(Por Florencia Swinburn*) He sido modelo por cinco años, y como estudiante de sociología siempre he sido una observadora participante en este mundo. A principios de septiembre 2019 tuve la oportunidad de participar en el Coco Rocha Model Camp (CRMC). Coco Rocha es una modelo canadiense ícono por su capacidad para moverse y, prácticamente, bailar al momento de enfrentarse con una cámara. Hoy les contaré mi experiencia allí y lo que reflexioné en el proceso.
En el Coco Rocha Model Camp (CRMC)
La habilidad de la modelo Coco Rocha de hablar con expresiones y con el propio cuerpo es algo que siempre me ha llamado la atención y creo que es muy importante, porque refleja conocerse también a una misma y tus posibilidades de acción. Tanto al momento de pararme frente a una cámara siendo modelo, como en el día a día, al caminar por la calle o presentando proyectos para la universidad, siempre he tratado de ser consciente de mis posturas, movimientos y de lo que estoy transmitiendo con ellas: seguridad o motivación, etc. Por eso cuando me enteré de estos campamentos para modelos, mi objetivo realmente era poder aprender más sobre esto, independiente del modelaje, quería absorber experiencia para la vida. Y así fue.
Allá me enfrente con que quienes asistían a los campamentos, no eran necesariamente modelos. Habían mujeres de todas las edades, la menor tenían 15 años y la mayor 44. Todas de diferentes nacionalidades, contexturas, trabajos: habían estudiantes, influencers, diseñadoras, actrices, dentistas, algunas modelaban en paralelo -como yo que estudio sociología-, otras estaban recién aprendiendo, otras simplemente buscaban herramientas nuevas para aplicar en lo que hacían fuera del mundo del modelaje. Entonces fue cuando me di cuenta que el factor común entre todas era justamente la diferencia. Nadie estaba ahí realmente para aprender a ser mejores modelos, me parece que lo que se buscaba más bien, era reafirmar la identidad de cada una de nosotras.
Además Coco ha ido armando una red de modelos por el mundo que se apoyan mutuamente, pueden compartir experiencias y consultar dudas.
Esto último me hizo mucho sentido, porque lo que esta top model fomenta en los campamentos, finalmente no es algo que solo ella esté buscando. Esta red mundial de “modelos”, más bien es una parte de aquella red mundial de mujeres que buscamos ser representadas, visibilizadas, aceptar nuestras identidades y cuerpos, buscamos que nuestros derechos sean respetados.
Hemos vivenciado como las mujeres han alzado la voz por décadas, y en los últimos años movimientos importantes han surgido como el “me too” o “un violador en tu camino”, donde no solo las palabras han sido la manera de expresión, sino que nuestros mismos cuerpos nos han acompañado en la manera en que nos planteamos frente a otros e incluso frente a nosotras mismas.
Ahora bien, ¿qué significa esto en la industria de la moda? El cambio es paulatino; los estereotipos históricamente han cambiado según los diferentes contextos culturales: más flacas, más anchas, más o menos cintura, altas, bajas, musculosas, rubias, morenas, angulosas, rasgos más redondos, etc. En los 90’s tuvimos una generación de modelos que más bien hacía de maniquí, todas tenían que ser relativamente parecidas, para poder lucir de esta manera los diseños. Luego comenzó a tener peso quién llevaba puesta la respectiva prenda de unx diseñadorx, las modelos otorgaban personalidad a los diseños que utilizaban y les daban vida. De hecho, sin ir más lejos, el primer desfile de Coco Rocha fue abriendo la pasarela para Jean Paul Gaultier 2007, bailando un mix de danza escocesa e irlandesa.
Hoy las modelos tienen voz, tienen una causa de lucha, representan aquellos grupos minoritarios, lo que claramente no es algo totalmente establecido, pero si ha sido una tendencia importante en el último tiempo. En Chile encontramos a modelos como Javiera Wayne, Antonia Larrain, Helenia Melan, a quienes admiro mucho, porque han sacado la voz en diferentes temas, comunicando con sus cuerpos el mensaje.
El modelaje no me hace sentir más bonita, por estar maquillada y vestida, me hace sentir segura, porque he sido yo misma en este mundo, en esta industria que ha sido catalogada como superficial y que ha tratado de adecuar a las mujeres al estereotipo que necesitan. Creo que esto lo logré, de alguna manera, tomando esa posición de observadora, lo que me ha llevado a no tener miedo a jugar. Cuando hago una sesión, trato de plasmar mi propia identidad en cada “personaje”, por ejemplo, hago posturas de yoga o bailo.
Y al final lo que está ocurriendo es que la industria va cambiando, pero cambia porque las mujeres lo estamos haciendo y, por ende, las modelos también y vamos empujando a que se adopten poco a poco nuevos paradigmas. Hacia este camino debería seguir apuntando la industria, hacia mujeres y, por ende, modelos con pensamiento y voz que comienzan a tomarse las pantallas y publicidades, transmitiendo de una u otra manera el mensaje: sé tu misma, acéptate, quiérete. Son aquellas mismas mujeres que se han hecho un lugar en el mundo, las que empujan el cambio.
Pese a que la industria de la moda no deja de ser un negocio y las marcas buscarán llegar a las masas de consumo, nuestros cuerpos están pasando de ser meros maniquíes a ser la expresión del cambio. Si bien falta mucho por avanzar es innegable el quiebre que se ha generado. Al final como modelos somos precursoras y reflejo de la mentalidad cultural existente y si comienzan a aparecer en las campañas personas diferentes a lo que acostumbramos, es porque lo hemos buscado, nos hemos hecho un lugar, y eso ya significa algo importante.
El modelaje -desde las modelos- te lleva a ser consciente de la imagen que entregas al mundo, te entrega una herramienta para pararte frente a la vida, te entrega la postura, la caminata firme. Finalmente en estos años, y reafirmado por el CRMC, he aprendido que la clave es conocerte a ti misma para saber cómo comunicar con el cuerpo, tu cuerpo, sin importar como luzca, sino cómo nosotras lo haremos lucir.
*Florencia Swinburn es estudiante de sociología PUC y modelo de la agencia Rebel wlm, feminista y amante de la naturaleza que de manera crítica ha observado, en la práctica, el mundo de la moda, desde diferentes perspectivas que le apasionan.
(Fotos gentileza Florencia Swinburn)
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