Una vez que egresó de Derecho, Marti Barroeta, decididó utilizar el tiempo libre, que ahora disponía, para profundizar en su estudio autodidacta sobre moda e indumentaria, que había iniciado en 2015. En ese contexto abrió una cuenta en Instagram que funcionaba como una especie de block de notas de sus reflexiones y descubrimientos, y que fue entusiasmando a diversas personas que compartían sus intereses. "Me di cuenta de que era perfectamente posible y necesario formar una comunidad con esas personas, porque tenían la inquietud de analizar la moda desde las mismas perspectivas críticas, y ahí Fashionerd empezó a tomar la forma que tiene ahora. Empecé a difundir conocimiento, publicar más, hacer talleres, etcétera", explica. Hoy nos contará por qué es necesario que existan espacios como su plataforma en Chile, ad portas de estrenar dos nuevos capítulos de Fashionerd el podcast y de lanzar su sitio web.
Marti no duda en señalar que los estudios de moda a nivel global han estado ampliamente protagonizados por académicos blancos, de Europa o de Estados Unidos, y que si bien en los últimos años los discursos decoloniales han proliferado en este ambiente, la presencia de voces latinoamericanas e indígenas todavía es muy escasa, y las conversaciones todavía se desarrollan principalmente en inglés.
"Esto se nota en los resultados que estos esfuerzos tienen. La perspectiva decolonial 'oficial' en la moda todavía se siente, al menos para mí como persona chileno-árabe, como algo creado, dirigido y monopolizado por el Norte Global. Esto no me sorprende, pero sí reafirma la necesidad de que nos articulemos desde el sur y comencemos a pensar en nuestros sistemas de vestir desde nuestros contextos, a generar una epistemología y una praxis propia sobre ellos, y que dejemos de adoptar irreflexivamente modelos foráneos para explicar y cambiar nuestra propia realidad.
En este escenario, aspiramos a que la función de Fashionerd sea contribuir a este movimiento, es decir, que sirva como uno de muchos agentes en la región que inviten a pensar sobre estos temas desde una perspectiva local, con el fin principal de generar una cultura del vestir que vaya a tono con nuestras sociedades y con las transformaciones que ella requiere para emanciparse y alcanzar un buen vivir", enfatiza.
Para nadie que se haya aventurado a estudiar la moda, desde una perspectiva más allá de la estética, es un misterio, que su sola palabra produce una cierta crispación en el mundo más tradicional de las ciencias sociales. Ese "rictus", le confiere a su análisis un espacio secundario y casi anecdótico en ciertos momentos. Sin embargo, plataformas como Fashionerd busca ponerla en el "front row" o primera fila de la discusión del área, independiente que en el mundo del Derecho, por ejemplo, la moda suele cargar el estigma de la frivolidad, lo que a Marti le parece un prejuicio infundado.
"Cuando se trata de convencer a mis propios profesores o a futuros colegas de que mi trabajo es serio, lo que hago es hablarles de las múltiples denuncias que llegan a las instancias internacionales todos los años de violaciones a los derechos humanos relacionadas con la adquisición o uso de alguna prenda de vestir, también de los varios tratados internacionales que se refieren a este tema. Con tecnicismos y recitaciones de memoria, el problema se resuelve.
Las personas que se dedican a otras ciencias sociales han sido mucho más receptivas y han demostrado un interés por este tema que rebasa mis expectativas. De todas maneras, creo que lo más importante que hemos hecho desde Fashionerd, más allá de las publicaciones académicas y de la difusión de conocimiento, fue realizar un cabildo dedicado a discutir sobre cómo podíamos incluir el Derecho al vestido adecuado en la nueva Constitución. Esto fue en noviembre de 2019 y también tuvo una recepción estupenda. No creo que lo veamos reflejado en la Constitución que se viene, pero con algo más de trabajo, esperamos que en la próxima sí, porque vamos a seguir hablando del tema a quien quiera escuchar. Es la única forma", enfatiza.
"Creo que el neoliberalismo, que ha imperado en nuestro país desde la dictadura, ha provocado que no concibamos como derechos ciertos elementos cruciales para nuestra vida, para nuestro bienestar y nuestra cultura. Muy por el contrario, este modelo económico que tiene consecuencias profundas en la forma de ver el mundo de las personas ha determinado que dichos elementos sean concebidos como bienes de consumo cuyo acceso debe regirse necesaria y exclusivamente por una lógica de mercado.
