Budaspest, Hungría, es una ciudad a lo que uno desearía haber ido a los 20, por su atmósfera bohemia, interesante vida cultural y agraciados habitantes. No obstante, yo fui por primera vez a los 33, casada y con hija, lo que no me impidió disfrutarla de otra manera, encantarme con sus hermosos jardines, gozar de sus restorantes y conocer un poco de su escena de #moda de autor. Hoy les contaré sobre ello y les daré algunos tips, que les permitirán recorrerla bajo la guía del amor, la comida y la música.
Dos puntos de moda de autor en Budapest
La capital de Hungría tiene una particularidad, está compuesta por dos ciudades: Buda, la ciudad alta situada la izquierda del río Danubio y antiguo hogar de la población más rica (hoy en pleno proceso de restauración); y Pest, ciudad baja a la derecha del río, de carácter comercial. En 1873 se unieron dando vida a Budapest.
Los jardines de Budapest son hermosos |
Yo llegué a Budapest en medio de un caluroso verano, matizado por la lluvia. Si bien solo estuve cuatro días, pude conocer gran parte de sus atractivos, entre ellos su incipiente escena de la moda de autor, que al igual que la latina, está buscando un espacio en el armario de los húngaros a través de propuestas que apuestan por la experimentación de siluetas y materiales.
En el lado de Buda conocí a FIAN Koncept (1014 Budapest, budai vár, Úri utca 26-28. és Fortuna utca 18.), una tienda en la que se puede encontrar ropa, accesorios, objetos, arte e ilustraciones de artistas locales. Allí compré unos aros firmados por Tatai Tibor, diseñador gráfico y artista húngaro, cuyo objetivo de su propuesta es "preservar las raíces de la cultura visual para crear una nueva".
Un ejemplo del estilo de ilustraciones de Tatai, que plasma en diversos productos |
Además me llevé una postal de la ilustradora Feyér Zsuzsa, que resignificaba un personaje clásico del folclore húngaro a través de la intervención de su vestuario y la creación de un nuevo mundo.
La ilustración que compré |
Sin duda para mí, el punto fuerte de este local era su selección de artistas gráficos que, en diversos formatos, entregaban su versión de la identidad húngara.
Por otra parte, en el lado de Pest, visité wonderLAB (Veres Pálné utca 3.Budapest 1053), una tienda - comunidad que recomienda la guía de la ciudad (disponible gratis en el aeropuerto en varios idiomas), ya que reúne a más de 30 diseñadores jóvenes de vestuario, accesorios, joyería, zapatos y grabados, autodenominándose una "incubadora para diseñadores", bajo la idea de que "juntos es más fácil".
Para mí las marcas que más me gustaron fueron las de accesorios y joyas. Entre ellas destaco el trabajo de Zwana Modular jewelry de la que me llevé dos collares. Uno regalo por Ale y otro comprado por mí. Este último tenía la particularidad de ser una especie de "caja de secretos" que uno puede personalizar con tesoros de la vida cotidiana o con recuerdos de la historia personal. Me encantó la posibilidad de crear un relato individual a través de la interacción con el objeto. Mientras que el collar que de Ale, me encantó por el juego de las formas y la materialidad (cuero).
Los collares de "cajas de secretos". El mío es verde limón |
Mi collar es como el azul de la foto, pero en tonos café como el que está en primer plano |
Uno de los aspectos que me llamó la atención de esta tienda es que sus dueñas entienden que para vender estas marcas es importante dedicarle tiempo a explicar el concepto detrás de cada etiqueta, de tal manera que el cliente pueda entender y valorar el trabajo manual. De hecho, por las tardes, muchos diseñadores van a la tienda para recibir ellos mismos a sus futuros clientes y hacer este trabajo de educación o comunicación de marca.
Aunque no me la llevé ningún producto, también me gustaron las carteras y zapatos de EOSinE, las joyas de Delacier y Soie Essentielle; los bolsos y complementos de juhaszdora, por nombrar algunas.
Un vistazo de la bohemia húngara y algunos tips viajeros
Para aprovechar al máximo los días decidimos alojarnos en el centro en el sector de Pest, específicamente en Kazinczy utca, que es una pequeña calle, perpendicular a un sector de bares y restorantes (Dob utca).
Como andábamos con Leti no hicimos vida nocturna, pero si disfrutamos del grato ambiente del bistro Kazimir, que estaba casi al lado de donde nos quedamos, y que tenía un patio interior ideal para comer o beber con agradable música en vivo.
Foto tomada por Leti después de una larga jornada de paseo, mientras comíamos en Kazimir |
Ah! hay muchas preparaciones de la comida tradicional húngara que no son aptas para vegetarianos porque hay predominancia de embutidos y carnes. Sin embargo, en su Mercado Central se puede conocer también sus quesos, chocolates con mazapán, rica panadería, entre otros.
En el primer piso del Mercado Central se puede encontrar puestos de comida y en el segundo tiendas de souvenirs y restorantes |
Algunos ejemplos de la oferta del Mercado Central |
Otro de los atractivos de la ciudad es su vida musical. Si bien nosotros no estuvimos en periodo de festivales, si fuimos a un concierto de música clásica en la Basílica de San Esteban, que me sobrecogió el corazón y visitamos el Museo Memorial del pianista Franz Liszt, que me conmovió por su humildad y generosidad.
Ahora para l@s amantes de la belleza y wellness, Budapest se caracteriza por sus baños históricos, muchos de ellos medicinales. Si bien nosotros no fuimos a ninguno, no me podía ir sin, al menos, visitar uno desde afuera. Eso me motivó a ir a los Baños Széchenyi para conocer su oferta de servicios y ver su emblemática piscina. Según leí, son uno de los mayores complejos balnearios de Europa.
Para llegar a los Baños tomamos el metro, que me impactó por tener unas estaciones, tan profundas, que parecía que estuviéramos viajando al centro de la tierra en escaleras eléctricas de madera (como las del Barneys NY). Nosotros compramos un boleto indivual que se valida en unas pequeñas máquinas que le hacen un orificio. Pero hay que tener ojo, porque no hay boleterías en todas las estaciones lo que puede ser un problema, si no se comprar una tarjeta de más de un viaje.
Sin duda, me quedaron muchas cosas por hacer y visitar, porque Budapest es una ciudad que encanta a escala humana.
Y ustedes ¿la sumarían a su ruta?
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