Hace tiempo que tenía ganas de asistir al Taller Me Visto, Me Maquillo Me Desvisto. ¿Por qué? Quería sumergirme en el universo de las mujeres que van a este tipo de iniciativas, entender sus motivaciones, observar sus reacciones y escuchar sus historias de vida. El sábado 20 de octubre 2012, lo logré. Acá les cuento mi experiencia.
Una premisa me quedó marcada a fuego luego de ir al Taller Me Visto, Me Maquillo Me Desvisto, que se realizó en Viña del Mar: las mujeres nos autosabotiamos. No importa cómo nos vea el mundo, nuestro reflejo en el espejo siempre es más gordo, más feo, más deforme, que el que observa el resto. Esa realidad puede convertirse en dramática cuando la distorsión está acompañada de adjetivos, apodos o autobullying. Me da la impresión que tememos vernos como realmente somos, por miedo a darnos cuenta que tantos reparos hacia nosotras mismas fueron gratuitos.
¿Cómo llegué a esa conclusión? Al escuchar las preguntas y comentarios de las asistentes al Taller, quienes no dudaban en confesar tener "espalda ancha", "cara de cumpleañero sin torta", "color de piel de Gasparín", "grandes caderas", etc... pero "sentirse asumidas" con esa "condición". Lo curioso es que cuando las miraba pensaba: ok, no son modelos de Victoria Secret, pero si siguieran unos pocos tips se verían súper guapas y seguro su percepción cambiaría. Lo bueno es que el Taller es el espacio ideal para aprender esos tips y ellas estaban dispuestas a bajar la guardia y sacarse partido (resaltando la virtud, no el defecto). Si bien el espacio no opera como una asesoría individualizada, entrega herramientas y consejos, que nos ayudarán no sólo a vernos mejor, sino también a querernos más.
Porque aunque suene grandilocuente, un Taller como Me Visto, Me Maquillo Me Desvisto no apunta a regalar la "píldorita", ni menos a marear con "no lo hagas", sino intenta que cada una de las participantes entienda que "para ser bellas no hay que ver tantas estrellas", sino hay que darse cuenta que la estrella es uno misma y que el brillo depende de "dejarse piropear", "resaltar nuestro rostro", "no tenerle miedo a las fantasías".
Sentí, que a cada una de las mujeres (había desde chicas de 15 hasta sub 60) que asistió al Taller, se les abrió un mundo, donde ellas son las dueñas de su reflejo. Entendieron que de ellas depende vestirse más acorde a sus cuerpos, convertir al maquillaje en un aliado y al sexo en placer, entretención y descanso.
Hoy, esas mujeres, caminan más derechas y sonríen, sin miedo, cuando se levantan. Los aplausos y sonrisas finales me convencieron de ello.
Una premisa me quedó marcada a fuego luego de ir al Taller Me Visto, Me Maquillo Me Desvisto, que se realizó en Viña del Mar: las mujeres nos autosabotiamos. No importa cómo nos vea el mundo, nuestro reflejo en el espejo siempre es más gordo, más feo, más deforme, que el que observa el resto. Esa realidad puede convertirse en dramática cuando la distorsión está acompañada de adjetivos, apodos o autobullying. Me da la impresión que tememos vernos como realmente somos, por miedo a darnos cuenta que tantos reparos hacia nosotras mismas fueron gratuitos.
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Arriba: las participantes del taller. Abajo: en plena prueba de Me Maquillo |
¿Cómo llegué a esa conclusión? Al escuchar las preguntas y comentarios de las asistentes al Taller, quienes no dudaban en confesar tener "espalda ancha", "cara de cumpleañero sin torta", "color de piel de Gasparín", "grandes caderas", etc... pero "sentirse asumidas" con esa "condición". Lo curioso es que cuando las miraba pensaba: ok, no son modelos de Victoria Secret, pero si siguieran unos pocos tips se verían súper guapas y seguro su percepción cambiaría. Lo bueno es que el Taller es el espacio ideal para aprender esos tips y ellas estaban dispuestas a bajar la guardia y sacarse partido (resaltando la virtud, no el defecto). Si bien el espacio no opera como una asesoría individualizada, entrega herramientas y consejos, que nos ayudarán no sólo a vernos mejor, sino también a querernos más.
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Una participante del taller, luego de una prueba de maquillaje. Full cambio en pocos pasos |
Porque aunque suene grandilocuente, un Taller como Me Visto, Me Maquillo Me Desvisto no apunta a regalar la "píldorita", ni menos a marear con "no lo hagas", sino intenta que cada una de las participantes entienda que "para ser bellas no hay que ver tantas estrellas", sino hay que darse cuenta que la estrella es uno misma y que el brillo depende de "dejarse piropear", "resaltar nuestro rostro", "no tenerle miedo a las fantasías".
Sentí, que a cada una de las mujeres (había desde chicas de 15 hasta sub 60) que asistió al Taller, se les abrió un mundo, donde ellas son las dueñas de su reflejo. Entendieron que de ellas depende vestirse más acorde a sus cuerpos, convertir al maquillaje en un aliado y al sexo en placer, entretención y descanso.
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Las expositoras y la organizadora del taller de Viña. De izquierda a derecha: Paloma Suzarte (Me Maquillo), Andrea Donoso (organizadora), Jane Morgan (Me Desvisto) y Fran Torres (Me Visto) |
Hoy, esas mujeres, caminan más derechas y sonríen, sin miedo, cuando se levantan. Los aplausos y sonrisas finales me convencieron de ello.
(Fotos gentileza del Taller Me Visto, Me Maquillo Me Desvisto)
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