Desde ese punto de vista, concebir la indumentaria como un derecho no sólo es consistente con los tratados internacionales de derechos humanos y puede contribuir a mejorar las condiciones de vida de una cantidad importante de personas. También, para mí, es una forma de controvertir una visión mercantilizada de los derechos humanos que les priva de toda potencia y que niega que ciertos derechos sean efectivamente derechos, a pesar de que ello sea evidente".
Para Marti es necesario generar una epistemología y una praxis propia sobre el vestir que recoja nuestro contexto, nuestras necesidades y demandas. "Creo que nos queda mucho camino. Sin embargo, hay mucho que cuestionar, como los complejos de salvador blanco que permean a varias organizaciones reformistas de la moda, la elitización de lo sustentable, los discursos moralizantes y privilegiados de ciertos sectores del activismo, el hablar siempre de 'consumidor' y no de persona, el trabajar por el 'cambio en la industria', pero no abordar la reparación a sus víctimas y la persecución de responsabilidades, en fin. Creo que el cambio de paradigma es tan necesario en el activismo como en la industria misma", sostiene.
Marti comenta que hoy puede decir con orgullo que Fashionerd está compuesta por un equipo de varias mujeres, todas con carreras emergentes en distintas disciplinas: derecho, periodismo, diseño, sociología, literatura y filosofía.
"Me gustaría, en el futuro, que a nuestro equipo se integrasen más personas provenientes de contextos distintos y cuyas experiencias sean distintas a las nuestras. Así no se momifica nuestro trabajo y podemos continuar con el diálogo y el cuestionamiento. Por lo pronto, estamos a pocos días de lanzar nuestro sitio web y dos podcasts nuevos, porque el formato microblog de instagram nos quedó corto y ya no estamos tan contentas con hacer contenido desechable. Sentimos nerviosismo, pero esperamos que nuestra audiencia nos siga a este formato y podamos seguir creciendo.
Tenemos varios proyectos de publicaciones, en específico, de artículos académicos y de libros, que creo que van a resultar muy bien. Yo misma llevo trabajando bastante tiempo en la publicación de mi investigación. Por último, creo que lo que más nos gustaría es ver nuestro trabajo impactando realmente en los cambios sociales que están ocurriendo en Chile y en Latinoamérica. No sirve de nada quedarse solamente en el escritorio", concluye.
La necesidad de una plataforma como Fashionerd en Chile
Marti no duda en señalar que los estudios de moda a nivel global han estado ampliamente protagonizados por académicos blancos, de Europa o de Estados Unidos, y que si bien en los últimos años los discursos decoloniales han proliferado en este ambiente, la presencia de voces latinoamericanas e indígenas todavía es muy escasa, y las conversaciones todavía se desarrollan principalmente en inglés.
"Esto se nota en los resultados que estos esfuerzos tienen. La perspectiva decolonial 'oficial' en la moda todavía se siente, al menos para mí como persona chileno-árabe, como algo creado, dirigido y monopolizado por el Norte Global. Esto no me sorprende, pero sí reafirma la necesidad de que nos articulemos desde el sur y comencemos a pensar en nuestros sistemas de vestir desde nuestros contextos, a generar una epistemología y una praxis propia sobre ellos, y que dejemos de adoptar irreflexivamente modelos foráneos para explicar y cambiar nuestra propia realidad.
En este escenario, aspiramos a que la función de Fashionerd sea contribuir a este movimiento, es decir, que sirva como uno de muchos agentes en la región que inviten a pensar sobre estos temas desde una perspectiva local, con el fin principal de generar una cultura del vestir que vaya a tono con nuestras sociedades y con las transformaciones que ella requiere para emanciparse y alcanzar un buen vivir", enfatiza.
Los estudios de la moda en el "front row" de las ciencias sociales
Para nadie que se haya aventurado a estudiar la moda, desde una perspectiva más allá de la estética, es un misterio, que su sola palabra produce una cierta crispación en el mundo más tradicional de las ciencias sociales. Ese "rictus", le confiere a su análisis un espacio secundario y casi anecdótico en ciertos momentos. Sin embargo, plataformas como Fashionerd busca ponerla en el "front row" o primera fila de la discusión del área, independiente que en el mundo del Derecho, por ejemplo, la moda suele cargar el estigma de la frivolidad, lo que a Marti le parece un prejuicio infundado.
