Cerramos el 2018 con la incorporación de una nueva columnista a las filas de QT. Nos referimos a la personal stylist de gente real -como ella misma se define- Mariana Pattaro, quien nos compartirá su mirada analítica y certera sobre la moda, el estilo y nuestra imagen. Hoy, en su primer texto, nos hablará sobre como la ola feminista no obliga a cuestionarnos sobre el fin de la dictadura de las tendencias y la moda, así también sobre nuestra relación con la ropa. Te invito a gozar de su reflexión.
(Por Mariana Pattaro*) Terminando un año como 2018, donde las mujeres nos mostramos y gritamos más que nunca por igualdad, por liberarnos de estereotipos, por la libertad de ser uno misma, me hace sentido reflexionar sobre cómo la industria de la moda influye en todo esto. ¿Seguimos siendo víctimas de la moda, de las tendencias, del consumismo? ¿Cómo podemos adueñarnos de nuestro estilo y construir una imagen personal que realmente refleje nuestra personalidad?
En la estructura de la industria de la moda y de la sociedad del siglo pasado, unas pocas personas, entre diseñadores y editores de moda, eran los “responsables” de definir qué estaba o no de moda. Chanel, Dior, Yves Saint Laurent y otros, en determinado momento de sus carreras, ejercieron su influencia y diseñaron colecciones que cambiaron la forma de vestir de toda una generación.
Aprendimos mucho y claramente todos estos creativos siguen siendo influencia importante para la moda como la conocemos hoy.
Sin embargo, los tiempos cambiaron y en el mundo en que vivimos no se puede atribuir a una sola persona o empresa la responsabilidad de definir como la sociedad se viste. Nuevas semanas de moda en ciudades emergentes compiten con las cuatro principales: París, Londres, Milán, Nueva York. Las revistas consideradas biblias de la moda, hoy se disputan con revistas menores y miles de blogs, y hay una relación de influencia recíproca entre el street style y las pasarelas.
Decir “esto está de moda” o determinar un “must have” de la temporada tiene cada vez menos sentido. Con la democratización de la moda viene la libertad de elección y expresión de cada uno de nosotros. Con el acceso a diferentes estilos y niveles de precio, somos nosotros, los consumidores, quienes decidimos. ¿Y qué estamos haciendo con esta nueva realidad?
Hoy tenemos muy fácil acceso a productos y servicios que concuerdan con nuestro estilo de vida y valores, desde cualquier parte del mundo. Donde, porqué y cómo decidimos consumir (o no) ropa es un reflejo de quienes somos, y como consumidores queremos, cada vez más, expresar nuestra identidad a través de nuestras elecciones. Aunque no siempre nos damos cuenta, la ropa es un indicador visual de las decisiones íntimas que tomamos todas las mañanas al vestirnos. Las marcas y diseñadores que están atentos a esto e imprimen en sus colecciones una identidad y valores coherentes, tienen mayor posibilidad de encontrar un grupo de consumidores que se identifique con ellos.
Por supuesto, esto pasa cuando uno como consumidor tiene también muy claro sus valores y prioridades. Mientras no hay autoconocimiento, la industria nos va a atrapar en estos momentos de incertidumbre y vamos a seguir consumiendo lo que no necesitamos o ni siquiera nos representa. Resultado: clósets llenos de “no sé que ponerme”.
Mirando hacia adentro, cada individuo es capaz de desarrollar su propia filosofía de moda, que idealmente se va a traducir en un clóset compuesto de estas marcas y diseñadores con quienes se identifica. Este proceso no solamente nos ayuda a expresar nuestra identidad, también nos libera de las tendencias impuestas, gustos ajenos y cambios de temporada. No estoy hablando de ignorar las semanas de moda y nuestras revistas favoritas, siempre serán una buena fuente de inspiración. Pero si tenemos claro nuestro estilo y filosofía de moda, nos sentiremos menos presionados a vestir algo sin importar si nos gusta, si nos queda bien o si nos sentimos cómodos.
Solamente cuando cada uno se conozca bien y asuma su identidad, podremos decir que se acaba la dictadura de la moda. Sólo entonces se podrá construir una relación más sana con las marcas, las pasarelas, las tendencias y el consumo. Una relación donde no sea necesario (o posible) hacernos sentir menos por no tener el último modelo, o por no usar determinada talla. Un vestir donde el objetivo sea cubrir el cuerpo con algo que nos guste y nos haga sentir bien, no corregir algo. Hay un largo camino que recorrer.
Yo me propongo a dar algunos pasos contigo. ¿Te atreves?
