El nacimiento de Aluna
Mientras Valentina seguía en Camboya, su mamá y tía hacían las primeras pruebas de los calzones Aluna. Todo en un proceso de diseño y planificación a distancia, que recién en julio de 2020, se transforma en prototipo cuando Valentina consigue regresar a Chile. "Hicimos muchas pruebas con distintas personas con flujos altos, bajos, irregulares, distintas combinaciones de telas, etc., hasta llegar a un producto que nos dejó felices a todxs y ahí lanzamos la cuenta de Instagram y el sitio web, a fines de octubre del 2020", explica.
El resultado de ese trabajo fue una propuesta que definen como "productos conscientes, cómodos y duraderos, que cuidan el medioambiente, tu cuerpo y tu bolsillo".
De hecho, para ellas el objetivo de estas prendas es "reducir el impacto medioambiental de la menstruación y ayudar a todas las personas menstruantes a menstruar de forma libre y natural".
La influencia de la sostenibilidad en el proceso creativo de Aluna
Valentina comenta que la sostenibilidad es parte esencial de todos sus procesos, ya que están en constante búsqueda de cómo mejorar sus productos y operaciones para ser más sustentables. De hecho, esa motivación las llevó a introducir una nueva tela, Amni Soul Eco, que es la primera poliamida biodegradable del mundo.
"Queremos transicionar a que todos nuestros productos usen esta tela dentro de los próximos meses. Por otro lado, gran parte de la decisión de desarrollar una marca como Aluna, fue porque creemos que hay un valor enorme en producir las cosas de forma local en Chile. Puede que salga mucho más barato importar por Internet y te deje mayor margen de utilidad, pero cuando haces eso no tienes ningún tipo de trazabilidad de la producción. Sin que te enteres, puede que se estén ocupando químicos dañinos para la salud y el planeta o que estén explotando gente para bajar los costos, para que tu puedas comprar más barato y marginar más. Al fabricar en Chile tenemos mayor control sobre los procesos y los materiales, además la huella de carbono final es menor y estamos generando una fuente de trabajo para mujeres locales", insiste.
Asimismo, señala que el costo inicial puede ser más alto que comprar productos menstruales desechables, sin embargo, el ahorro es evidente a mediano plazo. "Se estima que cada persona que menstrúa gasta en promedio $50.000 al año, nosotras tenemos packs que valen eso mismo o menos, pero que pueden durar hasta 5 años, por lo que a la larga es más barato. De todas maneras queremos llegar a más gente y por eso hemos creado un programa de donación de calzones para quienes no puedan costearlos. Hasta ahora hemos estado trabajando con el Hogar de Niñas Las Creches y estamos buscando a más colaboradores", sostiene.
La diversidad de referentes para Aluna
En la comunicación de marca de Aluna es posible ver una amplia diversidad de referentes, lo que Valentina cree que es muy importante dado el tipo de producto que comercializan.
"Creemos que es importante hablar de la menstruación y de los cuerpos de forma más honesta y mostrar a las personas que menstruamos como realmente somos: sin sangre azul, con cuerpos reales, no exclusivamente mujeres. Todavía existen muchísimos tabúes alrededor de la menstruación y queremos ayudar a romperlos. Por eso tratamos de estudiar y hablar con expertxs para poder informarnos y ayudar a informar a nuestra comunidad. Aprender sobre la diversidad de las personas que menstrúa y sus distintas necesidades nos ha ayudado a mejorar la calidad de nuestros productos.
Por ejemplo, hemos tenido varias clientas que son madres de niñas con algún tipo de capacidad reducida mental o física, y ellas han sido clave, nos dado feedback, ideas y han ayudado a desarrollar productos más inclusivos. La diversidad empuja a mejorar la calidad de los productos, es un beneficio en sí mismo, que trae otros múltiples beneficios consigo", reafirma.
¿Por qué creen que es importante el desarrollo, desde la moda, de nuevas alternativas que resuelvan las necesidades de las mujeres menstruantes?
"Se estima que cada persona que menstrúa tira a la basura alrededor de 17.000 toallas higiénicas o tampones a lo largo de su vida. Esto equivale a más de 71.000 toneladas de basura no biodegradable, ni reciclable, que produce la menstruación cada año sólo en Chile.
Hoy la industria textil tiene soluciones tecnológicas que cumplen la misma función que materiales desechables, son igual o más seguros e higiénicos, sin embargo se pueden reutilizar, provienen de fuentes menos dañinas, utilizan menos agua en su producción y algunos casos son biodegradables. Sin embargo, la industria textil no llega al público general, es la industria de la moda el vehículo que es capaz de llevar estas nuevas tecnologías a la gente, de cambiar sus hábitos, de informar e incluir. El impacto que se puede llegar a tener desde la plataforma de la moda es muy grande, para bien o para mal.
La moda influye en nuestras preferencias y comportamiento, por ese motivo es muy importante que existan más marcas responsables con el medioambiente, con sus consumidorxs y con sus cadenas de producción".
Imaginando el futuro de Aluna
Valentina dice que en el corto plazo aspiran a que todos sus productos sean fabricados con telas biodegradables, lo que cree conseguirán dentro de los próximos meses.
"En un plan a mediano o largo plazo, nos gustaría poder llegar a más gente y ampliar nuestra gama de productos. Tenemos varios prototipos en carpeta para cubrir otro tipo de necesidades con la misma tecnología, queremos ser capaces ofrecer una alternativa sustentable para las distintas etapas de la vida, más allá de la menstruación.
Finalmente, nos encantaría crear nuevas alianzas con fundaciones y expandir nuestra red de colaboradores. Sabemos que la menstruación puede ser muy problemática para personas que viven en la calle o personas que están en la cárcel y nos gustaría poder habilitar una opción de acceso para esas personas también", concluye.
¿Dónde comprarlas? En su tienda online.
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