Chile está cambiando. La ola migratoria, el impacto de las tecnologías y la irrupción del movimiento feminista y por la diversidad sexual, no sólo está transformando nuestra sociedad, sino también la moda chilena. El día que celebramos nuestras Fiestas Patrias resulta una buena oportunidad para analizar el resultado de estos fenómenos en nuestra escena local.
La identidad cultural no es un concepto estático, ni radicado en los museos o élites. Por lo mismo, su conformación supone de la hibridación de diversos factores. Ad portas del inicio de la tercera década del siglo XXI somos testigos de como Chile, se modifica, muta y convierte en un mejor país de la mano de los nuevos migrantes, el feminismo y la comunidad LGBTIQ, que si bien no son movimientos sociales nuevos, sí han adquirido un protagonismo inusitado en el último tiempo.
A ello le sumamos las nuevas tecnologías que en un proceso paradojal, han creado nuevos oficios y han resignificado los antiguos.
Pero en lo práctico ¿en qué se traduce esta influencia en la escena local?. Si lo traducimos a lo más básico, en la llegada de nuevos creativos originarios de otras partes de Latinoamérica que comienzan a interpretar la identidad local y a crear marcas que hablan de interculturalidad y glocalidad. Así también de nuevas estéticas y siluetas. En esta línea encontramos a etiquetas como AMMO by Ana Oliveira, Kapura, Studio Lama, por nombrar algunos.
Así también como marcas chilenas que toman como referentes o inspiración a estos nuevos chilenos o los transforman en parte esencial de su imagen tal es el caso de Jotha Jerez, Pelff y Ayahuasca.
Así también lo vemos en propuestas, que no temen a interpretar un mensaje militante, y que comienzan a ser suyo las consignas del feminismo desde una mirada muy urbana y muy ligada al streetwear como la ha hecho Miguras.
De hecho, es en ese estilo, el streetwear, que observamos los mayores cambios y la creación de una "contracultura" que busca mostrar una nueva ciudadanía urbana, que no teme alzar la voz o adscribir a las causas que le hacen sentido. Ello ha permitido la irrupción de una decena de marcas que quieren comunicar un relato de ciudad anclado en esta parte del mundo, es decir, con nuestra idiosincracia como cimiento creativo.
Respecto a la comunidad LGBTIQ observamos una intención de muchos creativos por desarrollar colecciones no género, unisex y/o que no responden a los parámetros tradicionales de los géneros. Con ello también surgen nuevos protagonistas que se toman las pasarelas y las revistas, y que enriquecen la representación de la moda y de quienes la portan.
En este escenario, la tecnología ha permitido crear nuevas formas, maximizar los recursos y entregar alternativas para desarrollar propuestas menos contaminantes y con una concepción de diseño que minimiza los residuos y busca explorar nuevos horizontes.
Asimismo, ha motivado a que diversas propuestas refuercen un relato, donde los oficios y lo artesanal son su mayor ventaja competitiva.
Todo ello está permitiendo el desarrollo de una moda con reminiscencias locales, que reescribe historias, pero cuya interpretación es universal.
¿Qué otros elementos crees que confluyen en esta nueva identidad?
Descubriendo una nueva identidad de la moda chilena
La identidad cultural no es un concepto estático, ni radicado en los museos o élites. Por lo mismo, su conformación supone de la hibridación de diversos factores. Ad portas del inicio de la tercera década del siglo XXI somos testigos de como Chile, se modifica, muta y convierte en un mejor país de la mano de los nuevos migrantes, el feminismo y la comunidad LGBTIQ, que si bien no son movimientos sociales nuevos, sí han adquirido un protagonismo inusitado en el último tiempo.
A ello le sumamos las nuevas tecnologías que en un proceso paradojal, han creado nuevos oficios y han resignificado los antiguos.
Pero en lo práctico ¿en qué se traduce esta influencia en la escena local?. Si lo traducimos a lo más básico, en la llegada de nuevos creativos originarios de otras partes de Latinoamérica que comienzan a interpretar la identidad local y a crear marcas que hablan de interculturalidad y glocalidad. Así también de nuevas estéticas y siluetas. En esta línea encontramos a etiquetas como AMMO by Ana Oliveira, Kapura, Studio Lama, por nombrar algunos.
Ammo by Ana Oliveira |
Así también como marcas chilenas que toman como referentes o inspiración a estos nuevos chilenos o los transforman en parte esencial de su imagen tal es el caso de Jotha Jerez, Pelff y Ayahuasca.
Así también lo vemos en propuestas, que no temen a interpretar un mensaje militante, y que comienzan a ser suyo las consignas del feminismo desde una mirada muy urbana y muy ligada al streetwear como la ha hecho Miguras.
De hecho, es en ese estilo, el streetwear, que observamos los mayores cambios y la creación de una "contracultura" que busca mostrar una nueva ciudadanía urbana, que no teme alzar la voz o adscribir a las causas que le hacen sentido. Ello ha permitido la irrupción de una decena de marcas que quieren comunicar un relato de ciudad anclado en esta parte del mundo, es decir, con nuestra idiosincracia como cimiento creativo.
Respecto a la comunidad LGBTIQ observamos una intención de muchos creativos por desarrollar colecciones no género, unisex y/o que no responden a los parámetros tradicionales de los géneros. Con ello también surgen nuevos protagonistas que se toman las pasarelas y las revistas, y que enriquecen la representación de la moda y de quienes la portan.
La marca Ente apela a una propuesta unisex desde el upcycling |
La propuesta de Nada Dsgn |
En este escenario, la tecnología ha permitido crear nuevas formas, maximizar los recursos y entregar alternativas para desarrollar propuestas menos contaminantes y con una concepción de diseño que minimiza los residuos y busca explorar nuevos horizontes.
El trabajo de Camila Pontikas |
Matías Hernán ha convertido a la tecnología es su principal aliada creativa |
Asimismo, ha motivado a que diversas propuestas refuercen un relato, donde los oficios y lo artesanal son su mayor ventaja competitiva.
Todo ello está permitiendo el desarrollo de una moda con reminiscencias locales, que reescribe historias, pero cuya interpretación es universal.
¿Qué otros elementos crees que confluyen en esta nueva identidad?
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