(Por Sr. Gonzalez & Lontano) Cada vez es más usual ver personas que visten fuera de la “norma” o diferentes de la mayoría uniformada por el retail. Ciertamente se debe a que la globalización llegó hace rato y porque Internet y las redes sociales nos han acercado a esas tendencias o estilos que solo veíamos en el cine o en revistas de moda de vanguardia. Sin embargo, en Chile aún no logramos aceptar esa diferencia. Hoy reflexionamos sobre el derecho de vestir como uno quiera.
Desde el punto de vista estético, las tribus urbanas fueron sin duda una de las vías por las cuales diferentes estilos vieron la luz, estilos que alguna vez pudieran haber sido catalogados como estrafalarios, como los punks, góticos, pokemones, emos o visual. Cada una con una más que válida forma de expresarse. Y de alguna manera nuestro país se fue acostumbrando a nuevos colores, nuevos estilos, los que se fueron mezclando inclusive con el devenir de la segunda década del siglo 21. Sin embargo, hay un aspecto que aun no ha cambiado…
No obstante, por alguna razón cultural, propia de nuestra idiosincrasia, aún solemos fijarnos en “el diferente”, y muchas veces nos causa gracia y hasta puede ser objeto de bullying: “mira, que cómico como se viste!”.
Antes de viajar a Nueva York, siempre escuchamos que “al gringo le da lo mismo como sea el otro”. Pero nos dimos cuenta, en nuestra experiencia limitada, que no es que el gringo no le interese el resto, sino que a la persona que se viste diferente, le importa un soberano pepino lo que piense el resto. Nos encontramos con una extrema conciencia del derecho de uno a ser como quiera ser. Y en el amplio rango de aspectos que se nos puedan venir a la mente. La gente en NY, como en todos lados, habla del aspecto de los otros, y se manifiesta en desacuerdo muchas veces, pero lo que se destaca es que el diferente (en el aspecto que sea), siente orgulloso por ser como es. Desde los cuidados looks desordenados de los hipster hasta bigotudos de vestido y taco alto.
Ahora siempre hay un pero. Cuando se dice que uno tiene el derecho a vestir como sea, ¿es realmente “como uno quiera”? ¿Voy a ir con pijama a trabajar? ¿Con alpargatas a un evento de moda? ¿Si estoy pasado de kilos y uso patas dos tallas menos? ¿Usted miraría feo al cajero de banco si anduviera sin corbata o con tatuajes? ¿Desconfiaría de una persona que hace aseo y lleva un mohicano?
A nosotros particularmente nos carga escuchar frases como: “mira que ridícula”, o ¿“acaso no tiene espejo en su casa”? ¡Quién es quien para opinar del resto!
Como amantes de la ropa celebramos cuando alguien se ve diferente al resto, esa seguridad se valora. Nosotros creemos fielmente en el derecho a vestirse como uno quiere, y además, si se fijan en la columna Ciudadanos de la Moda de Quinta Trends, todos los entrevistados recomiendan seguir el estilo propio…
Y tú, ¿qué piensas? ¿te atreves a vestir como quieres?
Razones para ejercer el derecho a vestir diferente
Desde el punto de vista estético, las tribus urbanas fueron sin duda una de las vías por las cuales diferentes estilos vieron la luz, estilos que alguna vez pudieran haber sido catalogados como estrafalarios, como los punks, góticos, pokemones, emos o visual. Cada una con una más que válida forma de expresarse. Y de alguna manera nuestro país se fue acostumbrando a nuevos colores, nuevos estilos, los que se fueron mezclando inclusive con el devenir de la segunda década del siglo 21. Sin embargo, hay un aspecto que aun no ha cambiado…
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Fotos: The Sartorialist |
No obstante, por alguna razón cultural, propia de nuestra idiosincrasia, aún solemos fijarnos en “el diferente”, y muchas veces nos causa gracia y hasta puede ser objeto de bullying: “mira, que cómico como se viste!”.
Antes de viajar a Nueva York, siempre escuchamos que “al gringo le da lo mismo como sea el otro”. Pero nos dimos cuenta, en nuestra experiencia limitada, que no es que el gringo no le interese el resto, sino que a la persona que se viste diferente, le importa un soberano pepino lo que piense el resto. Nos encontramos con una extrema conciencia del derecho de uno a ser como quiera ser. Y en el amplio rango de aspectos que se nos puedan venir a la mente. La gente en NY, como en todos lados, habla del aspecto de los otros, y se manifiesta en desacuerdo muchas veces, pero lo que se destaca es que el diferente (en el aspecto que sea), siente orgulloso por ser como es. Desde los cuidados looks desordenados de los hipster hasta bigotudos de vestido y taco alto.
Ahora siempre hay un pero. Cuando se dice que uno tiene el derecho a vestir como sea, ¿es realmente “como uno quiera”? ¿Voy a ir con pijama a trabajar? ¿Con alpargatas a un evento de moda? ¿Si estoy pasado de kilos y uso patas dos tallas menos? ¿Usted miraría feo al cajero de banco si anduviera sin corbata o con tatuajes? ¿Desconfiaría de una persona que hace aseo y lleva un mohicano?
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Campaña desarrollada por Oscar Quetglas |
A nosotros particularmente nos carga escuchar frases como: “mira que ridícula”, o ¿“acaso no tiene espejo en su casa”? ¡Quién es quien para opinar del resto!
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Foto: Berlin Street Style |
Como amantes de la ropa celebramos cuando alguien se ve diferente al resto, esa seguridad se valora. Nosotros creemos fielmente en el derecho a vestirse como uno quiere, y además, si se fijan en la columna Ciudadanos de la Moda de Quinta Trends, todos los entrevistados recomiendan seguir el estilo propio…
Y tú, ¿qué piensas? ¿te atreves a vestir como quieres?
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