Las mujeres mayores de 60 años suele ser un segmento ignorado por la industria de la moda, no sólo en términos de referentes, sino también desde el aporte que pueden realizar a los oficios. Sin embargo, en Concepción, particularmente en su Barrio Norte, se quiere cambiar esta situación, gracias a la iniciativa de la diseñadora y creadora de la marca La Suerte, Paulina Fuentealba, “Telas, Reciclaje y Barrio Norte: Vitalizando una comunidad en torno al oficio de la costura creativa” (Barrio Norte Textil), que busca la generación de redes entre mujeres adultas mayores, fomentar su capacidad creativa e incluso, darles una alternativa de nuevos ingresos. Hoy Paulina nos contará más de detalles de este proyecto y reflexionará sobre la importancia rescatar oficios como la costura en este segmento.
Su trabajo en el ámbito del diseño llevó a Paulina a frecuentar Barrio Norte. Allí se encontró con muchas mujeres trabajadoras, que tenían historias y admiración por los oficios, así también como una gran cantidad de ferias de barrio, donde mucha ropa terminaba desechándose. "Me di cuenta que sería de ayuda, evitar que tantas prendas y accesorios se fueran a la basura, dándole una nueva vida útil a través del diseño. Fue ahí que surgió la idea de entregar la posibilidad a mujeres adultas, de conocer o reencantarse con toda las posibilidades que trae la confección: rehacer, arreglar, mejorar, parchar, crear nuevas cosas”, relata.
Por estos días, cada una de las participantes de los talleres, cuenta con su máquina de coser, las que fueron conseguidas especialmente para el proyecto; el que también ha traído una importante alianza con la Fundación Trabajo para un Hermano (TPH), en cuya sede penquista ubicada en Barrio Norte, se realizan los talleres divididos en cinco grupos, manteniendo los protocolos sanitarios.
La fundación, que está comprometida desde el inicio del proyecto, tiene 30 años de historia enfocada en el desarrollo humano, entregando y transfiriendo conocimientos significativos para las personas, creando importantes redes de contactos y trabajo comunitario, especialmente en Barrio Norte.
La idea final del proyecto, financiado por un Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes del Ministerio de las Culturas, es que sean las mismas participantes quienes administren personalmente la red creada a través de esta propuesta, que incluye una cuenta de Instagram la que ha tenido importante llegada en la comunidad.
Para Paulina es importante rescatar los oficios en todas las edades, ya que genera una valorización, pero también una conservación, una 'persistencia' de las técnicas y conocimientos presentes entre nosotros, en las ciudades y lugares rurales, desde hace tantas generaciones.
"En particular, las mujeres adultas mayores -por un tema generacional- tienen en su mayoría ese conocimiento y esa práctica incorporada en su vida, ya que hicieron ropa, arreglaron cortinas, bolsos, reconocen moldes en revistas, saben nombres de telas y herramientas, entre otras, y ahora eso estaba quedándose un poco dormido. Y como también soy costurera, sabiendo lo que aporta la confección y la creación a la vida, pensé que podía ser importante para ellas recuperar esta práctica, ese ritmo pausado y conectado, de atención que requiere la costura, y que funciona a modo de terapia creativa. Y veo que además, tienen ellas la capacidad de transmitirlo a sus hijos/as y nietas/os desde una experiencia en el presente", explica.
"De todas maneras. Tengo a mi madre adulta mayor que me ayudó -algunas veces durante este tiempo- a rellenar cojines, cortar hilachas, hacer terminaciones. Decidí incorporarla en pequeñas tareas y sus habilidades manuales se despertaron, así también su entusiasmo y positivismo. Eso también conectó con lo que me pasa a mí con la costura, un placer y relajo productivos, por decirlo de alguna manera. Y claramente sin haber pensado lo que podía suceder, en las 3 sesiones que llevan cada uno de los 5 grupos de 5 personas, una de las manifestaciones más entusiastas que nos han hecho al final de la jornada, es lo feliz que se sienten con la experiencia, de poder aprender, mejorar, que se les exija, enseñe y corrija con buena voluntad, nuevos desafíos, poder volver a sociabilizar (con medidas Covid) en un espacio de tranquilidad y conexión, que las saca de este estrés pandémico y de situaciones familiares y personales a veces difíciles".
