A pesar de que hoy hablamos de nuestros cuerpos como menos temor e intentando mirarnos al espejo sin cerrar los ojos, todavía nos cuesta normalizar la existencia de cuerpos diversos, lo que lleva a que muchas se sientan "insuficientes". Esta percepción se gesta no sólo porque "los cuerpos contrahegemónicos" son subrepresentados en los medios de comunicación y la moda, sino también por la dificultad de conseguir tallas para todxs en todas las categorías de productos ligadas al vestuario. La historia de la marca colombiana de ropa de baño o swimwear, Inanna, de Stephany Gregory, se inicia motivada por esta realidad desigual, transformándose en un referente tanto por su amplitud de tallas como su compromiso con el medio ambiente y las mujeres que hacen sus prendas. Hoy nos contará su inspirador relato en el que su cuerpo, y el todas nosotras, es protagonista.
Stephany cuenta que vivió en Miami 15 años y odiaba tanto su cuerpo que solo iba a la playa cuando la obligaban. Su inseguridad era tan grande que pensaba que su cuerpo no estaba hecho para la ropa bonita y que no era una persona atractiva.
No obstante, al regresar a Colombia, bajó un poco de peso y comenzó a verse con otros ojos. Fue en ese momento que surgió la posibilidad de vacacionar en Isla Margarita con su pareja y necesitó un traje de baño. "Sentía que estaba lista para ponerme un vestido de baño que me hiciera sentir bien y oh sorpresa: no encontré. Visité varias marcas que hoy ofrecen mi talla como la más grande, y aunque las prendas me quedaban buenas no me favorecían, el trato que me daban las vendedoras era pésimo y los diseños eran como para una señora de la tercera edad. Es en ese momento donde me tocó acudir a una modista que me hiciera un vestido de baño como me lo imaginaba y que le pusiera faja. Después de esas vacaciones al regresar a Colombia con mis ganas de emprender, decidí montar una marca de vestidos de baño porque sabía que no podía ser la única mujer que estaba pasando por esta situación", relata.
Stephany no se equivocó en su percepción y dio vida a su marca de swimwear, Inanna con la convicción de transformar la imagen negativa que carga cada mujer de sí misma, elevando su autoestima a través de la comodidad y la funcionalidad de sus productos.
"Tenemos un tallaje completamente inclusivo que cubre a mujeres desde la talla XS hasta la 5XL, manejamos estampados diseñados exclusivamente por la marca pensados en nuestro consumidor, sus gustos y las últimas tendencias. Nos hemos dedicado a construir nuestro propio tallaje, hemos tomado las medidas de más de 760 mujeres en Colombia y hemos utilizado esa data para crear nuestra propia tabla asegurándonos así que nuestros productos se adapten al cuerpo de nuestro cliente y que ella no sienta la necesidad de adaptar su cuerpo para encajar en ellos", afirma.
Lo anterior va de la mano con un compromiso hacia la sostenibilidad, que se materializa en la elección de materias primas, el manejo de inventario y el trato hacia sus colaboradoras. "Utilizamos telas a base de PET reciclado, se están reciclando alrededor de 10 botellas de plástico en cada uno de nuestros enterizos. Nuestro empaque es reutilizable y construido con fibras naturales, nuestras etiquetas son de semilla germinables que se convierten en árboles, nuestro proceso de estampación utiliza 0 recursos de agua. Nuestra marca es una marca de slow fashion, hacemos cantidades limitadas de nuestras prendas. Creemos mucho en el pago del trabajo justo y trabajamos de la mano con mujeres independientes cabezas de hogar", añade.
"El aprendizaje más grande que nos hemos llevado todo este tiempo es que hoy al consumidor le gusta que cada vez se le hable más desde la verdad y desde lo real. Una de nuestras políticas es no retocarle a la fotografía de nuestras modelos sus celulitis, estrías, flacidez, cicatrices, entre otros. Esto aunque nos ha alejado de cerrar ventas con muchas boutiques que buscan 'la perfección' en sus fotos, nos ha acercado mucho más al consumidor final y es realmente a quien queremos llegar. Son cientos las historias y los mensajes que nos llegan a diario de mujeres agradeciéndonos por mostrar cuerpos sin edición, por devolverles un poco de seguridad, por alentarlas a tomar ese paso de querer usar un bikini. Esta es realmente la satisfacción más grande que tenemos".