* Mariana Pattaro es personal stylist de gente real: "te ayudo a construir un clóset que funcione en tu vida y exprese tu estilo".
¿Contacto? mari@maripattaro.com
¿Es el fin de la dictadura de la moda?
(Por Mariana Pattaro*) Terminando un año como 2018, donde las mujeres nos mostramos y gritamos más que nunca por igualdad, por liberarnos de estereotipos, por la libertad de ser uno misma, me hace sentido reflexionar sobre cómo la industria de la moda influye en todo esto. ¿Seguimos siendo víctimas de la moda, de las tendencias, del consumismo? ¿Cómo podemos adueñarnos de nuestro estilo y construir una imagen personal que realmente refleje nuestra personalidad?
En la estructura de la industria de la moda y de la sociedad del siglo pasado, unas pocas personas, entre diseñadores y editores de moda, eran los “responsables” de definir qué estaba o no de moda. Chanel, Dior, Yves Saint Laurent y otros, en determinado momento de sus carreras, ejercieron su influencia y diseñaron colecciones que cambiaron la forma de vestir de toda una generación.
Aprendimos mucho y claramente todos estos creativos siguen siendo influencia importante para la moda como la conocemos hoy.
Sin embargo, los tiempos cambiaron y en el mundo en que vivimos no se puede atribuir a una sola persona o empresa la responsabilidad de definir como la sociedad se viste. Nuevas semanas de moda en ciudades emergentes compiten con las cuatro principales: París, Londres, Milán, Nueva York. Las revistas consideradas biblias de la moda, hoy se disputan con revistas menores y miles de blogs, y hay una relación de influencia recíproca entre el street style y las pasarelas.
Decir “esto está de moda” o determinar un “must have” de la temporada tiene cada vez menos sentido. Con la democratización de la moda viene la libertad de elección y expresión de cada uno de nosotros. Con el acceso a diferentes estilos y niveles de precio, somos nosotros, los consumidores, quienes decidimos. ¿Y qué estamos haciendo con esta nueva realidad?
Hoy tenemos muy fácil acceso a productos y servicios que concuerdan con nuestro estilo de vida y valores, desde cualquier parte del mundo. Donde, porqué y cómo decidimos consumir (o no) ropa es un reflejo de quienes somos, y como consumidores queremos, cada vez más, expresar nuestra identidad a través de nuestras elecciones. Aunque no siempre nos damos cuenta, la ropa es un indicador visual de las decisiones íntimas que tomamos todas las mañanas al vestirnos. Las marcas y diseñadores que están atentos a esto e imprimen en sus colecciones una identidad y valores coherentes, tienen mayor posibilidad de encontrar un grupo de consumidores que se identifique con ellos.
Por supuesto, esto pasa cuando uno como consumidor tiene también muy claro sus valores y prioridades. Mientras no hay autoconocimiento, la industria nos va a atrapar en estos momentos de incertidumbre y vamos a seguir consumiendo lo que no necesitamos o ni siquiera nos representa. Resultado: clósets llenos de “no sé que ponerme”.
Mariana ayudando a definir, qué merece ir en el clóset de su clienta |
Mirando hacia adentro, cada individuo es capaz de desarrollar su propia filosofía de moda, que idealmente se va a traducir en un clóset compuesto de estas marcas y diseñadores con quienes se identifica. Este proceso no solamente nos ayuda a expresar nuestra identidad, también nos libera de las tendencias impuestas, gustos ajenos y cambios de temporada. No estoy hablando de ignorar las semanas de moda y nuestras revistas favoritas, siempre serán una buena fuente de inspiración. Pero si tenemos claro nuestro estilo y filosofía de moda, nos sentiremos menos presionados a vestir algo sin importar si nos gusta, si nos queda bien o si nos sentimos cómodos.
Solamente cuando cada uno se conozca bien y asuma su identidad, podremos decir que se acaba la dictadura de la moda. Sólo entonces se podrá construir una relación más sana con las marcas, las pasarelas, las tendencias y el consumo. Una relación donde no sea necesario (o posible) hacernos sentir menos por no tener el último modelo, o por no usar determinada talla. Un vestir donde el objetivo sea cubrir el cuerpo con algo que nos guste y nos haga sentir bien, no corregir algo. Hay un largo camino que recorrer.
Yo me propongo a dar algunos pasos contigo. ¿Te atreves?
* Mariana Pattaro es personal stylist de gente real: "te ayudo a construir un clóset que funcione en tu vida y exprese tu estilo".
¿Contacto? mari@maripattaro.com
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