La aspiración de Paulina es que personas de todas las edades aprendan sobre reutilización, consumo consciente, moda lenta, etc. "Creo que es un tema transversal dejar de saturar el planeta con sobreconsumo, contribuir minimizar residuos y prolongar la vida útil de las cosas ya existentes", enfatiza.
Sin embargo, agrega que ha notado que hay grupos de adultas mayores que les fortalece la autoconfianza el hecho de poder generar algunos ingresos extras a través de estas técnicas, ya que aporta a su autonomía y las ayuda a lograr una validación social y económica, sentirse útiles, activas, trabajadoras en algo que les gusta. "Además comentan que están incorporando una mirada distinta, donde ven 'materias primas disponibles' en todo jeans, camisa, cojines, etc. y que para ellas tiene mucho sentido, porque era una práctica común la reutilización en el Chile de los 60s, 70s y 80s: coser, rehacer ropa, acortar, parchar, hacer manteles, servilletas, cortinas, ajuares, etc. Muchas aprendieron de manera autodidacta, y tienen experiencia práctica, capacidad de concentración y pasan también harto tiempo en sus casas para cuidar su salud, por tanto me parece ahora que es un grupo super interesante para transferir técnicas, y ayudar también con ello a mejorar su calidad de vida en diferentes dimensiones", afirma.
Paulina relata que la experiencia con Barrio Norte Textil está sirviendo como piloto, entregándole retroalimentación de las participantes para mejorar el programa, conocer los ritmos e interactuar en cercanía con las personas. "El proyecto ha generado mucho interés y sentido para nuestros seguidores, y también medios regionales. Estos antecedentes me han hecho considerar replicarlo en otras zonas urbanas, en principio, ya que este problema de acumulación y desecho textil se vive más intensamente en las ciudades, y el diseño y la confección creativa pueden ser un gran aporte. Y tal vez, también he pensado en incorporar otros grupos de personas adultas que han demostrado interés en este oficio", concluye.
Nace Barrio Norte Textil
Su trabajo en el ámbito del diseño llevó a Paulina a frecuentar Barrio Norte. Allí se encontró con muchas mujeres trabajadoras, que tenían historias y admiración por los oficios, así también como una gran cantidad de ferias de barrio, donde mucha ropa terminaba desechándose. "Me di cuenta que sería de ayuda, evitar que tantas prendas y accesorios se fueran a la basura, dándole una nueva vida útil a través del diseño. Fue ahí que surgió la idea de entregar la posibilidad a mujeres adultas, de conocer o reencantarse con toda las posibilidades que trae la confección: rehacer, arreglar, mejorar, parchar, crear nuevas cosas”, relata.
Lo anterior la motivó a gestar esta iniciativa, que permitirá que 25 mujeres aprendan o complementen sus habilidades, en torno a la clasificación y preparación de materiales textiles, en los que aplicarán técnicas de reutilización y reciclaje, para rediseñar o simplemente hacer sus propias creaciones.
Keka Paredes participante de Barrio Norte Textil
Por estos días, cada una de las participantes de los talleres, cuenta con su máquina de coser, las que fueron conseguidas especialmente para el proyecto; el que también ha traído una importante alianza con la Fundación Trabajo para un Hermano (TPH), en cuya sede penquista ubicada en Barrio Norte, se realizan los talleres divididos en cinco grupos, manteniendo los protocolos sanitarios.
La fundación, que está comprometida desde el inicio del proyecto, tiene 30 años de historia enfocada en el desarrollo humano, entregando y transfiriendo conocimientos significativos para las personas, creando importantes redes de contactos y trabajo comunitario, especialmente en Barrio Norte.
La idea final del proyecto, financiado por un Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes del Ministerio de las Culturas, es que sean las mismas participantes quienes administren personalmente la red creada a través de esta propuesta, que incluye una cuenta de Instagram la que ha tenido importante llegada en la comunidad.
Ilia Larenas profesora tallerista de Barrio Norte Textil
La importancia de rescatar oficios como el de la costura a través de mujeres adultas mayores según Paulina Fuentealba
Para Paulina es importante rescatar los oficios en todas las edades, ya que genera una valorización, pero también una conservación, una 'persistencia' de las técnicas y conocimientos presentes entre nosotros, en las ciudades y lugares rurales, desde hace tantas generaciones.
