El camino para alcanzar la vocación que apasiona y enamora puede estar lleno de baches, penas e incomprensiones. Pero quienes son capaces de sobrellevar la adversidad y seguir adelante, a pesar de los "demonios" que les exigen parar, son los que logran rozar el triunfo. El estudiante de arquitectura, Juan Pablo Espínola tiene clara esta afirmación. Su historia para crear Espínola ha sido una montaña rusa, que lo ha hecho pasearse por todas las emociones y sensaciones. Sin embargo, hoy puede contar con orgullo que ha logrado su primera meta: una colección de vestuario femenino, que habla de su vida y ciudad, Santiago. Te invito a conocerla.
"Fue una combinación de muchos factores. A pesar de mi edad, ha sido un sueño que me ha acompañado durante muchos años, y llegó el minuto donde simplemente había que dejar el dibujo y pasar a la tela. Me gusta pensar que el crear la marca es algo familiar y que el universo se encargó de continuar esto. Mi abuelo trabajaba arreglando las máquinas de las factorías textiles como Puki y Yarur, y recuerdo como trabajaba en casa haciendo individuales y manteles de lana en su telar. Al mismo tiempo, soy el último y único hijo varón de mi familia, entre dos hermanas mayores, por lo que ahora entiendo toda la influencia que se puede tener al crecer con dos referentes femeninos.
Actualmente estudio arquitectura, ya voy en tercer año. En un comienzo fue raro decidir no estudiar diseño de vestuario, pero me he dado cuenta que en ese momento no tenía la seguridad económica como para embarcarme en tal proyecto de vida. Así fue como me metí a una carrera universitaria que ha sido increíblemente complementaria y para nada excluyente a todo el trabajo de un diseñador. Creo que dentro de la cosmovisión de un arquitecto, si logra hacer el enlace entre arquitectura y vestuario, el plano se transforma en tu molde, el cuerpo en tu estructura, y el vestuario en tu revestimiento. No es tan distinto después de todo.
Pero ha sido un camino de años y de golpear bastantes puertas, pasé de pedir casi de rodillas a curtidurías en Santiago si me podían regalar cueros, porque no tenía dinero, hasta que después me volví experto en quemar las telas para saber el origen sintético o natural de ellas. Todo eso resultó en que después de ocho meses de intenso trabajo, había una colección consistente y de la que estoy orgulloso".
"Espínola es mi apellido, por lo que arrastra mucho de lo que soy como persona. Por ejemplo, estudié en un colegio público emblemático de Santiago precisamente en el período del movimiento estudiantil. Si bien no estuve embarcado tan intensamente en el tema, sí había un factor de ser consciente de tus decisiones, de tener una postura y de mostrarla, es decir, se hablaba de política y de votaciones al mismo tiempo que se enseñaba matemáticas. Por lo que hay una carga política en todo lo que hago, incluso en lo que es diseñar arquitectura o vestuario, y de este modo intento descubrir lo que considero que son problemas de nuestra sociedad, a baja o gran escala y les intento otorgar una respuesta mediante el diseño. En este sentido, siempre poder empoderar, en el caso de la mujer, pero conservando aspectos inherentes de lo femenino como lo es la delicadeza, lo sutil, el sentimiento, y hacer más comprensivo y sensible al hombre.
Esa forma de inspirarme en las cosas que no me gustan, en cosas que pasan en este país de las que considero que estamos equivocados, y el desarrollo estético y conceptual que he tenido gracias a mi formación en arquitectura, me ha servido para poder lograr que Espínola logre ser en el futuro, una marca que esté acorde con los tiempos".
"Nada más local que la propia ciudad donde vivo: Santiago. Hay días en que odio esta ciudad, y a veces en que me encanta. Es increíble la desigualdad que existe, pero disfruto mucho andar en bicicleta y perderme por ciertos lugares preferidos que tengo. Es en la ciudad misma donde encontramos y reconocemos nuestra identidad, ya que el vestuario es nuestra primera piel que nos permite identificarnos en sociedad. Pero mi inspiración se mueve con la dinámica de la ciudad, es decir, cuando se transforma en algo portable.
