El jueves 6/12 partí mi día llena de ilusiones. Me habían invitado a participar al Pre Mica Patagonia en Bariloche, lo que me permitiría conocer in situ la escena de la moda de autor del sur de Argentina. Además de exponer sobre marketing digital en una mesa redonda sobre diseño y e-commerce. Hasta ahí todo bien... pero el clima y Aerolíneas Argentina convirtió mi alegría en una "pesadilla". Acá les cuento mi accidentado viaje (que todavía no termina)...
Cuando ingresé a la zona de embarco tuve que esperar mucho, no sólo para conocer la puerta, sino también para que confirmaran el vuelo, que venía atrasado. Pasadas las 12 pm salí de Santiago rumbo a Aeroparque. Más allá de las turbulencias clásicas del cruce de los Andes, Buenos Aires nos recibió con "el diluvio universal" y un patinazo en la pista de aterrizaje (les aseguro que el piloto apretó el freno de mano, jo!). De hecho, las auxiliares de vuelo dijeron por altoparlantes: "si tiene una chaqueta o paraguas vaya sacándolos, porque tendrán que subir al bus (sí, no había manga) y llueve muy fuerte"... chan! era cosa de ver por la ventana para darse cuenta que había que salir con quitasol para el agua...
Obvio me mojé un poco, pero llegué sana y salvo al bus. No obstante, en mi mente quedó dando vueltas la imagen de las maletas mojándose sin piedad y de mi ropa para el Pre Mica -saben que me produzco y preocupo en este tipo de eventos- convertidas en agua...
Pasé todos los controles, saqué mi maleta mojada, pero "no tanto" (en mi clásico optimismo) y fui a registrarme otra vez. Mi destino final era Bariloche y todavía me faltaba un buen trecho y varias horas de espera. El problema fue que la "tormenta" no paró y so pretexto de eso, Aerolíneas Argentinas con su partner Austral comenzaron a cancelar todos los vuelos. Lo curioso es que cuando se detuvo un poco la lluvia, salieron algunos aviones, pero esa luz de esperanza se apagó cuando siguieron suspendiendo los vuelos. La excusa: no se podía cargar combustible por el clima. Lo raro es que igual salían vuelos y la gente seguía haciendo check in afuera...
Cuando me tocó mi turno. Resignada comencé a hacer fila para cambiar mi pasaje (y al mismo tiempo corría a rescatar mi maleta, esta vez mojada!). En ese lugar conocí a Kata, una chica croata - estadounidense de 18 años, amante de la moda (y con pinta de modelo, de hecho, yo parecía llavero a su lado), que estuvo haciendo una pasantía -solo por aventura- en un diario de La Paz, Bolivia y ahora se dirigía a visitar a familiares en Santa Fe. Lo divertido es que ella pensó que tenía 24 (ven que sirven las cremas y mis Yo lo probé!) y se mató de la risa, cuando le dije que era una treintañera con marido e hija + accesorios. Ella se convirtió en mi compañera de travesía y lamentos.
Al principio el "clima" del aeropuerto era regular, pero con el paso de las horas, la gente comenzó a impacientarse y a volver loca, casi literalmente. Observamos escenas dignas de comercial de "Armonil", llantos, gritos, garabatos por montones, aplausos, etc. En resumen "unas escenas dantescas" parafraseando a mi colegas.
Mientras todo ello sucedía, yo usaba el 3g, sin haber contratado roaming (rezando para que la cuenta del celu no se me fuera a las nubes), para avisarle a los organizadores del Pre Mica todo lo que me pasaba y también a Ale, para que no creyera que me había tragado la cordillera.
Cuento corto. Me cambiaron el vuelo a la misma hora que la de hoy, por lo que estaré en Buenos Aires dando vueltas un rato (con la incertidumbre encima y con ganas solo de irme al sur) Por lo tanto, no podré hacer casi ninguna de las actividades a las que fui invitada (tenía tantas ganas de exponer, snif!). Sólo lograré hacer unas ruedas de negocio el sábado y ver el desfile de la noche. El domingo, regreso a casa, si el clima y Aerolíneas Argentinas lo permiten... empiecen a prender velas...
