(Por Camila Fuentes* desde Dinamarca) Desde hace dos temporadas, aproximadamente, el Copenhagen Fashion Week ha comenzado a atraer la atención de los medios de moda y compradores de importantes plataformas como Net-a-Porter y Matchesfashion.com, donde marcas como Ganni y Cecilie Bahnsen están presentes. Es por este tipo de instancias, que la industria de la moda en Dinamarca ha ido creciendo y posicionándose como la cuarta con más exportación del país, teniendo a Alemania y Holanda como sus mayores compradores. ¿Pero cómo es posible que, en tan poco tiempo, un evento que se realiza dos veces al año haya llamado tanto la atención de la industria de la moda? Acá les dejo algunas de mis reflexiones y los aprendizajes que debería considerar Chile, si quiere seguir la misma senda.
El Copenhagen Fashion Week es un organismo sin fines de lucro, que forma parte de Design Society, institución creada por el Ministerio de Industrias, Negocios y Finanzas de Dinamarca, Design Danish Centre, INDEX: Design to improve life y Global Fashion Agenda. Esta fundación fue formada con el fin de unificar y así potenciar el crecimiento del diseño y moda danesa, en donde el 40% de sus fondos vienen de instituciones públicas y el 60% restante de auspicios de empresas privadas.
Junto con las pasarelas, durante la misma semana de la moda, se realizan dos grandes ferias: Revolver y CIFF (una de las más importante de Europa y la más grande del norte de Europa), en donde están presentes muchas de las marcas que presentan sus desfiles, para así poder generar lazos comerciales con los futuros compradores.
Además, para poder mejorar la experiencia de lo que conlleva una semana de la moda, es que se realizan eventos satélites, junto con charlas, fashion films, documentales y showrooms abiertos a todo el público. De esta manera se crea un ambiente inclusivo, en donde todos pueden participar de una u otra forma, y no solo quienes trabajan en el rubro.
Para poder asistir a alguno de los desfiles es necesario tener invitación o poder estar acreditado. La única excepción es el primer día, donde uno de los auspiciadores principales, Boozt.com, daba la posibilidad de poder comprar entradas para su show.
A diferencia de Chile, acá cada desfile se realizaba en distintas locaciones, por lo que al terminar uno, había que correr al otro lugar. Para los que estaban acreditados como prensa, tenían a disposición un bus especial, que los llevaba a todos los desfiles.
Más que hablar de las colecciones que se presentaron durante esos días, me gustaría hacer un hincapié en la organización. Todos los desfiles comenzaron puntuales; los relacionadores públicos estaban siempre preocupados de quienes estaban sentados en las primeras filas, dándole preferencia a los periodistas sobre los influencers. Sí, un par de veces vi como los encargados de diseñar los asientos les tenían que pedir a algunos instagrammers o blogger que por favor se pudieran ubicar en otros asientos, ya que esos estaban reservados para compradores o revistas.
Todos los diseñadores que presentaron en la semana de la moda son marcas danesas o de algún país de Escandinavia. Un comité de 18 personas realiza la curatoría de los participantes, teniendo como objetivo mostrar diseño que represente la tradición y/o estilo escandinavo.
Las escuelas de moda también tienen participación en las pasarelas e incluso realizan una premiación -en colaboración con seis de las escuelas nórdicas más importantes- para los estudiantes más talentos y prometedores, quienes pueden ganar un premio de 50.000 coronas, equivalente a 5 millones de pesos chilenos, para que puedan usarlo en desarrollar y promocionar su trabajo.
Cabe destacar que el 2017 el Copenhagen Fashion Week re estructuró su estrategia, se diseñaron los objetivos y propuesta de valor que se quería lograr, los que han tenido buenos resultados hasta el momento y se pueden ver reflejados en las cifras de exportación del sector.
Creo que en base a esta experiencia, hay varios puntos que nos podríamos cuestionar, para así poder contribuir al desarrollo de la moda en Chile:
¿Será que la solución es tener una sola institución que maneje este tipo de evento, más que distintas productoras privadas con diferentes objetivos? o bien ¿la solución es que el gobierno sea uno de los mayores actores encargados de potenciar la industria?
o, tal vez, tendremos que partir por crear una propuesta de valor y estrategia sobre lo que se quiere lograr con la moda en Chile y, en base a eso, recién poder trabajar en potenciar nuestra industria, para así poder crear una sola institución, que se encargue de realizar los lineamientos y las acciones a realizar.
Realmente no sé qué puede ser primero, pero lo que si creo es que podríamos sacarle mayor provecho a las semanas de la moda que realizamos en nuestro país, ya que es el único momento del año en que los medios relacionados con el rubro a ponen foco en lo que está pasando en Chile, oportunidad que se puede aprovechar no sólo para mostrar a nivel nacional, si no internacional, nuestra identidad.
Junto con esto y, en base a lo que han logrado en tan poco tiempo en Dinamarca, creo que lo mejor sería que pudiéramos tener una institución y no varios y pequeños colectivos de moda, que se encargue de centralizar y gestionar las necesidades de la industria, de esta forma se podría “remar para el mismo lado” con un solo objetivo. Así todos los actores involucrados, realmente podrían colaborar a que nuestra industria pueda seguir creciendo y, quién sabe, tal vez en un par de años, tener una mayor notoriedad en lo que es la moda latinoamericana.
