La historia de la Colectiva Malacate
Karla me cuenta que la Colectiva Malacate nace hace 15 años a partir de su investigación "La artesanía textil como medio de transmisión y resistencia cultural en el municipio de Zinacantán, Chiapas".
"Deseaba ser recíproca con las mujeres con las que viví durante dos años en el municipio de Zinacantán, mientras duró mi investigación y con las mujeres que conocí en el proceso de investigación en los municipios de Magdalenas y Pantelhó. Sentí la responsabilidad como antropóloga de intentar ir más allá de la investigación teórica y en la praxis encontrar caminos para hacer frente a los problemas que las mujeres tejedoras y bordadoras enfrentaban en sus vida cotidiana y juntas transformar esas realidades", relata.
Lo anterior la llevó a que la colectiva fuera autónoma y autogestiva, y se abordaran diversas líneas de investigación y acción tales como:
- La práctica textil como medio de transmisión y resistencia cultural.
- Reactivación de técnicas y diseños tradicionales y antiguas en la Región Altos de Chiapas, México
- Acompañamiento y fortalecimiento entre mujeres en el contexto comunitario. Y contextos de violencia.
- Relaciones interculturales en torno a la práctica textil.
- Problemáticas sociales en torno a la práctica textil y vida cotidiana de las tejedoras y bordadoras de Los Altos de Chiapas, México.
Karla explica que en el último tiempo los procesos y formas de trabajo se han transformado, ya que no ha podido ir tanto a todas las comunidades, no solo por la contingencia sanitaria sino también por el contexto de violencia que persiste en la región. Para ello se han organizado para buscar opciones que les permitan seguir trabajando.
La metodologías de trabajo de la Colectiva Malacate
Las integrantes de la Colectiva Malacate trabajan desde sus casas. De hecho, Karla relata que cuando fundó la colectiva comenzó a trabajar en el paraje de Nachig, donde se reúnen hasta el día de hoy -siempre que es posible- en la casa de una de las compañeras para fortalecer su amistad y dar seguimiento a su trabajo y resolver cualquier situación que tengan.
"También recibimos visitas en comunidad para que las personas y clientxs interesadas en conocer nuestro trabajo puedan tener contacto directo con las maestras tejedoras y puedan conocer de cerca el contexto cultural, vida cotidiana y procesos detrás de la práctica textil", afirma.
De hecho, gracias a estas visitas, la relación y difusión que realizan en sus redes sociales, además de la presencia en espacios académicos y no académicos, han logrado que con muchos de sus clientxs puedan construir relaciones de respeto a sus ritmos y procesos, no solo de producción sino también de vida, cercanía y solidaridad mutua con ellas.
En esta línea señala que, actualmente, dos compañeras junto con ella están trabajando diariamente en su taller dedicadas a dar seguimiento a los pedidos de sus clientas, organizar y gestionar las actividades de cada mes.
"Aquí también recibimos visitas y lo hacemos bajo cita. No estamos abiertas al público como una tienda, esto permite pedir que las personas que vienen tengan el tiempo para escuchar lo que tenemos que decir y contar nuestra historia. Escuchar es un acto de respeto y hoy en este tiempo es algo que pocas veces hacemos", insiste.
Sobre plasmar sus cosmovisiones en las piezas que elaboran y evitar que se haga una apropiación cultural indebida
Karla explica que desde que comenzaron como colectiva han tenido procesos de concientización relativos a entender, desde el contexto comunitario, la importancia que tienen las mujeres dentro de sus comunidades como base y sostén de las mismas. "El valor como portadoras de saberes y conocimientos tradicionales", recalca.
Asimismo, han trabajado difundiendo, desde diversos formatos y de forma contextualizada quienes, cómo, dónde y de qué forma se elaboran sus piezas textiles. De hecho, tanto en sus plataformas virtuales como cada una de sus prendas contiene la leyenda: "Los diseños de los bordados y tejidos contenidos en esta página corresponden a los derechos de los pueblos y comunidades indígenas de los Altos de Chiapas".
A través de ello -cree- las personas pueden saber a quien pertenecen los diseños que comparten. Además considera que es parte de su responsabilidad informar de manera veraz y contextualizada a los consumidorxs para que se puedan visibilizar a los pueblos originarios mexicanos.
A lo anterior, se han sumado investigaciones con alumnas de maestría y doctorado, que han reflexionado sobre el tema, que ha entregado diversos resultados y acciones que les ha permitido avanzar de forma local y con las personas que les conocen.
"Una de las aportaciones importantes de nuestra colectiva, desde la comunidad a la academia, es el haber registrado una de las mencionadas investigaciones ante el IMPI donde se nos reconoce como coautoras a todas las involucradas en la investigación y no únicamente a la alumna que llegó a hacer la investigación con nosotras. Esto es un precedente. Porque no solo es la apropiación indebida de las técnicas, diseños, es también la apropiación de conocimientos y saberes en distintas dimensiones a las cuales la práctica textil está vinculada en la culturas locales y con lo que también se lucra", subraya.
En esta línea, menciona que la construcción de discursos utilizando elementos culturales ajenos y la construcción de imaginarios respecto a la práctica textil, también ha resultado y generado ganancias para diversos actores sociales ajenos al contexto comunitario.
"Finalmente trabajar contra la apropiación indebida es profundizar en el saber hacer de los pueblos originarios y trabajar en la transmisión de generación en generación para la continuidad de la memoria textil de los pueblos originarios. Por ello tenemos nuestro proyecto: Reactivación de técnicas y diseños tradicionales y antiguas en la Región Altos y Selva de Chiapas, México", puntualiza.
¿De qué manera se puede evitar la apropiación cultural indebida?
"Desde mi opinión, la apropiación cultural indebida es un tema ético y en nuestro país tiene un trasfondo histórico de desigualdad, poder y racismo, donde los pueblos y sus cosmovisiones son visibilizadas conforme a los intereses del Estado y no como actores históricos de cambio.
Creo que tenemos mucho que aprender sobre la dignidad y la filosofía de vida del buen vivir de los pueblos originarios de nuestro país".
¿Qué ha significado para ustedes, como mujeres indígenas, realizar este ejercicio de "memoria textil" y lograr establecerse como colectiva?
"Valorarnos, arroparnos, escucharnos, apoyarnos y fortalecernos como mujeres. El ser las portadoras de conocimiento y saberes y las transmisoras de generación en generación en nuestras comunidades de origen, permite que sigamos contando nuestra historia como pueblos. Pero también contar nuestras historias como mujeres, ha sido de suma importancia, ocupar el lugar que nos corresponde es importante".
El futuro de la Colectiva Malacate
Karla comenta que en el futuro se ven con un lugar propio trabajando juntas desde la dignidad para transformar las diversas violencias ejercidas sobre las mujeres no solo de contextos comunitarios. "Esto haciéndolo como lo hemos hecho, a través de los conocimientos y saberes que ya tenemos. Creemos que nuestras experiencias de vida nos da la suficiente fuerza para acompañar a otras mujeres.
Seguiremos también compartiendo con y aprendiendo de otras mujeres para transformar nuestras realidades. Seguiremos transmitiendo nuestros conocimientos de generación en generación, a través de la práctica textil, para contar la historia de nuestros pueblos y la de nosotras mismas. Desde la dignidad y resistencia de la memoria histórica textil", concluye.
¿Cómo contactar a la Colectiva Malacate? A través de sus cuentas en Instagram y Facebook.
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