La experiencia de vivir en India y desarrollar su proceso creativo, en medio de los saberes tradicionales locales -en el ambito de los oficios y el textil-, no sólo han enriquecido la mirada de la diseñadora chilena, Alejandra Domínguez y su marca de indumentaria XAD, sino también le han abierto un nuevo imaginario visual. Aprovechando el estreno de su colección Ladakh inspirada en su viaje a ese pueblo que es parte de la Ruta de la Seda, hoy nos contará cómo ha ido evalucionando su propuesta desde esa nación del sur de Asia.
"Todas mis colecciones están unidas por fragmentos visuales que voy encontrando y que completan entre sí cierto mi anhelo estético. En específico, esta última historia tiene que ver con pinturas antiguas y símbolos encontrados en la Región de Ladakh, en el punto más norte de India. Una lugar muy escaso y de mucha belleza, en las montañas. Ha sido un sitio importante en las rutas de la Seda porque geográficamente está en un punto de paso desde China (donde comienza la Ruta de la Seda), hacia Asia Central y luego Europa.
Entre las aldeas dentro de estos valles existen construcciones pintadas de blanco que son monasterios budistas, localizados en lo alto. De a poco comencé a registrar las historias al interior de estos muros oscuros llenos de narraciones, pinturas de dragones y deidades que vinieron alguna vez de la tradición oral y de textos clásicos. Así fui espontáneamente registrando estas narraciones visuales dentro de construcciones minimalistas, en un paisaje eterno. Eso es lo que registré en una serie de viajes al lugar y lo que luego traduje en esta última colección. Estando instalada en India me permite estar en contacto con lugares como estos, que permiten alimentar mi propio imaginario visual, el que tiene que ver más con una narración personal.
El material principal utilizado fue la seda. Primero, como homenaje al viento que encuentras en ese vasto paisaje, a las banderas que están ahí hace años en movimiento; y segundo, como símbolo de la Ruta de la Seda en sí. Así fue cómo traduje mi registro fotográfico en piezas de vestir, jugando entre los 3 ejes que representan mi trabajo: recorrido visual + traslado gráfico + ropa.
Toco el escenario de la moda porque quiero dar una nueva vida a esas imágenes creadas o encontradas. Antes que nada soy fotógrafa y diseñadora visual, y ese es el lugar desde donde creo".
El cruce entre lo artesanal y lo digital. Aprender de telas, de las posibilidades digitales en lo textil, el trabajo con pequeños talleres de confección y de procesos artesanales con mucha historia. Así como mil sedas, hay mil tipos de bordados. India es lo más antiguo y lo más hip también. Estar en India significa estar en la fuente eterna de la manufactura de algodones. Hay una estética intrínseca en cuanto a las telas, a la belleza de la imperfección en los hilados artesanales, eso todos lo entienden y valoran. Allá todos usan telas naturales sin importar el origen.
En India hay mucho conocimiento popular en cuanto a las telas y existe una linda relación entre personas y materiales, por ejemplo, si tú comentas el calor que hace, muchos te dirán que si usas algodón estará todo bien. Asocian mucho el clima a las cualidades de las telas. Y con la comida, aún más.
Estar en ese ambiente, me ha entregado mucha libertad en el momento de comenzar a imaginar el traspaso de las imágenes al paño. Aprender de hilados extraños y únicos. Sus resistencias y usos.
Todos saben lo que es un Mulmul Cotton (el algodón más fino), o un Chanderi (hilado de algodón con seda que se usa mucho para la confección de Saris) o sabrán reconocer una buena seda gruesa natural de una sintética, porque están en esa práctica cultural desde hace miles de años.
Lo que más disfruto y lo que más he aprendido, es sentarme con las personas que comercializan telas y aprender de ellos. Les gusta mucho conversar y relatar, contarte qué tipo de tela viene de cuál lugar en específico, las mezclas de hilado, alguna historia asociada a ese tipo de algodón y así. Y a través de esas instancias he aprendido que todo proceso profesional está mezclado con lo emocional, lo humano, el ir tranquilo y no corriendo en el proceso, porque esos son los momentos de lucidez: mientras estás mirando la tela, o escuchando alguna historia, se te viene una imagen/proyección a la cabeza. En ese trayecto creces como persona, porque hablas de materiales, pero también hablas de la vida.
Por otro lado, la tecnología que han desarrollado en cuanto a posibilidades de impresión en géneros nobles. Saber discernir qué sistema digital de impresión es mejor para una seda específica o para un algodón artesanal. Este aprendizaje solo nace de pruebas en distintos lugares, de errores y vueltas a hacer, de practicar el arte de negociar y entender la mentalidad de una cultura tan compleja y rica como es India. Si quisiera haber producido en Chile la última serie de pañuelos y blusas de sedas con ese cuidadoso traspaso digital en las telas, hasta ahora no sería posible.