Mi Pre - Pre Mica Patagonia
Nunca pensé que llegar a Bariloche me iba a costar tanto. Partí mi día a las 6.00 am cuando me desperté en mi depto en Viña del Mar. A las 7 tomaba el bus a Santiago y pasadas las 9 hacía fila para dejar mi maleta... Alto! Primera señal de alerta: en el counter del lado, les avisaban que el vuelo de las 10 a Buenos Aires iba atrasado, ergo el mío también.Cuando ingresé a la zona de embarco tuve que esperar mucho, no sólo para conocer la puerta, sino también para que confirmaran el vuelo, que venía atrasado. Pasadas las 12 pm salí de Santiago rumbo a Aeroparque. Más allá de las turbulencias clásicas del cruce de los Andes, Buenos Aires nos recibió con "el diluvio universal" y un patinazo en la pista de aterrizaje (les aseguro que el piloto apretó el freno de mano, jo!). De hecho, las auxiliares de vuelo dijeron por altoparlantes: "si tiene una chaqueta o paraguas vaya sacándolos, porque tendrán que subir al bus (sí, no había manga) y llueve muy fuerte"... chan! era cosa de ver por la ventana para darse cuenta que había que salir con quitasol para el agua...
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El fin de la lluvia, no significó el re inicio de los vuelos |
Obvio me mojé un poco, pero llegué sana y salvo al bus. No obstante, en mi mente quedó dando vueltas la imagen de las maletas mojándose sin piedad y de mi ropa para el Pre Mica -saben que me produzco y preocupo en este tipo de eventos- convertidas en agua...
Pasé todos los controles, saqué mi maleta mojada, pero "no tanto" (en mi clásico optimismo) y fui a registrarme otra vez. Mi destino final era Bariloche y todavía me faltaba un buen trecho y varias horas de espera. El problema fue que la "tormenta" no paró y so pretexto de eso, Aerolíneas Argentinas con su partner Austral comenzaron a cancelar todos los vuelos. Lo curioso es que cuando se detuvo un poco la lluvia, salieron algunos aviones, pero esa luz de esperanza se apagó cuando siguieron suspendiendo los vuelos. La excusa: no se podía cargar combustible por el clima. Lo raro es que igual salían vuelos y la gente seguía haciendo check in afuera...
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La fila para re programar los vuelos suspendidos media "cuadras" |
Cuando me tocó mi turno. Resignada comencé a hacer fila para cambiar mi pasaje (y al mismo tiempo corría a rescatar mi maleta, esta vez mojada!). En ese lugar conocí a Kata, una chica croata - estadounidense de 18 años, amante de la moda (y con pinta de modelo, de hecho, yo parecía llavero a su lado), que estuvo haciendo una pasantía -solo por aventura- en un diario de La Paz, Bolivia y ahora se dirigía a visitar a familiares en Santa Fe. Lo divertido es que ella pensó que tenía 24 (ven que sirven las cremas y mis Yo lo probé!) y se mató de la risa, cuando le dije que era una treintañera con marido e hija + accesorios. Ella se convirtió en mi compañera de travesía y lamentos.
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Kata, mi compañera de lamentos |
Al principio el "clima" del aeropuerto era regular, pero con el paso de las horas, la gente comenzó a impacientarse y a volver loca, casi literalmente. Observamos escenas dignas de comercial de "Armonil", llantos, gritos, garabatos por montones, aplausos, etc. En resumen "unas escenas dantescas" parafraseando a mi colegas.
Mientras todo ello sucedía, yo usaba el 3g, sin haber contratado roaming (rezando para que la cuenta del celu no se me fuera a las nubes), para avisarle a los organizadores del Pre Mica todo lo que me pasaba y también a Ale, para que no creyera que me había tragado la cordillera.
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La "temperatura espiritual" de la gente fue subiendo con la espera |
Cuento corto. Me cambiaron el vuelo a la misma hora que la de hoy, por lo que estaré en Buenos Aires dando vueltas un rato (con la incertidumbre encima y con ganas solo de irme al sur) Por lo tanto, no podré hacer casi ninguna de las actividades a las que fui invitada (tenía tantas ganas de exponer, snif!). Sólo lograré hacer unas ruedas de negocio el sábado y ver el desfile de la noche. El domingo, regreso a casa, si el clima y Aerolíneas Argentinas lo permiten... empiecen a prender velas...
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