Trabajar en moda puede ser muy parecido a un espejismo. Es decir, una construcción de una realidad mágica, donde los sueños y fantasías toman vida. Sin embargo, el día a día de muchos y muchas que integran el sector es bastante menos glamoroso e ideal. De hecho, la precariedad tiende a ser la norma, sobre todo en un país como Chile, que está viviendo el proceso de construir una industria desde las cenizas. Pero ¿qué me lleva a estas conclusiones? En las próximas líneas lo develo.
Hay un tema que se ha tornado recurrente cada vez que hablo con alguien relacionado con el sector moda: la incertidumbre. Si bien, esa palabra no resulta ninguna novedad para el mercado laboral en general, para la moda se ha convertido en parte de su léxico primario.
Ello, porque -al menos en Chile- hemos ido creando un sistema que se acostumbró mucho a "la buena onda" y donde la asimetría en los tratos labores resulta, a veces, insultante.
Con esto me refiero a que observamos muchas "luces, fiestas y espumante", pero en la práctica casi todo el mundo tiene que estar haciendo malabares para sobrevivir, si es que no quiere terminar dentro de la estructura de una empresa, que no siempre es garantía de mejor calidad de vida.
Claro que existen excepciones que confirman la regla, pero un gran porcentaje de maquilladores, productores, fotógrafos, modelos, diseñadores + un largo etcétera debe sudar sangre para llegar con números azules a final de mes.
Porque trabajar en moda no es fácil. Requiere esfuerzo, compromiso, tenacidad y mucha perseverancia, que por momento puede convertirse en obstinación. Más aún si se decide estar en la vereda de los independientes y/o autores.
En ese sentido, si quieres dedicarte a la moda, borra de tu mente "El diablo se viste de Prada" o las cientos de cuentas de Instagram de celebrities o influenciadores del sector (sigue "fashionassistants" y te darás cuenta de que en todos lados se cuecen habas). Ell@s no representan el grueso de los trabajadores de la industria. Ell@s son privilegiados y como tales gozan de una vida de fantasía, que incluso a veces, es solo eso fantasía para las redes sociales.
Si quieres trabajar en moda, lee, observa, investiga, explora nuevas tecnologías, y estudia, no sólo diseño, sino también negocios, política y sustentabilidad. Porque el trabajador de moda de la tercera década del siglo XXI deberá ser aún más flexible que el actual y tendrá que entender que para ser parte de una industria no se trata sólo de vestirse con estilo y onda, sino de comprender y ejercer un rol que permita girar la rueda, hacerla grande y sostenible.
Trabajar en moda puede ser una ilusión. Sin embargo, cada uno de los que formamos parte de la escena tenemos la responsabilidad de construir una realidad no sólo creíble, sino también que permita transformar la precariedad en estabilidad.
Trabajar en moda: ¿mundo de ilusiones?
Hay un tema que se ha tornado recurrente cada vez que hablo con alguien relacionado con el sector moda: la incertidumbre. Si bien, esa palabra no resulta ninguna novedad para el mercado laboral en general, para la moda se ha convertido en parte de su léxico primario.
Ello, porque -al menos en Chile- hemos ido creando un sistema que se acostumbró mucho a "la buena onda" y donde la asimetría en los tratos labores resulta, a veces, insultante.
Con esto me refiero a que observamos muchas "luces, fiestas y espumante", pero en la práctica casi todo el mundo tiene que estar haciendo malabares para sobrevivir, si es que no quiere terminar dentro de la estructura de una empresa, que no siempre es garantía de mejor calidad de vida.
Claro que existen excepciones que confirman la regla, pero un gran porcentaje de maquilladores, productores, fotógrafos, modelos, diseñadores + un largo etcétera debe sudar sangre para llegar con números azules a final de mes.
Porque trabajar en moda no es fácil. Requiere esfuerzo, compromiso, tenacidad y mucha perseverancia, que por momento puede convertirse en obstinación. Más aún si se decide estar en la vereda de los independientes y/o autores.
En ese sentido, si quieres dedicarte a la moda, borra de tu mente "El diablo se viste de Prada" o las cientos de cuentas de Instagram de celebrities o influenciadores del sector (sigue "fashionassistants" y te darás cuenta de que en todos lados se cuecen habas). Ell@s no representan el grueso de los trabajadores de la industria. Ell@s son privilegiados y como tales gozan de una vida de fantasía, que incluso a veces, es solo eso fantasía para las redes sociales.
Si quieres trabajar en moda, lee, observa, investiga, explora nuevas tecnologías, y estudia, no sólo diseño, sino también negocios, política y sustentabilidad. Porque el trabajador de moda de la tercera década del siglo XXI deberá ser aún más flexible que el actual y tendrá que entender que para ser parte de una industria no se trata sólo de vestirse con estilo y onda, sino de comprender y ejercer un rol que permita girar la rueda, hacerla grande y sostenible.
Trabajar en moda puede ser una ilusión. Sin embargo, cada uno de los que formamos parte de la escena tenemos la responsabilidad de construir una realidad no sólo creíble, sino también que permita transformar la precariedad en estabilidad.
(Foto principal: University of Salford Fashion students design work presented in a catwalk show at Hotel Football)
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