He entendido también que el proceso de producción define gran parte del resultado final. Ahora veo que realmente hay que fusionar esas dos etapas: terminar de imaginar las piezas mientras estás empezando a producir.
En India hay una cultura del enfocarse en cosas muy específicas: el que borda, el que tiñe la tela, el que hila, el que comercia. Ha sido un camino artesanal, de muchos pasos y energía para llegar a las prendas terminadas, pero la posibilidad de crear un sistema de esa manera, me entrega una sensación de cariño y amor que me impulsa ha hacer lo que hago".
"Seguir explorando el escenario de la moda a partir de otras disciplinas, entendiendo que soy una diseñadora visual y fotógrafa creando ropa. Ese es mi desafío; ahondar aun más en mi instinto artístico, haciendo cada vez más clara mi propia interpretación entre arte + moda. Sí, es una chaqueta o un pañuelo, pero es también algo más. Ahondar en el traspaso del textil al muro, al interiorismo en sí, es algo que estoy empezando a experimentar.
Dado que hago ropas, naturalmente estoy en el escenario de la moda. Pero al final del camino, no me siento formalmente dentro de ese marco, sino en un lugar más artístico, con otro propósito y mensaje.
Busco que mis creaciones puedan llegar a tener un carácter atemporal, fuera del ritmo de las colecciones de temporadas. Con esa libertad entro al mundo de la moda y con la misma libertad busco permanecer. Y eso a veces puede ser un desafío comercial: llevar esta creación artística al mercado, que sea entendida y comercializada con éxito a través de canales como ferias de moda y asociaciones con tiendas donde pueda ser un buen complemento.
Mi fin es mantener las ediciones limitadas para no perder la procedencia artística de mis creaciones, siendo también una forma de mantener la producción en escalas pequeñas, cuidando el ritmo de una producción sana y ética, manteniendo la cercanía con artesanos y creadores textiles. Ellas y ellos son parte esencial del proceso, en el ámbito creativo y humano. Justamente a través de esas ediciones limitas, cuido el proceso artesanal de cada una de mis prendas, donde prima la calidad de la manufactura y la propuesta artística/autoral de cada pieza.
Otro desafío que está comenzando es ahondar en la propuesta de la moda en sí, a través de colaboraciones con otros diseñadores, como lo haré este año con Naushad Ali, un diseñador indio que acaba de ganar el premio de Sustainable Designer por la Revista Elle India. Entendiendo que mi fuerte es la creación visual y el traspaso gráfico al material, busco potenciar mi trabajo con nuevas propuestas en moda".
La historia detrás de Ladakh
"Todas mis colecciones están unidas por fragmentos visuales que voy encontrando y que completan entre sí cierto mi anhelo estético. En específico, esta última historia tiene que ver con pinturas antiguas y símbolos encontrados en la Región de Ladakh, en el punto más norte de India. Una lugar muy escaso y de mucha belleza, en las montañas. Ha sido un sitio importante en las rutas de la Seda porque geográficamente está en un punto de paso desde China (donde comienza la Ruta de la Seda), hacia Asia Central y luego Europa.
Entre las aldeas dentro de estos valles existen construcciones pintadas de blanco que son monasterios budistas, localizados en lo alto. De a poco comencé a registrar las historias al interior de estos muros oscuros llenos de narraciones, pinturas de dragones y deidades que vinieron alguna vez de la tradición oral y de textos clásicos. Así fui espontáneamente registrando estas narraciones visuales dentro de construcciones minimalistas, en un paisaje eterno. Eso es lo que registré en una serie de viajes al lugar y lo que luego traduje en esta última colección. Estando instalada en India me permite estar en contacto con lugares como estos, que permiten alimentar mi propio imaginario visual, el que tiene que ver más con una narración personal.
El material principal utilizado fue la seda. Primero, como homenaje al viento que encuentras en ese vasto paisaje, a las banderas que están ahí hace años en movimiento; y segundo, como símbolo de la Ruta de la Seda en sí. Así fue cómo traduje mi registro fotográfico en piezas de vestir, jugando entre los 3 ejes que representan mi trabajo: recorrido visual + traslado gráfico + ropa.
Toco el escenario de la moda porque quiero dar una nueva vida a esas imágenes creadas o encontradas. Antes que nada soy fotógrafa y diseñadora visual, y ese es el lugar desde donde creo".
¿Cuál han sido los mayores aprendizajes de tu proceso creativo en India?
El cruce entre lo artesanal y lo digital. Aprender de telas, de las posibilidades digitales en lo textil, el trabajo con pequeños talleres de confección y de procesos artesanales con mucha historia. Así como mil sedas, hay mil tipos de bordados. India es lo más antiguo y lo más hip también. Estar en India significa estar en la fuente eterna de la manufactura de algodones. Hay una estética intrínseca en cuanto a las telas, a la belleza de la imperfección en los hilados artesanales, eso todos lo entienden y valoran. Allá todos usan telas naturales sin importar el origen.
