Aunque para todxs aquellxs que estamos metidos en la sostenibilidad no es una novedad, un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters hace pocos días, confirmó nuestro mantra: la ropa más sostenible es la que tenemos en el clóset o, en otras palabras, usar lo que ya tenemos es lejos la mejor manera de vestir con el menor impacto. De hecho, esta investigación de Jarkko Levänen, buscó calcular la huella ambiental de ciertas acciones de la moda circular como el reciclaje innovador y el uso extensivo de un par de jeans, y sus resultados no sólo nos entregan nuevas pistas sobre lo que creemos que es lo más sostenible, sino también reafirman que nuestro sobreconsumo de moda (sostenible o no) está consumiendo el planeta. Hoy te explico por qué.
La investigación "¿Reciclaje innovador o uso prolongado? Comparación del potencial de calentamiento global de diferentes escenarios de propiedad y final de la vida útil de los textiles" de Jarkko Levänen es concluyente: si no cambiamos nuestra manera de consumir ropa, no hay esfuerzo que valga para minimizar la huella ambiental de la moda.
Lo anterior, no es resultado de una suposición sino de la medición del uso de un par de jeans desde diversas prácticas relativas a la moda circular (reducir, reutilizar, reciclaje y compartir), que se yerguen como alternativas viables para un cambio de paradigma. Sin embargo, la realidad tiende a ser más compleja de lo que pensamos y agrega elementos que llevan a que buenas soluciones, a la larga, resulten malas si seguimos con la misma "convulsión" consumista.
Porque por muy bajo impacto, que creemos que tiene determinadas prácticas como el arriendo de ropa, la movilización hacia el punto de arriendo, el regreso al hogar y la devolución de la prenda, terminan sumando emisiones solo por concepto de transporte, que llevan a esta práctica circular a no serlo tanto, sobre todo si se hace de manera frecuente y no ocasional.
"Nuestros resultados muestran que los impactos más bajos del calentamiento global se logran en el escenario REDUCIR, y los segundos más bajos se logran en el escenario REUTILIZAR. El escenario RECICLAJE conduce a emisiones generales relativamente altas porque las emisiones reemplazadas de la producción de algodón son relativamente bajas. Es probable que el uso de servicios de alquiler aumente la movilidad de los clientes y, si eso ocurre a gran escala, entonces el escenario COMPARTIR tiene el mayor potencial de calentamiento global (GWP en sus siglas en inglés). Se descubrió que muchas nuevas innovaciones de la economía circular conllevan un alto riesgo de rebote, y las prácticas existentes tienen aparejado riesgos similares, aunque menores", enfatizan en la publicación.
De hecho, aunque resulte paradojal, en el caso de los jeans tenía una huella ambiental menor el llamado uso "base" (comprar - usar - tirar luego de 200 usos), que el compartir expresado, por ejemplo, en el arrendar. En este último punto, impacto disminuiría solo si al "compartir" se dobla el uso de los jeans (de 200 a 400) y se utilizan transportes de bajas emisiones de carbono como bicicletas y autos eléctricos. Asimismo si la prenda en cuestión es de buena calidad y el local de arriendo está cerca de sus posibles usuarixs.
En definitiva y como en todo orden de cosas, ninguna acción es lo suficientemente eficiente en la medida que su velocidad y escala sea igual a la moda rápida. A ese ritmo de crecimiento y consumo, no importa que lo que hagamos, el impacto igualmente será gigante. En ese sentido, el desafío está en repensar nuestros modos de vestir y abrir con convicción el clóset, empezando a usar con intensidad eso que ya tenemos, antes de pensar en qué sumar.
Ahora, si la ansiedad nos gana, intentemos que ella no nos gobierne y dejemos las opciones de arriendo a ocasiones especiales, así también como la reciclar y comprar ropa. En este último caso, si lo tenemos que hacerlo, optar por poco, sostenible y local.
¿Qué otras reflexiones te despiertan esta investigación?
Lo que dice la ciencia de la moda circular
La investigación "¿Reciclaje innovador o uso prolongado? Comparación del potencial de calentamiento global de diferentes escenarios de propiedad y final de la vida útil de los textiles" de Jarkko Levänen es concluyente: si no cambiamos nuestra manera de consumir ropa, no hay esfuerzo que valga para minimizar la huella ambiental de la moda.
Lo anterior, no es resultado de una suposición sino de la medición del uso de un par de jeans desde diversas prácticas relativas a la moda circular (reducir, reutilizar, reciclaje y compartir), que se yerguen como alternativas viables para un cambio de paradigma. Sin embargo, la realidad tiende a ser más compleja de lo que pensamos y agrega elementos que llevan a que buenas soluciones, a la larga, resulten malas si seguimos con la misma "convulsión" consumista.
Porque por muy bajo impacto, que creemos que tiene determinadas prácticas como el arriendo de ropa, la movilización hacia el punto de arriendo, el regreso al hogar y la devolución de la prenda, terminan sumando emisiones solo por concepto de transporte, que llevan a esta práctica circular a no serlo tanto, sobre todo si se hace de manera frecuente y no ocasional.
"Nuestros resultados muestran que los impactos más bajos del calentamiento global se logran en el escenario REDUCIR, y los segundos más bajos se logran en el escenario REUTILIZAR. El escenario RECICLAJE conduce a emisiones generales relativamente altas porque las emisiones reemplazadas de la producción de algodón son relativamente bajas. Es probable que el uso de servicios de alquiler aumente la movilidad de los clientes y, si eso ocurre a gran escala, entonces el escenario COMPARTIR tiene el mayor potencial de calentamiento global (GWP en sus siglas en inglés). Se descubrió que muchas nuevas innovaciones de la economía circular conllevan un alto riesgo de rebote, y las prácticas existentes tienen aparejado riesgos similares, aunque menores", enfatizan en la publicación.
De hecho, aunque resulte paradojal, en el caso de los jeans tenía una huella ambiental menor el llamado uso "base" (comprar - usar - tirar luego de 200 usos), que el compartir expresado, por ejemplo, en el arrendar. En este último punto, impacto disminuiría solo si al "compartir" se dobla el uso de los jeans (de 200 a 400) y se utilizan transportes de bajas emisiones de carbono como bicicletas y autos eléctricos. Asimismo si la prenda en cuestión es de buena calidad y el local de arriendo está cerca de sus posibles usuarixs.
Impactos potenciales en el calentamiento global (GWP) de la propiedad estudiada y los escenarios del final de vida de los jeans
En definitiva y como en todo orden de cosas, ninguna acción es lo suficientemente eficiente en la medida que su velocidad y escala sea igual a la moda rápida. A ese ritmo de crecimiento y consumo, no importa que lo que hagamos, el impacto igualmente será gigante. En ese sentido, el desafío está en repensar nuestros modos de vestir y abrir con convicción el clóset, empezando a usar con intensidad eso que ya tenemos, antes de pensar en qué sumar.
Ahora, si la ansiedad nos gana, intentemos que ella no nos gobierne y dejemos las opciones de arriendo a ocasiones especiales, así también como la reciclar y comprar ropa. En este último caso, si lo tenemos que hacerlo, optar por poco, sostenible y local.
¿Qué otras reflexiones te despiertan esta investigación?
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