*Camila Fuentes es diseñadora y creadora de la plataforma de diseño nacional, Nashion It.
Los aprendizajes del Copenhagen Fashion Week
El Copenhagen Fashion Week es un organismo sin fines de lucro, que forma parte de Design Society, institución creada por el Ministerio de Industrias, Negocios y Finanzas de Dinamarca, Design Danish Centre, INDEX: Design to improve life y Global Fashion Agenda. Esta fundación fue formada con el fin de unificar y así potenciar el crecimiento del diseño y moda danesa, en donde el 40% de sus fondos vienen de instituciones públicas y el 60% restante de auspicios de empresas privadas.
Junto con las pasarelas, durante la misma semana de la moda, se realizan dos grandes ferias: Revolver y CIFF (una de las más importante de Europa y la más grande del norte de Europa), en donde están presentes muchas de las marcas que presentan sus desfiles, para así poder generar lazos comerciales con los futuros compradores.
Además, para poder mejorar la experiencia de lo que conlleva una semana de la moda, es que se realizan eventos satélites, junto con charlas, fashion films, documentales y showrooms abiertos a todo el público. De esta manera se crea un ambiente inclusivo, en donde todos pueden participar de una u otra forma, y no solo quienes trabajan en el rubro.
La propuesta de Stine Goya |
Para poder asistir a alguno de los desfiles es necesario tener invitación o poder estar acreditado. La única excepción es el primer día, donde uno de los auspiciadores principales, Boozt.com, daba la posibilidad de poder comprar entradas para su show.
A diferencia de Chile, acá cada desfile se realizaba en distintas locaciones, por lo que al terminar uno, había que correr al otro lugar. Para los que estaban acreditados como prensa, tenían a disposición un bus especial, que los llevaba a todos los desfiles.
La propuesta de Sunflower |
Más que hablar de las colecciones que se presentaron durante esos días, me gustaría hacer un hincapié en la organización. Todos los desfiles comenzaron puntuales; los relacionadores públicos estaban siempre preocupados de quienes estaban sentados en las primeras filas, dándole preferencia a los periodistas sobre los influencers. Sí, un par de veces vi como los encargados de diseñar los asientos les tenían que pedir a algunos instagrammers o blogger que por favor se pudieran ubicar en otros asientos, ya que esos estaban reservados para compradores o revistas.
Todos los diseñadores que presentaron en la semana de la moda son marcas danesas o de algún país de Escandinavia. Un comité de 18 personas realiza la curatoría de los participantes, teniendo como objetivo mostrar diseño que represente la tradición y/o estilo escandinavo.
Las escuelas de moda también tienen participación en las pasarelas e incluso realizan una premiación -en colaboración con seis de las escuelas nórdicas más importantes- para los estudiantes más talentos y prometedores, quienes pueden ganar un premio de 50.000 coronas, equivalente a 5 millones de pesos chilenos, para que puedan usarlo en desarrollar y promocionar su trabajo.
Propuestas del The Designers’ Nest Award (arriba y abajo) |
Cabe destacar que el 2017 el Copenhagen Fashion Week re estructuró su estrategia, se diseñaron los objetivos y propuesta de valor que se quería lograr, los que han tenido buenos resultados hasta el momento y se pueden ver reflejados en las cifras de exportación del sector.
Creo que en base a esta experiencia, hay varios puntos que nos podríamos cuestionar, para así poder contribuir al desarrollo de la moda en Chile:
¿Será que la solución es tener una sola institución que maneje este tipo de evento, más que distintas productoras privadas con diferentes objetivos? o bien ¿la solución es que el gobierno sea uno de los mayores actores encargados de potenciar la industria?
o, tal vez, tendremos que partir por crear una propuesta de valor y estrategia sobre lo que se quiere lograr con la moda en Chile y, en base a eso, recién poder trabajar en potenciar nuestra industria, para así poder crear una sola institución, que se encargue de realizar los lineamientos y las acciones a realizar.
Realmente no sé qué puede ser primero, pero lo que si creo es que podríamos sacarle mayor provecho a las semanas de la moda que realizamos en nuestro país, ya que es el único momento del año en que los medios relacionados con el rubro a ponen foco en lo que está pasando en Chile, oportunidad que se puede aprovechar no sólo para mostrar a nivel nacional, si no internacional, nuestra identidad.
Junto con esto y, en base a lo que han logrado en tan poco tiempo en Dinamarca, creo que lo mejor sería que pudiéramos tener una institución y no varios y pequeños colectivos de moda, que se encargue de centralizar y gestionar las necesidades de la industria, de esta forma se podría “remar para el mismo lado” con un solo objetivo. Así todos los actores involucrados, realmente podrían colaborar a que nuestra industria pueda seguir creciendo y, quién sabe, tal vez en un par de años, tener una mayor notoriedad en lo que es la moda latinoamericana.
*Camila Fuentes es diseñadora y creadora de la plataforma de diseño nacional, Nashion It.
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