de la moda, el monograma más famoso es el creado por Georges Vuitton, hijo de Louis, en 1896, como una manera de diferenciarse de su competencia y de las imitaciones que habían salido al mercado. Lo paradojal es que más de un siglo después, sea ese mismo elemento, que les dio identidad y los separó de la masa, el que no sólo ha despertado los más diversos sentimientos y pasiones, sino también le ha significado a la marca varios dolores de cabeza a causa de sus desafortunadas falsificaciones.
Los monogramas en la moda y particularmente en el mercado del lujo son símbolos de estatus, una prueba visible de la calidad de un producto, de su carga histórica y simbólica, una síntesis de la identidad de marca.
Por lo mismo, al momento de pensar en ellos, la moda de autor debe reflexionar sobre cuáles son los conceptos a los que se asociará el monograma. Por ejemplo: cuando vemos LV pensamos en sofisticación, innovación, creatividad, viajes, etc. Cada uno de estas asociaciones no surgieron al azar, sino que son parte del relato que la marca intencionalmente quiso transmitirnos. Para ello, desarrolló un concepto, que se vertió en todos los aspectos del plan de negocios para concluir en la comunicación de marca, donde el monograma se convirtió en uno de los elementos de esa identidad. Si no existiera ese proceso, el monograma sería literalmente letras enlazadas, que abrevian un nombre. Nada más.
El cambio del monograma puede afectar para bien o para mal a una marca ¿cuánto afectará a la otrora Yves Saint Laurent? |
Si no se tiene clara la "personalidad de la marca", sus valores y cómo desea ser vista o reconocida, los esfuerzo por posicionar un monograma (o cualquier variedad de isótopos) serán en vano. Hagamos un ejercicio simple. ¿Cuántos monogramas recuerdas de la moda de autor latina? ¿tienen algún valor simbólico para ti? ¿crees que alguno de ellos logre generar los mismos sentimientos que provoca el LV?...
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