"Cuando se trata de convencer a mis propios profesores o a futuros colegas de que mi trabajo es serio, lo que hago es hablarles de las múltiples denuncias que llegan a las instancias internacionales todos los años de violaciones a los derechos humanos relacionadas con la adquisición o uso de alguna prenda de vestir, también de los varios tratados internacionales que se refieren a este tema. Con tecnicismos y recitaciones de memoria, el problema se resuelve.
Las personas que se dedican a otras ciencias sociales han sido mucho más receptivas y han demostrado un interés por este tema que rebasa mis expectativas. De todas maneras, creo que lo más importante que hemos hecho desde Fashionerd, más allá de las publicaciones académicas y de la difusión de conocimiento, fue realizar un cabildo dedicado a discutir sobre cómo podíamos incluir el Derecho al vestido adecuado en la nueva Constitución. Esto fue en noviembre de 2019 y también tuvo una recepción estupenda. No creo que lo veamos reflejado en la Constitución que se viene, pero con algo más de trabajo, esperamos que en la próxima sí, porque vamos a seguir hablando del tema a quien quiera escuchar. Es la única forma", enfatiza.
¿Por qué crees que es necesario analizar la moda desde la perspectiva de derechos humanos?
"Creo que el neoliberalismo, que ha imperado en nuestro país desde la dictadura, ha provocado que no concibamos como derechos ciertos elementos cruciales para nuestra vida, para nuestro bienestar y nuestra cultura. Muy por el contrario, este modelo económico que tiene consecuencias profundas en la forma de ver el mundo de las personas ha determinado que dichos elementos sean concebidos como bienes de consumo cuyo acceso debe regirse necesaria y exclusivamente por una lógica de mercado.
Desde ese punto de vista, concebir la indumentaria como un derecho no sólo es consistente con los tratados internacionales de derechos humanos y puede contribuir a mejorar las condiciones de vida de una cantidad importante de personas. También, para mí, es una forma de controvertir una visión mercantilizada de los derechos humanos que les priva de toda potencia y que niega que ciertos derechos sean efectivamente derechos, a pesar de que ello sea evidente".
La necesidad de un nuevo paradigma para la industria de la moda
Para Marti es necesario generar una epistemología y una praxis propia sobre el vestir que recoja nuestro contexto, nuestras necesidades y demandas. "Creo que nos queda mucho camino. Sin embargo, hay mucho que cuestionar, como los complejos de salvador blanco que permean a varias organizaciones reformistas de la moda, la elitización de lo sustentable, los discursos moralizantes y privilegiados de ciertos sectores del activismo, el hablar siempre de 'consumidor' y no de persona, el trabajar por el 'cambio en la industria', pero no abordar la reparación a sus víctimas y la persecución de responsabilidades, en fin. Creo que el cambio de paradigma es tan necesario en el activismo como en la industria misma", sostiene.
¿El futuro de Fashionerd?
Marti comenta que hoy puede decir con orgullo que Fashionerd está compuesta por un equipo de varias mujeres, todas con carreras emergentes en distintas disciplinas: derecho, periodismo, diseño, sociología, literatura y filosofía.
"Me gustaría, en el futuro, que a nuestro equipo se integrasen más personas provenientes de contextos distintos y cuyas experiencias sean distintas a las nuestras. Así no se momifica nuestro trabajo y podemos continuar con el diálogo y el cuestionamiento. Por lo pronto, estamos a pocos días de lanzar nuestro sitio web y dos podcasts nuevos, porque el formato microblog de instagram nos quedó corto y ya no estamos tan contentas con hacer contenido desechable. Sentimos nerviosismo, pero esperamos que nuestra audiencia nos siga a este formato y podamos seguir creciendo.
Tenemos varios proyectos de publicaciones, en específico, de artículos académicos y de libros, que creo que van a resultar muy bien. Yo misma llevo trabajando bastante tiempo en la publicación de mi investigación. Por último, creo que lo que más nos gustaría es ver nuestro trabajo impactando realmente en los cambios sociales que están ocurriendo en Chile y en Latinoamérica. No sirve de nada quedarse solamente en el escritorio", concluye.
(Fotos gentileza de Fashionerd)
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