Al igual que muchas otras marcas latinoamericanas, el 2020 fue para Inanna un año de reinvención debido a la pandemia, más aún en un contexto donde los hoteles, las tiendas, las piscinas, las playas estaban cerradas por miedo a contagios. "Aunque las primeras semanas fueron de mucha crisis interna, nos devolvimos a pensar en realmente el porqué habíamos creado nuestra marca. Como equipo concluimos que era por acompañar a las mujeres en ese sueño o anhelo de llegar pronto a las vacaciones y es ahí cuando nos transformamos", confiesa Stephany.
Ese punto de inflexión la llevó junto a su socia -Adriana Chaves- a ponerse frente a las cámaras y grabar tiktoks mostrando los beneficios de sus prendas, ya sea para tallas pequeñas como la de su socia o más grandes como la suya. "Esto no solo entretenía a la gente que estaba en casa, sino que también las hacía proyectarse a las vacaciones que tomarían en ese momento cuando se acabara por fin la cuarentena. Comprendimos también que nuestro consumidor a nivel económico estaba evaluando mucho más en que gastar su dinero y en que tenía otras prioridades, es así como nos acomodamos a eso y sacamos nuestro 'plan separe a cuotas' donde todas pueden separar su vestido de baño, pagar una cuota del mismo mes a mes y recibirlo una vez finalicen con los pagos. Cuando llegamos al mes de diciembre que liberaron la cuarentena en Colombia, muchas ya estaban recibiendo sus prendas y se fueron de viaje", comenta.
Asimismo reafirma que Tiktok les permitió llegar a otros países, logrando ventas en Alemania, Suecia y Australia, además de EE.UU. y México, donde ya tenían una presencia de marca.
Ante la pregunta sobre el futuro, Stephany señala que Inanna ya está lista para salir de Colombia por el mundo. "Nuestra estrategia está pensada en hacer presencia cada vez más en otros países tanto de América como de Europa, sin perder la cercanía de la marca con el cliente. Nos vemos más como una marca que sirve a las mujeres y no como una vendedora de productos. Nos enfocamos mucho en las asesorías para asegurarnos de que todas se sientan cómodas y lleven la prenda correcta y es eso lo que queremos escalar y trasladar a otros países. Tendremos tiendas donde a las mujeres ya nunca les vuelva a dar miedo o incertidumbre probarse un vestido de baño o pedir asesoría", remata.
¿Dónde comprarlos? En su tienda online.
La historia tras la creación de Inanna
Stephany cuenta que vivió en Miami 15 años y odiaba tanto su cuerpo que solo iba a la playa cuando la obligaban. Su inseguridad era tan grande que pensaba que su cuerpo no estaba hecho para la ropa bonita y que no era una persona atractiva.
No obstante, al regresar a Colombia, bajó un poco de peso y comenzó a verse con otros ojos. Fue en ese momento que surgió la posibilidad de vacacionar en Isla Margarita con su pareja y necesitó un traje de baño. "Sentía que estaba lista para ponerme un vestido de baño que me hiciera sentir bien y oh sorpresa: no encontré. Visité varias marcas que hoy ofrecen mi talla como la más grande, y aunque las prendas me quedaban buenas no me favorecían, el trato que me daban las vendedoras era pésimo y los diseños eran como para una señora de la tercera edad. Es en ese momento donde me tocó acudir a una modista que me hiciera un vestido de baño como me lo imaginaba y que le pusiera faja. Después de esas vacaciones al regresar a Colombia con mis ganas de emprender, decidí montar una marca de vestidos de baño porque sabía que no podía ser la única mujer que estaba pasando por esta situación", relata.
La propuesta de Inanna
Stephany no se equivocó en su percepción y dio vida a su marca de swimwear, Inanna con la convicción de transformar la imagen negativa que carga cada mujer de sí misma, elevando su autoestima a través de la comodidad y la funcionalidad de sus productos.
"Tenemos un tallaje completamente inclusivo que cubre a mujeres desde la talla XS hasta la 5XL, manejamos estampados diseñados exclusivamente por la marca pensados en nuestro consumidor, sus gustos y las últimas tendencias. Nos hemos dedicado a construir nuestro propio tallaje, hemos tomado las medidas de más de 760 mujeres en Colombia y hemos utilizado esa data para crear nuestra propia tabla asegurándonos así que nuestros productos se adapten al cuerpo de nuestro cliente y que ella no sienta la necesidad de adaptar su cuerpo para encajar en ellos", afirma.