"En particular, las mujeres adultas mayores -por un tema generacional- tienen en su mayoría ese conocimiento y esa práctica incorporada en su vida, ya que hicieron ropa, arreglaron cortinas, bolsos, reconocen moldes en revistas, saben nombres de telas y herramientas, entre otras, y ahora eso estaba quedándose un poco dormido. Y como también soy costurera, sabiendo lo que aporta la confección y la creación a la vida, pensé que podía ser importante para ellas recuperar esta práctica, ese ritmo pausado y conectado, de atención que requiere la costura, y que funciona a modo de terapia creativa. Y veo que además, tienen ellas la capacidad de transmitirlo a sus hijos/as y nietas/os desde una experiencia en el presente", explica.
¿Crees que tu proyecto además de capacitar y empoderar a sus destinatarias, pueda ser un espacio para la "costura - terapia" dado el contexto y la situación que han vivido las mujeres adultas mayores?
"De todas maneras. Tengo a mi madre adulta mayor que me ayudó -algunas veces durante este tiempo- a rellenar cojines, cortar hilachas, hacer terminaciones. Decidí incorporarla en pequeñas tareas y sus habilidades manuales se despertaron, así también su entusiasmo y positivismo. Eso también conectó con lo que me pasa a mí con la costura, un placer y relajo productivos, por decirlo de alguna manera. Y claramente sin haber pensado lo que podía suceder, en las 3 sesiones que llevan cada uno de los 5 grupos de 5 personas, una de las manifestaciones más entusiastas que nos han hecho al final de la jornada, es lo feliz que se sienten con la experiencia, de poder aprender, mejorar, que se les exija, enseñe y corrija con buena voluntad, nuevos desafíos, poder volver a sociabilizar (con medidas Covid) en un espacio de tranquilidad y conexión, que las saca de este estrés pandémico y de situaciones familiares y personales a veces difíciles".
¿Por qué crees que es necesario que mujeres adultas mayores se capaciten en técnicas como la reutilización textil y el reciclaje textil?
La aspiración de Paulina es que personas de todas las edades aprendan sobre reutilización, consumo consciente, moda lenta, etc. "Creo que es un tema transversal dejar de saturar el planeta con sobreconsumo, contribuir minimizar residuos y prolongar la vida útil de las cosas ya existentes", enfatiza.
Sin embargo, agrega que ha notado que hay grupos de adultas mayores que les fortalece la autoconfianza el hecho de poder generar algunos ingresos extras a través de estas técnicas, ya que aporta a su autonomía y las ayuda a lograr una validación social y económica, sentirse útiles, activas, trabajadoras en algo que les gusta. "Además comentan que están incorporando una mirada distinta, donde ven 'materias primas disponibles' en todo jeans, camisa, cojines, etc. y que para ellas tiene mucho sentido, porque era una práctica común la reutilización en el Chile de los 60s, 70s y 80s: coser, rehacer ropa, acortar, parchar, hacer manteles, servilletas, cortinas, ajuares, etc. Muchas aprendieron de manera autodidacta, y tienen experiencia práctica, capacidad de concentración y pasan también harto tiempo en sus casas para cuidar su salud, por tanto me parece ahora que es un grupo super interesante para transferir técnicas, y ayudar también con ello a mejorar su calidad de vida en diferentes dimensiones", afirma.
La expansión de esta iniciativa a otras zonas de Concepción
Paulina relata que la experiencia con Barrio Norte Textil está sirviendo como piloto, entregándole retroalimentación de las participantes para mejorar el programa, conocer los ritmos e interactuar en cercanía con las personas. "El proyecto ha generado mucho interés y sentido para nuestros seguidores, y también medios regionales. Estos antecedentes me han hecho considerar replicarlo en otras zonas urbanas, en principio, ya que este problema de acumulación y desecho textil se vive más intensamente en las ciudades, y el diseño y la confección creativa pueden ser un gran aporte. Y tal vez, también he pensado en incorporar otros grupos de personas adultas que han demostrado interés en este oficio", concluye.
¿Más información sobre Barrio Norte Textil? En la cuenta en Instagram de la iniciativa.
(Fotos gentileza de Barrio Norte Textil)
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