En mi mente, como es mi primera colección totalmente femenina, cada mujer se transformó en la ciudad, reconoce una arquitectura de su cuerpo, los diversos ritmos, flujos y formas que articulan su anatomía, y tal vez su interior. A través del vestuario se logra clasificar las distintas formas del movimiento femenino al caminar: desde faldas con tablas que llegan a las caderas, provocando un movimiento ondulatorio –que acentuado con cristales que se mueven al caminar en el fondo de las faldas, permite que hasta se sienta el caminar de la mujer a través del oído antes de que se pueda siquiera mirarla-, hasta faldas que caen completamente rectas, reconociendo a la mujer como una estructura firme.
En términos netamente de diseño, el concepto se materializa gracias a la colaboración creativa en ciertos looks de la colección con el fotógrafo chileno Juan Urzúa, en el desarrollo de fotografías de la ciudad que se llevan al estampado por medio del proceso de sublimación, y la intervención a través de tensión de hilos dentro de los estampados de la artista y arquitecta chilena María Aparicio Puentes.
El amor por la cultura, por lo no-obvio, la ciudad, la política y por contar una historia reflejan el carácter de la mujer que usa estas prendas. En un momento del día en el centro de la ciudad se mezcla todo: orden y caos, ricos y pobres, lo conocido con lo desconocido, el reconocimiento de las obsesiones y el admitir de las frustraciones sociales; y esta mujer lleva esos sentimientos por dentro, y logra ocupar su vestuario como armadura para enfrentar el día a día".
"Para mí, la identidad local tiene mucho que ver lo que es diseñar conceptualmente siendo chileno, de hecho es el proceso de diseño que yo utilizo: ocupar, dentro de lo posible, materias primas autóctonas (o telas propias de esta parte del continente), y poder reinterpretarlas en propuestas que puedan ser comerciales. Es decir, pasar del homenaje de lo artesanal hacia una búsqueda de proporciones más universales con materias primas propias".
"Me lo imagino como una marca que pueda ser referente de diseño de vestuario chileno para mercados internacionales. Mientras tanto, en el camino vamos trabajando seriamente y haciendo las cosas bien. Estoy formando un equipo de trabajo con un ingeniero comercial especializado en marketing y una diseñadora de vestuario. Ya empezamos a diseñar lo que es crucero y primavera verano, y esperamos a fin de año realizar nuestra primera venta pop-up store que reunirá el trabajo de todo este año, apoyar el diseño chileno es un discurso que debe materializarse en ventas para definir su existencia, y para eso debemos crear productos que sean perfectos en todo sentido. Posteriormente intentaremos buscar un poco de estabilidad como marca para lanzarnos al e-commerce, logrando de esa forma alcanzar nuevos mercados".
Los motivos para crear Espínola
"Fue una combinación de muchos factores. A pesar de mi edad, ha sido un sueño que me ha acompañado durante muchos años, y llegó el minuto donde simplemente había que dejar el dibujo y pasar a la tela. Me gusta pensar que el crear la marca es algo familiar y que el universo se encargó de continuar esto. Mi abuelo trabajaba arreglando las máquinas de las factorías textiles como Puki y Yarur, y recuerdo como trabajaba en casa haciendo individuales y manteles de lana en su telar. Al mismo tiempo, soy el último y único hijo varón de mi familia, entre dos hermanas mayores, por lo que ahora entiendo toda la influencia que se puede tener al crecer con dos referentes femeninos.
Actualmente estudio arquitectura, ya voy en tercer año. En un comienzo fue raro decidir no estudiar diseño de vestuario, pero me he dado cuenta que en ese momento no tenía la seguridad económica como para embarcarme en tal proyecto de vida. Así fue como me metí a una carrera universitaria que ha sido increíblemente complementaria y para nada excluyente a todo el trabajo de un diseñador. Creo que dentro de la cosmovisión de un arquitecto, si logra hacer el enlace entre arquitectura y vestuario, el plano se transforma en tu molde, el cuerpo en tu estructura, y el vestuario en tu revestimiento. No es tan distinto después de todo.
Pero ha sido un camino de años y de golpear bastantes puertas, pasé de pedir casi de rodillas a curtidurías en Santiago si me podían regalar cueros, porque no tenía dinero, hasta que después me volví experto en quemar las telas para saber el origen sintético o natural de ellas. Todo eso resultó en que después de ocho meses de intenso trabajo, había una colección consistente y de la que estoy orgulloso".
