(Por Alicia Díaz*) En los últimos años, importantes firmas de moda a nivel internacional están desembarcando en Chile para establecer sus cánones y posicionar Santiago como una destacada metrópoli mundial, pero ¿en qué afecta esto al crecimiento del diseño de autor chileno? ¿ ¿Existe espacio para el diseño nacional más allá de la exaltación hacia lo externo?
Hace dos años aterricé en Chile con apenas una pequeña maleta con escasa ropa, pero llena de ilusiones. Como asesora de imagen y amante de la moda he desarrollado un gran olfato para saber cuáles son los primeros barrios que debo visitar en una ciudad y mi intención era adquirir algunas prendas made in Chile a mi llegada.
Pocas fueron las horas, que tardaron mis conocidos compatriotas, en explicarme la dificultad del país en lo que al shopping se refería. En aquel momento, yo no estaba preocupada en lo absoluto. Acaba de llegar de mi ciudad adoptiva, Madrid, donde cada esquina pertenece a Zara en lugar de a una farmacia, así que hice caso omiso a las recomendaciones. Tenía demasiadas cosas que descubrir en la capital.
Tras mi primer fin de semana en Santiago, que comenzaba con solitarios paseos por El Golf y terminaba en largas colas en Costanera Center, me di cuenta de la arraigada tradición norteamericana que existía en Chile. Mientras las calles estaban vacías en los días más soleados del año, vitrinas contrapuestas formaban pasillos de recreo para todos aquellos que, lejos de comprar, paseaban entre albergues de ropa masiva (y masificada) donde no quedaba espacio –literalmente- para el diseño de autor. ¿Por qué no hay ninguna marca desconocida para mí?, me pregunté. Estaba rodeada de multinacionales.
Con la reciente celebración en España del último certamen de Who's On Next impulsado por la reconocida Biblia de la moda, la revista Vogue, dedicado al descubrimiento de nuevas promesas del mundo del corte y la confección, no pude evitar pensar ¿quién apoya a los emprendedores del diseño de vestuario en Chile?
En este concurso, jóvenes de ciertos países seleccionados alrededor del globo, compiten cada año por ganar lo que les permitirá crear la colección de sus sueños: sin miedo, sin preocupación, sin límites. Hace 5 años se temía que no fuera más que otra plataforma sin ningún otro ánimo que el lucro que prometía una felicidad con fecha de expiración, pero tras su quinto aniversario esta iniciativa está tan consolidada que verdaderos talentos están saliendo de sus talleres para mostrar al mundo lo que son capaces de hacer.
La colección elegida el 2015, la de la marca ManéMané me hizo interesarme por la historia y trayectoria de Who's On Next y me llevó de inmediato a cuestionar la situación actual en Chile y cómo iniciativas como ésta humanizan ese mundo aparentemente tan frío y lejano del diseñador que, en la mayoría de los casos, lucha por hacerse un lugar y dar a entender su visión del mundo a través del tejido.
Como comenté en mi último post, aquí se respira un pronunciado interés por marcas y diseñadores extranjeros. En el último año, no he visto pies femeninos indiferentes a las famosas plataformas argentinas, tiendas que reciben mercancía de la India a luka, pero sus etiquetas no bajan de las cincuenta; y para qué hablar de la producción china que domina el low cost a nivel mundial. Siento que existe una obsesión claramente palpable hacia lo externo, una necesidad de decir “lo compré afuera”.
Y yo me pregunto ¿dónde encuadramos el diseño nacional dentro de esta escena? Lo hemos visto en las biografías de diversos modistos. Karyn Coo abandonó Chile y comenzó su carrera en Buenos Aires, así como su mayor logro en Project Runway Latinoamérica, convirtiéndola en la ganadora del concurso en el año 2011 en Miami. Pero no fue la única. Matías Hernán salió de su Quilpué natal para llegar a ganar el mismo concurso un año después en México. A su vuelta reconoció que el referente estético chileno estaba muy errado y que el mall nunca podía ser tomado como referencia.
Por su parte Sebastián del Real Ossa reflexiona en sus entrevistas sobre la necesidad de “valorarnos como lo hacen afuera” y no ser los propios chilenos los que se olviden de lo que son capaces de hacer.
En los últimos años ha habido un gran crecimiento de firmas llegando a la capital y yo, personalmente, me siento feliz de estar viviéndolo. Marcas internacionales llegan a Chile tras un severo estudio de mercado que demuestra que se está desarrollando un valor y un gusto por la vestimenta nunca antes visto. Iniciativas como Moda Chile, que abogan por el diseño de autor, trabajan cada día con la intención de convertir a sus diseñadores no sólo en un referente de la escena nacional, sino tras las fronteras latinoamericanas, en busca de nuevos horizontes.
Es hora de alzar la voz, y el lápiz.
