(Por Antonio Lazcano) En estos tiempos que proliferan ejercicios editoriales, en donde surgen y mueren con la misma rapidez diversas propuestas, se agradece tener contacto con un buen producto. Eso me pasó con la nueva revista, Ander Magazine, en su edición de lanzamiento Big Bang...
... Con su título se sale de los clichés y nos da lecciones de griego, al elegir un nombre que deriva del término Andros -Hombre-, a lo que le sumaría que le da contexto porque suena mucho a “Andes” la zona territorial desde donde se imprime.
La editorial nos da la bienvenida a la “primera revista chilena de estilo de vida masculino”, y dentro de sus páginas confluyen gastronomía, estilo, moda, arquitectura, entrevistas, Xy que reúne lo que revoluciona las hormonas masculinas como la muestra de autos (imperdible los modelos clásicos sobre todo el Triumph verde del ‘60), sexo y porque no una palestra para la literatura.
La disposición gráfica de Ander merece un capítulo aparte. Al repasar sus distintos artículos uno tiene la idea de haber impreso un pantallazo de algún sitio web, y eso se agradece sobre todo en la construcción de las infografías, como es el caso del “Champion de Rancagua” y las disposiciones en el rodeo con su “paso a paso”, o en la forma de exponer las imágenes / fotografías. Claro que acá debo ser honesto, porque sólo hubo una arista que no me parece cumplir con la línea de la revista, y son las imágenes de la “lista gourment”. Creo que las fotografías de los platos de comida son demasiado pequeñas y no dan crédito de lo redactado. Sin duda para mejorar.
Por otra parte, el tenor de las entrevistas y los artículos en profundidad me parecieron muy acertados. Se nota un desmarque de las clásicas entrevistas a exitosos empresarios o personalidades y se abre a la puesta en escena de personas que cumplen roles más allá de los paradigmas de las revistas de papel couché. En esa línea, me parece muy interesante el texto de Valentina Rodríguez sobre su quehacer en el mundo de la astronomía, y la observación desde tierras chilenas al espacio (Acá obviamente no olvido que la primera edición la tildaron de Big Bang y este texto le hace sentido).
Pero ¿qué me dejó esta revista al leerla? la pasión con que sus creadores buscan mostrar, desde una perspectiva sobria y directa, diversos escenarios en donde nos movemos como género masculino, con una paleta de secciones que nos deja abordarlas según el ímpetu del día a día. Por ello rescato “Escape” con una serie de impresiones del Sudeste Asiático o el “Coleccionista” que revela el ADN de un personaje como cualquiera de nosotros. O el ejercicio de moda con “Lección Nº 1”, que nos pone como maniquís a un par de menores, lo que hace que el vestuario sea una desfiguración de ellos como adultos.
Sin duda, me anoto para el próximo número, pues estoy seguro que este mook (híbrido entre revista y libro, como ellos lo denominan) cumplirá con su propia premisa: “menos es más”.
*Antonio Lazcano, amante de las letras, el fútbol y la moda. En sus tiempos libres se dedica a descifrar el mundo desde la frecuencia del cable light.
... Con su título se sale de los clichés y nos da lecciones de griego, al elegir un nombre que deriva del término Andros -Hombre-, a lo que le sumaría que le da contexto porque suena mucho a “Andes” la zona territorial desde donde se imprime.
La editorial nos da la bienvenida a la “primera revista chilena de estilo de vida masculino”, y dentro de sus páginas confluyen gastronomía, estilo, moda, arquitectura, entrevistas, Xy que reúne lo que revoluciona las hormonas masculinas como la muestra de autos (imperdible los modelos clásicos sobre todo el Triumph verde del ‘60), sexo y porque no una palestra para la literatura.
La disposición gráfica de Ander merece un capítulo aparte. Al repasar sus distintos artículos uno tiene la idea de haber impreso un pantallazo de algún sitio web, y eso se agradece sobre todo en la construcción de las infografías, como es el caso del “Champion de Rancagua” y las disposiciones en el rodeo con su “paso a paso”, o en la forma de exponer las imágenes / fotografías. Claro que acá debo ser honesto, porque sólo hubo una arista que no me parece cumplir con la línea de la revista, y son las imágenes de la “lista gourment”. Creo que las fotografías de los platos de comida son demasiado pequeñas y no dan crédito de lo redactado. Sin duda para mejorar.
Por otra parte, el tenor de las entrevistas y los artículos en profundidad me parecieron muy acertados. Se nota un desmarque de las clásicas entrevistas a exitosos empresarios o personalidades y se abre a la puesta en escena de personas que cumplen roles más allá de los paradigmas de las revistas de papel couché. En esa línea, me parece muy interesante el texto de Valentina Rodríguez sobre su quehacer en el mundo de la astronomía, y la observación desde tierras chilenas al espacio (Acá obviamente no olvido que la primera edición la tildaron de Big Bang y este texto le hace sentido).
Pero ¿qué me dejó esta revista al leerla? la pasión con que sus creadores buscan mostrar, desde una perspectiva sobria y directa, diversos escenarios en donde nos movemos como género masculino, con una paleta de secciones que nos deja abordarlas según el ímpetu del día a día. Por ello rescato “Escape” con una serie de impresiones del Sudeste Asiático o el “Coleccionista” que revela el ADN de un personaje como cualquiera de nosotros. O el ejercicio de moda con “Lección Nº 1”, que nos pone como maniquís a un par de menores, lo que hace que el vestuario sea una desfiguración de ellos como adultos.
Sin duda, me anoto para el próximo número, pues estoy seguro que este mook (híbrido entre revista y libro, como ellos lo denominan) cumplirá con su propia premisa: “menos es más”.
*Antonio Lazcano, amante de las letras, el fútbol y la moda. En sus tiempos libres se dedica a descifrar el mundo desde la frecuencia del cable light.
COMMENTS