Se nos ha dicho majaderamente que vivir en democracia supone hacer valer nuestros derechos como ciudadanos a través del voto. Para ello, se nos insta a ser parte de los proceso eleccionarios y a elegir a los mejores gobernantes -según nuestro punto de vista- para que interpreten nuestros intereses y los conviertan en políticas públicas o leyes. No obstante lo anterior, ese sistema político se superpone con otro más práctico y cotidiano: la consumocracia, que en palabras muy simples es el poder de nuestras decisiones de compra en el gobierno corporativo de las marcas. Con ello, el acto de comprar moda -por ejemplo- deja de ser inocente y se transforma en una acción política. Hoy profundizaré en esa reflexión.
Tuve la oportunidad de ser parte del capítulo 2 del programa Valientes de Canal 13 con Caja de Compensación Los Andes y de poder hablar sobre consumo responsable de moda y el impacto de la industria tanto en el medio ambiente como en sus trabajadores.
Esa esa ocasión esbocé parte de las reflexión con la que inicié este texto, sin embargo, hoy me gustaría darle algunos matices.
Tal como lo enunciaba, la consumocracia tiene la ventaja de ser un "sistema de votación directa", es decir, no requiere la elección de un tercero para que ejecute nuestras ideas, sino nos permite hacer valer lo que pensamos sin intermediarios.
¿Cómo se expresa ello en la moda? Muy simple; cada vez que vas a comprar un producto de esta industria (ropa, calzado, accesorios, etc) estás entregándole tu apoyo no sólo a sus productos, sino también a la forma cómo los fabrica y sus valores de marca.
Al igual que en la democracia donde votas por quien encarna o interpreta tu visión de mundo, en la consumocracia, compras a aquellas empresas o marcas que adscriben tus mismos valores y mirada de la vida.
En ese sentido, tu consumo de moda podría decir mucho respecto a quién eres, en qué crees, cuáles son tus valores y ética.
Hagamos un ejercicio retórico rápido. Piensa en tus adquisiciones de indumentaria del último mes y hazte las siguientes preguntas:
1- ¿Sabes quién hizo esa ropa y en qué condiciones?
2- ¿Crees que pagaste el precio "justo"? ¿por qué?
3- ¿Sabes si esa ropa fue fabricada a través de procesos limpios y no contaminantes?
Si te resulta fácil contestar esas preguntas, y te alegras con las respuestas, significa que en tu consumo de moda estás apostando por marcas que realmente quieren hacer de la industria de la moda un sector ejemplar.
Por el contrario, si no tuviste respuesta o sospechas que la respuesta no es la más positiva, entonces hay algo en tu elección que debe ser evaluado.
Recuerda que tu compra es la que le permite a la marca seguir viviendo. Por lo tanto, si no la compras ("votas") les están dando una señal potente de que debe hacer modificaciones a su cadena de valor, ser responsable y ética, no sólo de la "boca para afuera" (adiós a los lavados de imagen).
Si esta forma de actuar, se traspasa / contagia de persona a persona, no sólo lograremos productos sin huellas de sangre o contaminantes, sino también un mundo mucho más armónico y justo para tod@s, no sólo un puñado de privilegiados.
Y tú, ¿por quién "votas" cuando compras moda?
Tu compra, tu voto por una marca
Tuve la oportunidad de ser parte del capítulo 2 del programa Valientes de Canal 13 con Caja de Compensación Los Andes y de poder hablar sobre consumo responsable de moda y el impacto de la industria tanto en el medio ambiente como en sus trabajadores.
Esa esa ocasión esbocé parte de las reflexión con la que inicié este texto, sin embargo, hoy me gustaría darle algunos matices.
Tal como lo enunciaba, la consumocracia tiene la ventaja de ser un "sistema de votación directa", es decir, no requiere la elección de un tercero para que ejecute nuestras ideas, sino nos permite hacer valer lo que pensamos sin intermediarios.
¿Cómo se expresa ello en la moda? Muy simple; cada vez que vas a comprar un producto de esta industria (ropa, calzado, accesorios, etc) estás entregándole tu apoyo no sólo a sus productos, sino también a la forma cómo los fabrica y sus valores de marca.
Imagen de la película Confessions of a Shopaholic |
Al igual que en la democracia donde votas por quien encarna o interpreta tu visión de mundo, en la consumocracia, compras a aquellas empresas o marcas que adscriben tus mismos valores y mirada de la vida.
En ese sentido, tu consumo de moda podría decir mucho respecto a quién eres, en qué crees, cuáles son tus valores y ética.
Hagamos un ejercicio retórico rápido. Piensa en tus adquisiciones de indumentaria del último mes y hazte las siguientes preguntas:
1- ¿Sabes quién hizo esa ropa y en qué condiciones?
2- ¿Crees que pagaste el precio "justo"? ¿por qué?
3- ¿Sabes si esa ropa fue fabricada a través de procesos limpios y no contaminantes?
Si te resulta fácil contestar esas preguntas, y te alegras con las respuestas, significa que en tu consumo de moda estás apostando por marcas que realmente quieren hacer de la industria de la moda un sector ejemplar.
Por el contrario, si no tuviste respuesta o sospechas que la respuesta no es la más positiva, entonces hay algo en tu elección que debe ser evaluado.
Recuerda que tu compra es la que le permite a la marca seguir viviendo. Por lo tanto, si no la compras ("votas") les están dando una señal potente de que debe hacer modificaciones a su cadena de valor, ser responsable y ética, no sólo de la "boca para afuera" (adiós a los lavados de imagen).
Si esta forma de actuar, se traspasa / contagia de persona a persona, no sólo lograremos productos sin huellas de sangre o contaminantes, sino también un mundo mucho más armónico y justo para tod@s, no sólo un puñado de privilegiados.
Y tú, ¿por quién "votas" cuando compras moda?
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