Hay personas que desde el "silencio creativo" dejan una estela de talento, sabiduría y oficio por donde pasen; que no necesitan de portadas de revista, ni de golpes en la espalda para saber que son unos grandes, maestrxs para muchxs, inspiración para otrxs. El diseñador chileno Juan González calza perfecto en esta descripción. Tuve la oportunidad de seguir su carrera a través de su marca de indumentaria, MartinJ, y de vestir una de sus creaciones. Hoy con tristeza le damos la despedida -falleció el domingo 16 de marzo de 2020- y recordamos su legado.
En enero 2020, la etiqueta Martin J del diseñador Juan González cumplió 17 años de vida. Tuve la oportunidad de relevar su trabajo en 2012, meses antes que cumpliera su primera década, lo que resultó casi un preámbulo de nuestra relación profesional, marcada a fuego gracias a mi primer libro: "Relatos de moda" (2013).
Sus hermosas texturas no sólo sirvieron de portada de ese texto y fueron parte de su hilo conductor, sino también me vistieron el día del lanzamiento. Por supuesto, él viajó a Valparaíso para acompañarme y hacerme sentir lo que significaba ser parte de ese hito de mi carrera.
Ese gesto noble y lleno de afecto demuestra en parte el carácter de Juan, una persona sencilla, despojada de egos tóxicos, muy apegada a una vida en modo lento y, por sobre todo, extremadamente talentosa.
De hecho, su opción de vivir en la zona rural de la Región Metropolitana en una casa -que alguna vez me comentó- trataría de construir a través del suprareciclaje; en contacto con la naturaleza y con el movimiento hipnótico del bordado describen su manera de crear y vincularse con la escena de la moda local.
En esa línea en 2012, me contaba que "los factores que influían en su proceso creativo se generaban desde la introspección profunda de la naturaleza, pasando por la botánica, la biología hasta la observación social de los estados anímicos; así también la usabilidad y la intensidad depositada en las prendas. Esto queda en manifiesto con la utilización de recursos técnicos y prácticos, de acuerdo a la construcción de cada pieza en particular", insistía.
Esa profundidad en el quehacer, no sólo le ganó un espacio como pionero en el desarrollo de moda sustentable nacional, sino también lo transformó en un referente de todxs aquellxs que se aventuraban en la creación de texturas fruto de la mezcla de técnicas y oficios.
Yo tuve la suerte de utilizar una de sus prendas célebres en una editoral de moda que hicimos con mis querido Lontano y Sr. González en Nueva York y comprobar como su visión estética, se traspasaba en el lente, sin mayor esfuerzo.
Lo anterior queda claro al repasar su trayectoria. Su trabajo no sólo fue reconocido en diversas pasarelas y medios locales, sino también le dio la posibilidad de crear un vestido para Sarah Jessica Parker en su visita a Chile. El concepto creativo que guió esa prenda fueron los valles transversales de la zona central con cordilleras y angosturas. La naturaleza nuevamente se imponía.
Si bien en los últimos años lo vi poco en eventos de la moda, y solíamos interactuar solo en Instagram, donde podía maravillarme de sus bordados, siempre sentí que podía contar con él. De hecho, en nuestros últimos mensajes, él me esbozó la posibilidad de acompañarme en el lanzamiento de mi 3º libro, "La revolución de los cuerpos" en Valparaíso, a principios de octubre de 2019.
Por lo mismo, la noticia de su partida me dolió e inevitablemente me hicieron pensar que gracias a personas como Juan yo he perseverado en la moda. Su pasión por el oficio y su bondad reflejada en miles de detalles, tan exquisitos como los de sus bordados, tejieron en mí esa idea.
El legado de Juan González y su Martin J
En enero 2020, la etiqueta Martin J del diseñador Juan González cumplió 17 años de vida. Tuve la oportunidad de relevar su trabajo en 2012, meses antes que cumpliera su primera década, lo que resultó casi un preámbulo de nuestra relación profesional, marcada a fuego gracias a mi primer libro: "Relatos de moda" (2013).
Sus hermosas texturas no sólo sirvieron de portada de ese texto y fueron parte de su hilo conductor, sino también me vistieron el día del lanzamiento. Por supuesto, él viajó a Valparaíso para acompañarme y hacerme sentir lo que significaba ser parte de ese hito de mi carrera.
A mi izquierda, el gran Juan González. Visto una de sus creaciones para su marca Martin J |
Ese gesto noble y lleno de afecto demuestra en parte el carácter de Juan, una persona sencilla, despojada de egos tóxicos, muy apegada a una vida en modo lento y, por sobre todo, extremadamente talentosa.
De hecho, su opción de vivir en la zona rural de la Región Metropolitana en una casa -que alguna vez me comentó- trataría de construir a través del suprareciclaje; en contacto con la naturaleza y con el movimiento hipnótico del bordado describen su manera de crear y vincularse con la escena de la moda local.
En esa línea en 2012, me contaba que "los factores que influían en su proceso creativo se generaban desde la introspección profunda de la naturaleza, pasando por la botánica, la biología hasta la observación social de los estados anímicos; así también la usabilidad y la intensidad depositada en las prendas. Esto queda en manifiesto con la utilización de recursos técnicos y prácticos, de acuerdo a la construcción de cada pieza en particular", insistía.
Esa profundidad en el quehacer, no sólo le ganó un espacio como pionero en el desarrollo de moda sustentable nacional, sino también lo transformó en un referente de todxs aquellxs que se aventuraban en la creación de texturas fruto de la mezcla de técnicas y oficios.
Yo tuve la suerte de utilizar una de sus prendas célebres en una editoral de moda que hicimos con mis querido Lontano y Sr. González en Nueva York y comprobar como su visión estética, se traspasaba en el lente, sin mayor esfuerzo.
Lo anterior queda claro al repasar su trayectoria. Su trabajo no sólo fue reconocido en diversas pasarelas y medios locales, sino también le dio la posibilidad de crear un vestido para Sarah Jessica Parker en su visita a Chile. El concepto creativo que guió esa prenda fueron los valles transversales de la zona central con cordilleras y angosturas. La naturaleza nuevamente se imponía.
Si bien en los últimos años lo vi poco en eventos de la moda, y solíamos interactuar solo en Instagram, donde podía maravillarme de sus bordados, siempre sentí que podía contar con él. De hecho, en nuestros últimos mensajes, él me esbozó la posibilidad de acompañarme en el lanzamiento de mi 3º libro, "La revolución de los cuerpos" en Valparaíso, a principios de octubre de 2019.
Por lo mismo, la noticia de su partida me dolió e inevitablemente me hicieron pensar que gracias a personas como Juan yo he perseverado en la moda. Su pasión por el oficio y su bondad reflejada en miles de detalles, tan exquisitos como los de sus bordados, tejieron en mí esa idea.
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