Lo anterior va de la mano con un compromiso hacia la sostenibilidad, que se materializa en la elección de materias primas, el manejo de inventario y el trato hacia sus colaboradoras. "Utilizamos telas a base de PET reciclado, se están reciclando alrededor de 10 botellas de plástico en cada uno de nuestros enterizos. Nuestro empaque es reutilizable y construido con fibras naturales, nuestras etiquetas son de semilla germinables que se convierten en árboles, nuestro proceso de estampación utiliza 0 recursos de agua. Nuestra marca es una marca de slow fashion, hacemos cantidades limitadas de nuestras prendas. Creemos mucho en el pago del trabajo justo y trabajamos de la mano con mujeres independientes cabezas de hogar", añade.
Los aprendizajes de Inanna tras su apuesta por comunicar desde la diversidad de los cuerpos
"El aprendizaje más grande que nos hemos llevado todo este tiempo es que hoy al consumidor le gusta que cada vez se le hable más desde la verdad y desde lo real. Una de nuestras políticas es no retocarle a la fotografía de nuestras modelos sus celulitis, estrías, flacidez, cicatrices, entre otros. Esto aunque nos ha alejado de cerrar ventas con muchas boutiques que buscan 'la perfección' en sus fotos, nos ha acercado mucho más al consumidor final y es realmente a quien queremos llegar. Son cientos las historias y los mensajes que nos llegan a diario de mujeres agradeciéndonos por mostrar cuerpos sin edición, por devolverles un poco de seguridad, por alentarlas a tomar ese paso de querer usar un bikini. Esta es realmente la satisfacción más grande que tenemos".
Los desafíos de Inanna en pandemia
Al igual que muchas otras marcas latinoamericanas, el 2020 fue para Inanna un año de reinvención debido a la pandemia, más aún en un contexto donde los hoteles, las tiendas, las piscinas, las playas estaban cerradas por miedo a contagios. "Aunque las primeras semanas fueron de mucha crisis interna, nos devolvimos a pensar en realmente el porqué habíamos creado nuestra marca. Como equipo concluimos que era por acompañar a las mujeres en ese sueño o anhelo de llegar pronto a las vacaciones y es ahí cuando nos transformamos", confiesa Stephany.
Ese punto de inflexión la llevó junto a su socia -Adriana Chaves- a ponerse frente a las cámaras y grabar tiktoks mostrando los beneficios de sus prendas, ya sea para tallas pequeñas como la de su socia o más grandes como la suya. "Esto no solo entretenía a la gente que estaba en casa, sino que también las hacía proyectarse a las vacaciones que tomarían en ese momento cuando se acabara por fin la cuarentena. Comprendimos también que nuestro consumidor a nivel económico estaba evaluando mucho más en que gastar su dinero y en que tenía otras prioridades, es así como nos acomodamos a eso y sacamos nuestro 'plan separe a cuotas' donde todas pueden separar su vestido de baño, pagar una cuota del mismo mes a mes y recibirlo una vez finalicen con los pagos. Cuando llegamos al mes de diciembre que liberaron la cuarentena en Colombia, muchas ya estaban recibiendo sus prendas y se fueron de viaje", comenta.
Asimismo reafirma que Tiktok les permitió llegar a otros países, logrando ventas en Alemania, Suecia y Australia, además de EE.UU. y México, donde ya tenían una presencia de marca.
¿El futuro de Inanna?
Ante la pregunta sobre el futuro, Stephany señala que Inanna ya está lista para salir de Colombia por el mundo. "Nuestra estrategia está pensada en hacer presencia cada vez más en otros países tanto de América como de Europa, sin perder la cercanía de la marca con el cliente. Nos vemos más como una marca que sirve a las mujeres y no como una vendedora de productos. Nos enfocamos mucho en las asesorías para asegurarnos de que todas se sientan cómodas y lleven la prenda correcta y es eso lo que queremos escalar y trasladar a otros países. Tendremos tiendas donde a las mujeres ya nunca les vuelva a dar miedo o incertidumbre probarse un vestido de baño o pedir asesoría", remata.
¿Dónde comprarlos? En su tienda online.
(Fotos gentileza de Inanna)
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