*Alicia Díaz es productora de moda, fashion stylist y personal shopper made in Spain.
El espacio de la moda de autor nacional en el mercado
Hace dos años aterricé en Chile con apenas una pequeña maleta con escasa ropa, pero llena de ilusiones. Como asesora de imagen y amante de la moda he desarrollado un gran olfato para saber cuáles son los primeros barrios que debo visitar en una ciudad y mi intención era adquirir algunas prendas made in Chile a mi llegada.
Pocas fueron las horas, que tardaron mis conocidos compatriotas, en explicarme la dificultad del país en lo que al shopping se refería. En aquel momento, yo no estaba preocupada en lo absoluto. Acaba de llegar de mi ciudad adoptiva, Madrid, donde cada esquina pertenece a Zara en lugar de a una farmacia, así que hice caso omiso a las recomendaciones. Tenía demasiadas cosas que descubrir en la capital.
Vista del Mall Costanera Center en Providencia. Foto gentileza del mall |
Tras mi primer fin de semana en Santiago, que comenzaba con solitarios paseos por El Golf y terminaba en largas colas en Costanera Center, me di cuenta de la arraigada tradición norteamericana que existía en Chile. Mientras las calles estaban vacías en los días más soleados del año, vitrinas contrapuestas formaban pasillos de recreo para todos aquellos que, lejos de comprar, paseaban entre albergues de ropa masiva (y masificada) donde no quedaba espacio –literalmente- para el diseño de autor. ¿Por qué no hay ninguna marca desconocida para mí?, me pregunté. Estaba rodeada de multinacionales.
Con la reciente celebración en España del último certamen de Who's On Next impulsado por la reconocida Biblia de la moda, la revista Vogue, dedicado al descubrimiento de nuevas promesas del mundo del corte y la confección, no pude evitar pensar ¿quién apoya a los emprendedores del diseño de vestuario en Chile?
En este concurso, jóvenes de ciertos países seleccionados alrededor del globo, compiten cada año por ganar lo que les permitirá crear la colección de sus sueños: sin miedo, sin preocupación, sin límites. Hace 5 años se temía que no fuera más que otra plataforma sin ningún otro ánimo que el lucro que prometía una felicidad con fecha de expiración, pero tras su quinto aniversario esta iniciativa está tan consolidada que verdaderos talentos están saliendo de sus talleres para mostrar al mundo lo que son capaces de hacer.
La colección elegida el 2015, la de la marca ManéMané me hizo interesarme por la historia y trayectoria de Who's On Next y me llevó de inmediato a cuestionar la situación actual en Chile y cómo iniciativas como ésta humanizan ese mundo aparentemente tan frío y lejano del diseñador que, en la mayoría de los casos, lucha por hacerse un lugar y dar a entender su visión del mundo a través del tejido.
La propuesta de ManéMané |
Como comenté en mi último post, aquí se respira un pronunciado interés por marcas y diseñadores extranjeros. En el último año, no he visto pies femeninos indiferentes a las famosas plataformas argentinas, tiendas que reciben mercancía de la India a luka, pero sus etiquetas no bajan de las cincuenta; y para qué hablar de la producción china que domina el low cost a nivel mundial. Siento que existe una obsesión claramente palpable hacia lo externo, una necesidad de decir “lo compré afuera”.
Y yo me pregunto ¿dónde encuadramos el diseño nacional dentro de esta escena? Lo hemos visto en las biografías de diversos modistos. Karyn Coo abandonó Chile y comenzó su carrera en Buenos Aires, así como su mayor logro en Project Runway Latinoamérica, convirtiéndola en la ganadora del concurso en el año 2011 en Miami. Pero no fue la única. Matías Hernán salió de su Quilpué natal para llegar a ganar el mismo concurso un año después en México. A su vuelta reconoció que el referente estético chileno estaba muy errado y que el mall nunca podía ser tomado como referencia.
Por su parte Sebastián del Real Ossa reflexiona en sus entrevistas sobre la necesidad de “valorarnos como lo hacen afuera” y no ser los propios chilenos los que se olviden de lo que son capaces de hacer.
En los últimos años ha habido un gran crecimiento de firmas llegando a la capital y yo, personalmente, me siento feliz de estar viviéndolo. Marcas internacionales llegan a Chile tras un severo estudio de mercado que demuestra que se está desarrollando un valor y un gusto por la vestimenta nunca antes visto. Iniciativas como Moda Chile, que abogan por el diseño de autor, trabajan cada día con la intención de convertir a sus diseñadores no sólo en un referente de la escena nacional, sino tras las fronteras latinoamericanas, en busca de nuevos horizontes.
Es hora de alzar la voz, y el lápiz.
(Foto principal: Dejan Krsmanovic en 123rf)
*Alicia Díaz es productora de moda, fashion stylist y personal shopper made in Spain.
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