Tener un punto de vista creativo paga. Al menos eso me queda claro al revisar la permanente disputa y “grúa” de diseñadores destacados, que cuan jugador de fútbol, salen y entran de Casas de moda y marcas Premium con el fin de reactivarlas con su particular manera de crear. Hoy el que no tiene “una voz fuerte y clara”, pasa desapercibido. Ergo, no vende. Analicemos este fenómeno.
El claro ejemplo de ello –ejemplificaba BOF- es la nueva posición de Jason Wu en Hugo Boss, quien tiene como misión reactivar la línea de vestuario femenino, que hoy pareciera susurrar debajo de los trajes que han hecho famosa a la marca.
Esta movida maestra, se suma a la oleada de especulaciones sobre el presente y futuro de varios directores creativos, que al parecer estarían terminando un ciclo asociado a una forma de desarrollar las colecciones o a un cambio estratégico del negocio. ¿Qué pasará con ellos? Aunque las apuestas todavía no se cierran, lo que queda claro es que hoy tener una mirada, una voz o un relato que conecte con el consumidor de moda vale oro.
Por lo mismo es fundamental construir marcas sobre cimientos conceptuales que permitan hilar historias que puedan ser interpretadas y escuchadas con el paso del tiempo, sin importar quién esté al mando. Ello, porque las marcas que sólo responden a la tendencia o que no logran concebir un discurso o mirada propia de la moda, se transforman en seres invisibles que deambulan esperando que alguien se fije en ellos.
La moda de autor debería correr con ventaja en este escenario, ya que nace desde una reflexión y proceso creativo, donde la creación de identidad no es una alternativa, sino parte constitutiva de la propuesta. Sin ese relato, que mezcla resignificaciones de materiales y siluetas, un punto de vista y una visión de mundo, que se conecta con el consumidor, no se puede llevar el título "de autor".
Por lo mismo, la moda de autor latina puede transformarse en un oasis para aquellos -léase grandes firmas, casas de moda y marcas masivas que buscan entregar algo más que precios bajos-, que busca con desesperación a los iluminados de la creación. Dado la anterior, es fundamental levantar puentes que permitan la colaboración y sinergia creativa. El retail latino lo ha ido entendiendo con el paso de los años.
Ahora es el turno que los diseñadores se empoderen en su rol de directores creativos, y entiendan que tener una voz que le hable a un "otro", no sólo permite dar vida a una colección, sino también que una marca sea un negocio que perdure en el tiempo.
Sin voz nadie escucha, ni compra
Aunque suene radical, esta reflexión comienza a hacer eco en el mundo de la moda. Leía en BOF sobre este tema y lo imperativo que resulta para el negocio de la moda tener un punto de vista creativo, ya que sin él, se está condenado al fracaso.El claro ejemplo de ello –ejemplificaba BOF- es la nueva posición de Jason Wu en Hugo Boss, quien tiene como misión reactivar la línea de vestuario femenino, que hoy pareciera susurrar debajo de los trajes que han hecho famosa a la marca.
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Jason Wu, el nuevo director creativo del que todos hablan. Foto: Associated Press |
Esta movida maestra, se suma a la oleada de especulaciones sobre el presente y futuro de varios directores creativos, que al parecer estarían terminando un ciclo asociado a una forma de desarrollar las colecciones o a un cambio estratégico del negocio. ¿Qué pasará con ellos? Aunque las apuestas todavía no se cierran, lo que queda claro es que hoy tener una mirada, una voz o un relato que conecte con el consumidor de moda vale oro.
Por lo mismo es fundamental construir marcas sobre cimientos conceptuales que permitan hilar historias que puedan ser interpretadas y escuchadas con el paso del tiempo, sin importar quién esté al mando. Ello, porque las marcas que sólo responden a la tendencia o que no logran concebir un discurso o mirada propia de la moda, se transforman en seres invisibles que deambulan esperando que alguien se fije en ellos.
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Marc Jacobs, el "niño símbolo" de los directores creativos exitosos. Foto: MiuKoridi |
La moda de autor debería correr con ventaja en este escenario, ya que nace desde una reflexión y proceso creativo, donde la creación de identidad no es una alternativa, sino parte constitutiva de la propuesta. Sin ese relato, que mezcla resignificaciones de materiales y siluetas, un punto de vista y una visión de mundo, que se conecta con el consumidor, no se puede llevar el título "de autor".
Por lo mismo, la moda de autor latina puede transformarse en un oasis para aquellos -léase grandes firmas, casas de moda y marcas masivas que buscan entregar algo más que precios bajos-, que busca con desesperación a los iluminados de la creación. Dado la anterior, es fundamental levantar puentes que permitan la colaboración y sinergia creativa. El retail latino lo ha ido entendiendo con el paso de los años.
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Hoy es el momento preciso para que la moda de autor latina demuestre que tiene voz. ¿Tenemos directores creativos "exportables"?. Foto: Raíz Diseño para sus travesías de diseño |
Ahora es el turno que los diseñadores se empoderen en su rol de directores creativos, y entiendan que tener una voz que le hable a un "otro", no sólo permite dar vida a una colección, sino también que una marca sea un negocio que perdure en el tiempo.
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