La propuesta de Espínola
"Espínola es mi apellido, por lo que arrastra mucho de lo que soy como persona. Por ejemplo, estudié en un colegio público emblemático de Santiago precisamente en el período del movimiento estudiantil. Si bien no estuve embarcado tan intensamente en el tema, sí había un factor de ser consciente de tus decisiones, de tener una postura y de mostrarla, es decir, se hablaba de política y de votaciones al mismo tiempo que se enseñaba matemáticas. Por lo que hay una carga política en todo lo que hago, incluso en lo que es diseñar arquitectura o vestuario, y de este modo intento descubrir lo que considero que son problemas de nuestra sociedad, a baja o gran escala y les intento otorgar una respuesta mediante el diseño. En este sentido, siempre poder empoderar, en el caso de la mujer, pero conservando aspectos inherentes de lo femenino como lo es la delicadeza, lo sutil, el sentimiento, y hacer más comprensivo y sensible al hombre.
Esa forma de inspirarme en las cosas que no me gustan, en cosas que pasan en este país de las que considero que estamos equivocados, y el desarrollo estético y conceptual que he tenido gracias a mi formación en arquitectura, me ha servido para poder lograr que Espínola logre ser en el futuro, una marca que esté acorde con los tiempos".
Una mirada a la primera colección de Espínola
"Nada más local que la propia ciudad donde vivo: Santiago. Hay días en que odio esta ciudad, y a veces en que me encanta. Es increíble la desigualdad que existe, pero disfruto mucho andar en bicicleta y perderme por ciertos lugares preferidos que tengo. Es en la ciudad misma donde encontramos y reconocemos nuestra identidad, ya que el vestuario es nuestra primera piel que nos permite identificarnos en sociedad. Pero mi inspiración se mueve con la dinámica de la ciudad, es decir, cuando se transforma en algo portable.
En mi mente, como es mi primera colección totalmente femenina, cada mujer se transformó en la ciudad, reconoce una arquitectura de su cuerpo, los diversos ritmos, flujos y formas que articulan su anatomía, y tal vez su interior. A través del vestuario se logra clasificar las distintas formas del movimiento femenino al caminar: desde faldas con tablas que llegan a las caderas, provocando un movimiento ondulatorio –que acentuado con cristales que se mueven al caminar en el fondo de las faldas, permite que hasta se sienta el caminar de la mujer a través del oído antes de que se pueda siquiera mirarla-, hasta faldas que caen completamente rectas, reconociendo a la mujer como una estructura firme.
En términos netamente de diseño, el concepto se materializa gracias a la colaboración creativa en ciertos looks de la colección con el fotógrafo chileno Juan Urzúa, en el desarrollo de fotografías de la ciudad que se llevan al estampado por medio del proceso de sublimación, y la intervención a través de tensión de hilos dentro de los estampados de la artista y arquitecta chilena María Aparicio Puentes.
El amor por la cultura, por lo no-obvio, la ciudad, la política y por contar una historia reflejan el carácter de la mujer que usa estas prendas. En un momento del día en el centro de la ciudad se mezcla todo: orden y caos, ricos y pobres, lo conocido con lo desconocido, el reconocimiento de las obsesiones y el admitir de las frustraciones sociales; y esta mujer lleva esos sentimientos por dentro, y logra ocupar su vestuario como armadura para enfrentar el día a día".
Crear moda con identidad local para Espínola
"Para mí, la identidad local tiene mucho que ver lo que es diseñar conceptualmente siendo chileno, de hecho es el proceso de diseño que yo utilizo: ocupar, dentro de lo posible, materias primas autóctonas (o telas propias de esta parte del continente), y poder reinterpretarlas en propuestas que puedan ser comerciales. Es decir, pasar del homenaje de lo artesanal hacia una búsqueda de proporciones más universales con materias primas propias".
Imaginando el futuro de Espínola
"Me lo imagino como una marca que pueda ser referente de diseño de vestuario chileno para mercados internacionales. Mientras tanto, en el camino vamos trabajando seriamente y haciendo las cosas bien. Estoy formando un equipo de trabajo con un ingeniero comercial especializado en marketing y una diseñadora de vestuario. Ya empezamos a diseñar lo que es crucero y primavera verano, y esperamos a fin de año realizar nuestra primera venta pop-up store que reunirá el trabajo de todo este año, apoyar el diseño chileno es un discurso que debe materializarse en ventas para definir su existencia, y para eso debemos crear productos que sean perfectos en todo sentido. Posteriormente intentaremos buscar un poco de estabilidad como marca para lanzarnos al e-commerce, logrando de esa forma alcanzar nuevos mercados".
(Fotos gentileza de Espínola)
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