En India hay mucho conocimiento popular en cuanto a las telas y existe una linda relación entre personas y materiales, por ejemplo, si tú comentas el calor que hace, muchos te dirán que si usas algodón estará todo bien. Asocian mucho el clima a las cualidades de las telas. Y con la comida, aún más.
Estar en ese ambiente, me ha entregado mucha libertad en el momento de comenzar a imaginar el traspaso de las imágenes al paño. Aprender de hilados extraños y únicos. Sus resistencias y usos.
Todos saben lo que es un Mulmul Cotton (el algodón más fino), o un Chanderi (hilado de algodón con seda que se usa mucho para la confección de Saris) o sabrán reconocer una buena seda gruesa natural de una sintética, porque están en esa práctica cultural desde hace miles de años.
Lo que más disfruto y lo que más he aprendido, es sentarme con las personas que comercializan telas y aprender de ellos. Les gusta mucho conversar y relatar, contarte qué tipo de tela viene de cuál lugar en específico, las mezclas de hilado, alguna historia asociada a ese tipo de algodón y así. Y a través de esas instancias he aprendido que todo proceso profesional está mezclado con lo emocional, lo humano, el ir tranquilo y no corriendo en el proceso, porque esos son los momentos de lucidez: mientras estás mirando la tela, o escuchando alguna historia, se te viene una imagen/proyección a la cabeza. En ese trayecto creces como persona, porque hablas de materiales, pero también hablas de la vida.
Por otro lado, la tecnología que han desarrollado en cuanto a posibilidades de impresión en géneros nobles. Saber discernir qué sistema digital de impresión es mejor para una seda específica o para un algodón artesanal. Este aprendizaje solo nace de pruebas en distintos lugares, de errores y vueltas a hacer, de practicar el arte de negociar y entender la mentalidad de una cultura tan compleja y rica como es India. Si quisiera haber producido en Chile la última serie de pañuelos y blusas de sedas con ese cuidadoso traspaso digital en las telas, hasta ahora no sería posible.
He entendido también que el proceso de producción define gran parte del resultado final. Ahora veo que realmente hay que fusionar esas dos etapas: terminar de imaginar las piezas mientras estás empezando a producir.
En India hay una cultura del enfocarse en cosas muy específicas: el que borda, el que tiñe la tela, el que hila, el que comercia. Ha sido un camino artesanal, de muchos pasos y energía para llegar a las prendas terminadas, pero la posibilidad de crear un sistema de esa manera, me entrega una sensación de cariño y amor que me impulsa ha hacer lo que hago".
¿Qué desafíos futuros te plantea esta nueva colección en términos creativos y comerciales?
"Seguir explorando el escenario de la moda a partir de otras disciplinas, entendiendo que soy una diseñadora visual y fotógrafa creando ropa. Ese es mi desafío; ahondar aun más en mi instinto artístico, haciendo cada vez más clara mi propia interpretación entre arte + moda. Sí, es una chaqueta o un pañuelo, pero es también algo más. Ahondar en el traspaso del textil al muro, al interiorismo en sí, es algo que estoy empezando a experimentar.
Dado que hago ropas, naturalmente estoy en el escenario de la moda. Pero al final del camino, no me siento formalmente dentro de ese marco, sino en un lugar más artístico, con otro propósito y mensaje.
Busco que mis creaciones puedan llegar a tener un carácter atemporal, fuera del ritmo de las colecciones de temporadas. Con esa libertad entro al mundo de la moda y con la misma libertad busco permanecer. Y eso a veces puede ser un desafío comercial: llevar esta creación artística al mercado, que sea entendida y comercializada con éxito a través de canales como ferias de moda y asociaciones con tiendas donde pueda ser un buen complemento.
Mi fin es mantener las ediciones limitadas para no perder la procedencia artística de mis creaciones, siendo también una forma de mantener la producción en escalas pequeñas, cuidando el ritmo de una producción sana y ética, manteniendo la cercanía con artesanos y creadores textiles. Ellas y ellos son parte esencial del proceso, en el ámbito creativo y humano. Justamente a través de esas ediciones limitas, cuido el proceso artesanal de cada una de mis prendas, donde prima la calidad de la manufactura y la propuesta artística/autoral de cada pieza.
Otro desafío que está comenzando es ahondar en la propuesta de la moda en sí, a través de colaboraciones con otros diseñadores, como lo haré este año con Naushad Ali, un diseñador indio que acaba de ganar el premio de Sustainable Designer por la Revista Elle India. Entendiendo que mi fuerte es la creación visual y el traspaso gráfico al material, busco potenciar mi trabajo con nuevas propuestas en moda".
¿Dónde comprarla? En su tienda online.
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