(Por Equipo Quinta Trends) "Llegar a ser la principal pasarela de Sudamérica" es uno de los objetivos que persigue el Mercedes Benz Fashion Week Chile (MBFWChile). En su edición 2016 realizada en Centro Parque el 29 y 30 de septiembre, nos revelaron algunas claves de cómo esperan lograr ese propósito, pero también nos confirmaron algunas ideas que hace rato le hemos dado vuelta en Quinta Trends. Nuestro balance y las proyecciones que avizoramos del evento, en las próximas líneas.
En la segunda edición del MBFWChile hubo diversas señales de mejora respecto a su primera versión. A modo de lista, las podríamos resumir:
- Se amplió el evento de uno a dos días, dando una sensación mayor de Fashion Week o semana de la moda.
- Asimismo, cada jornada contó sólo con dos bloques, de dos marcas cada uno, lo que alivianaba no sólo la observación de las propuestas, sino también la cobertura del evento.
- Se estableció una curatoría sólo de marcas de moda de autor, lo que permite reconocer esta pasarela como una plataforma para diseñadores y, por lo tanto, para propuestas con relato, más allá de las tendencias o las exigencias comerciales de temporada.
- Se intentó focalizar las invitaciones a un público relacionado con la moda (alejado de lo farandulesco), lo que se percibió en la mejora de detalles de forma asociados, por ejemplo, a la manera en que se vistieron los asistentes al evento, y otros de fondo, relativos a la preocupación por la prensa especializada.
Si bien cada uno de esos aspectos le entregan una base más sólida al evento, nos parece que todavía hay aspectos que requieren mejorarse y que no sólo ayudarán a construir industria, sino también transformarán el MBFWChile en un referente.
Entre ellos el fundamental está ligado a la curatoría. Si bien, aplaudimos el buen nivel de las marcas seleccionadas en términos de calidad y coherencia (con líneas conceptuales claras y reconocibles al revisar la trayectoria de cada una de las etiquetas participantes), echamos de menos el factor "show" que debe poseer una pasarela de esta índole.
Esto supone hacer convivir propuestas que pueden transitar en el minimalismo y elegancia más tradicional (la tónica de los que vimos en ambas jornadas), pero sumando otras que aporten puntos de inflexión, sean disruptivas y nos recuerden que la pasarela es el espacio para experimentar (la bajada comercial se hace bajo ella). New York, Londres, París y Milán nos proporcionan excelentes ejemplos en esta línea y nos demuestra que una pasarela correcta, no es sinónimo de una buena pasarela.
De hecho, ese aspecto se puede trabajar en distintos ámbitos, ya sea en el relato de la colección, su puesta en escena o su estilismo. Por lo mismo, la organización debe motivar a los creativos a que tomen más riesgos, y salgan de su zona de comfort por el bien del espectáculo, tanto desde el punto de vista de su viralización como del efecto de recordación de marca posterior al desfile.
Pese a lo anterior, destacamos el esfuerzo de etiquetas como Sisa de tratar de entregar una propuesta integral en la pasarela, siempre de la mano de su esencia de marca. Valorando su apuesta por la creación de calzado ad hoc, que se roba parte del protagonismo.
Al mismo tiempo, nos gustó mucho la frescura y actualidad de MO-Store, que desde la resignificación de las tendencias y un concepto creativo claro -en esta oportunidad el dadaísmo- cautivó a todos los presentes.
Ese también fue el caso de Gabriel Vielma, que nos encantó con su crecimiento profesional traducido en una colección de excelente factura y varias prendas muy interesantes en su concepción.
En la segunda jornada Pas Denom fue la encargada de abrir la pasarela, para esta oportunidad la marca potenció su propuesta con los zapatos de la etiqueta Tada, que bajo la paleta de colores de la marca lucían muy bien junto a los tocados de alambre tejido de Juan Eduardo Cabezas Cáceres, que nos comentó que para la ocasión le dieron como concepto las diaclasas (las grietas de las rocas).
En términos de proyecciones, uno de los principales desafío del MBFWChile tiene que ver con establecer una postura clara frente a la industria de la moda chilena. En este sentido, resulta fundamental evaluar si los desfiles son el único camino o dentro de su programación se pueden sumar instancias o espacios para la articulación de redes y negocios.
Para ello la misma organización puede propiciar, auspiciar o patrocinar eventos satélites que entreguen esa sensación de que efectivamente se está viviendo una semana de la moda, que reportará dividendos de imagen no sólo a sus organizadores, sino también a la ciudad que la acoge.
Hace algunas semanas FashionUnited publicó unas infografías de los beneficios económicos de las semanas de la moda más importantes del mundo, lo que sin duda, reafirma que la estrategia de esos eventos apunta a lo que no parece evidente en este lado del mapa: la moda es industria, no sólo una página de vida social.
Al mismo tiempo, nos parece importante, que se analice si el formato de evento cerrado tiene que ser la única forma de lograr lo anterior o es posible generar instancias en que puedan involucrarse un público más masivo, como ha sido la tendencias en pasarelas internacionales (recordemos Givenchy y su primavera 2016). Esto se puede lograr aprovechando otras locaciones en el mismo Parque Araucano o incluso con acciones más indirectas como transmitirlo vía streaming.
Nuevamente acá los dividendos se traducen en un posicionamiento de marca, viralización del evento y sus participantes, y la sensación de que efectivamente la moda chilena existe y no es dominio sólo de las "elites" y/o nichos muy acotados.
Con estos puntos resueltos, estamos convencidos que Mercedes Benz Fashion Week Chile, no sólo logrará su objetivo, sino también podrá proyectarse desde otras dimensiones.
¿Fuiste al MBFWChile? ¿qué te parecen este tipo de eventos? ¿crees que aportan a la consolidación de la escena de la moda de autor nacional?
Balance de las dos jornadas de MBFWChile
En la segunda edición del MBFWChile hubo diversas señales de mejora respecto a su primera versión. A modo de lista, las podríamos resumir:
- Se amplió el evento de uno a dos días, dando una sensación mayor de Fashion Week o semana de la moda.
- Asimismo, cada jornada contó sólo con dos bloques, de dos marcas cada uno, lo que alivianaba no sólo la observación de las propuestas, sino también la cobertura del evento.
La propuesta de María Cienfuegos |
- Se estableció una curatoría sólo de marcas de moda de autor, lo que permite reconocer esta pasarela como una plataforma para diseñadores y, por lo tanto, para propuestas con relato, más allá de las tendencias o las exigencias comerciales de temporada.
- Se intentó focalizar las invitaciones a un público relacionado con la moda (alejado de lo farandulesco), lo que se percibió en la mejora de detalles de forma asociados, por ejemplo, a la manera en que se vistieron los asistentes al evento, y otros de fondo, relativos a la preocupación por la prensa especializada.
Si bien cada uno de esos aspectos le entregan una base más sólida al evento, nos parece que todavía hay aspectos que requieren mejorarse y que no sólo ayudarán a construir industria, sino también transformarán el MBFWChile en un referente.
Entre ellos el fundamental está ligado a la curatoría. Si bien, aplaudimos el buen nivel de las marcas seleccionadas en términos de calidad y coherencia (con líneas conceptuales claras y reconocibles al revisar la trayectoria de cada una de las etiquetas participantes), echamos de menos el factor "show" que debe poseer una pasarela de esta índole.
La propuesta de Quina |
Esto supone hacer convivir propuestas que pueden transitar en el minimalismo y elegancia más tradicional (la tónica de los que vimos en ambas jornadas), pero sumando otras que aporten puntos de inflexión, sean disruptivas y nos recuerden que la pasarela es el espacio para experimentar (la bajada comercial se hace bajo ella). New York, Londres, París y Milán nos proporcionan excelentes ejemplos en esta línea y nos demuestra que una pasarela correcta, no es sinónimo de una buena pasarela.
De hecho, ese aspecto se puede trabajar en distintos ámbitos, ya sea en el relato de la colección, su puesta en escena o su estilismo. Por lo mismo, la organización debe motivar a los creativos a que tomen más riesgos, y salgan de su zona de comfort por el bien del espectáculo, tanto desde el punto de vista de su viralización como del efecto de recordación de marca posterior al desfile.
Pese a lo anterior, destacamos el esfuerzo de etiquetas como Sisa de tratar de entregar una propuesta integral en la pasarela, siempre de la mano de su esencia de marca. Valorando su apuesta por la creación de calzado ad hoc, que se roba parte del protagonismo.
Sisa |
Al mismo tiempo, nos gustó mucho la frescura y actualidad de MO-Store, que desde la resignificación de las tendencias y un concepto creativo claro -en esta oportunidad el dadaísmo- cautivó a todos los presentes.
MO-Store |
Ese también fue el caso de Gabriel Vielma, que nos encantó con su crecimiento profesional traducido en una colección de excelente factura y varias prendas muy interesantes en su concepción.
Gabriel Vielma |
En la segunda jornada Pas Denom fue la encargada de abrir la pasarela, para esta oportunidad la marca potenció su propuesta con los zapatos de la etiqueta Tada, que bajo la paleta de colores de la marca lucían muy bien junto a los tocados de alambre tejido de Juan Eduardo Cabezas Cáceres, que nos comentó que para la ocasión le dieron como concepto las diaclasas (las grietas de las rocas).
Proyecciones del Mercedes Benz Fashion Week Chile
En términos de proyecciones, uno de los principales desafío del MBFWChile tiene que ver con establecer una postura clara frente a la industria de la moda chilena. En este sentido, resulta fundamental evaluar si los desfiles son el único camino o dentro de su programación se pueden sumar instancias o espacios para la articulación de redes y negocios.
Para ello la misma organización puede propiciar, auspiciar o patrocinar eventos satélites que entreguen esa sensación de que efectivamente se está viviendo una semana de la moda, que reportará dividendos de imagen no sólo a sus organizadores, sino también a la ciudad que la acoge.
La propuesta de Kika Neumann |
Hace algunas semanas FashionUnited publicó unas infografías de los beneficios económicos de las semanas de la moda más importantes del mundo, lo que sin duda, reafirma que la estrategia de esos eventos apunta a lo que no parece evidente en este lado del mapa: la moda es industria, no sólo una página de vida social.
Al mismo tiempo, nos parece importante, que se analice si el formato de evento cerrado tiene que ser la única forma de lograr lo anterior o es posible generar instancias en que puedan involucrarse un público más masivo, como ha sido la tendencias en pasarelas internacionales (recordemos Givenchy y su primavera 2016). Esto se puede lograr aprovechando otras locaciones en el mismo Parque Araucano o incluso con acciones más indirectas como transmitirlo vía streaming.
La propuesta de Zurita |
Nuevamente acá los dividendos se traducen en un posicionamiento de marca, viralización del evento y sus participantes, y la sensación de que efectivamente la moda chilena existe y no es dominio sólo de las "elites" y/o nichos muy acotados.
Con estos puntos resueltos, estamos convencidos que Mercedes Benz Fashion Week Chile, no sólo logrará su objetivo, sino también podrá proyectarse desde otras dimensiones.
¿Fuiste al MBFWChile? ¿qué te parecen este tipo de eventos? ¿crees que aportan a la consolidación de la escena de la moda de autor nacional?
(Fotos por Lontano)
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