[TRANSFORMAR] Estamos tan acostumbradxs a pensar de forma individual y a mesurar nuestra existencia desde nuestros dolores, alegrías y necesidades, que se nos olvida que vivimos en comunidad y que solxs no llegamos a la esquina (la autosuficiencia y el multitasking están sobrevalorados!). Si esto mismo lo aplicamos a la industria de la moda, nos daremos cuenta que dado que su base es el beneficio (personal) de las marcas y sus accionistas, no logra entender el impacto social y ambiental que suponen sus acciones. En esta línea, ¿qué pasaría se cambiáramos esos valores por otros donde el sentido colectivo fuera la base? Hoy le doy una vuelta en pos de una moda más justa para el planeta y las personas.
A veces estamos tan preocupados de señalar lo que "NO" funciona o se hace mal, que se nos olvida proponer "SI" que transformen el sistema a través de una propuesta inclusiva de diversas realidades y miradas.
Con la industria de la moda pasa un poco lo mismo, como cualquier negocio tendemos a apuntar sus deficiencias, pero nos olvidamos que parte de su metamórfosis no solo está cimentada en cambios legislativos y de políticas públicas, sino también en la voluntad de quienes la integran. Con ello me refiero desde sus gestores empresariales hasta lxs ciudadanxs-consumidorxs que la utilizamos para satisfacer nuestra necesidad de "abrigo".
¿Qué pasaría si está industria modificara los valores que la sustentan hoy y pusiera el foco y la acción en otros, que hablen del bien común y la comunidad? Suena casi utópico, pero el Sistema B de Empresas apunta en esa línea.
Si la moda dejara de pensar en satisfacer solo necesidades individuales y netamente estéticas, y entendiera que puede ser una herramienta de expresión de la identidad (personal, grupal, social) y de nuestra mirada de mundo, se preocuparía de lograr una cadena de valor virtuosa desde la empatía y responsabilidad. Buscaría conectar no solo desde la forma o el marketing (greenwashing, genderwashing y todos los lavados que se te ocurran), sino desde la esencia y el propósito, lo que solo debería reforzar en sus comunicaciones, ya que sería tan evidente que lo notaríamos a la legua en cada uno de sus espacios. Y convertiría a la onminacanalidad en una oportunidad para articular el espíritu de la sostenibilidad, no sólo la experiencia de compra.
Si la moda se basara en lo colectivo, le sería mucho más fácil establecer asociaciones y colaboraciones que le permitieran compartir buenas prácticas y transitar a paso firme y con la velocidad que se requiere hacia la sostenibilidad.
Si la moda comprendiera que la honestidad debería ser uno de los pilares que la afirmara, no trataría de aparentar, ni esconder la "suciedad bajo la alfombra", sino buscaría la manera de mostrar lo bueno y lo malo en pos de disminuir su impacto en el planeta, así también ser decente y justa con quienes trabajan en ella, intentando resolver lo pendiente o "mal hecho" a través de soluciones colaborativas, reales y concretas, no solo castillos en el aire.
En definitiva con apenas cuatro valores fundamentales: empatía, responsabilidad, colaboración y honestidad tendríamos una industria de la moda que no solo vestiría nuestros cuerpos, sino también nuestra humanidad.
¿Qué otros valores le sumarías a esta transformación?
Cambiar la base para cambiar el todo
A veces estamos tan preocupados de señalar lo que "NO" funciona o se hace mal, que se nos olvida proponer "SI" que transformen el sistema a través de una propuesta inclusiva de diversas realidades y miradas.
Con la industria de la moda pasa un poco lo mismo, como cualquier negocio tendemos a apuntar sus deficiencias, pero nos olvidamos que parte de su metamórfosis no solo está cimentada en cambios legislativos y de políticas públicas, sino también en la voluntad de quienes la integran. Con ello me refiero desde sus gestores empresariales hasta lxs ciudadanxs-consumidorxs que la utilizamos para satisfacer nuestra necesidad de "abrigo".
¿Qué pasaría si está industria modificara los valores que la sustentan hoy y pusiera el foco y la acción en otros, que hablen del bien común y la comunidad? Suena casi utópico, pero el Sistema B de Empresas apunta en esa línea.
Si la moda dejara de pensar en satisfacer solo necesidades individuales y netamente estéticas, y entendiera que puede ser una herramienta de expresión de la identidad (personal, grupal, social) y de nuestra mirada de mundo, se preocuparía de lograr una cadena de valor virtuosa desde la empatía y responsabilidad. Buscaría conectar no solo desde la forma o el marketing (greenwashing, genderwashing y todos los lavados que se te ocurran), sino desde la esencia y el propósito, lo que solo debería reforzar en sus comunicaciones, ya que sería tan evidente que lo notaríamos a la legua en cada uno de sus espacios. Y convertiría a la onminacanalidad en una oportunidad para articular el espíritu de la sostenibilidad, no sólo la experiencia de compra.
Si la moda se basara en lo colectivo, le sería mucho más fácil establecer asociaciones y colaboraciones que le permitieran compartir buenas prácticas y transitar a paso firme y con la velocidad que se requiere hacia la sostenibilidad.
Si la moda comprendiera que la honestidad debería ser uno de los pilares que la afirmara, no trataría de aparentar, ni esconder la "suciedad bajo la alfombra", sino buscaría la manera de mostrar lo bueno y lo malo en pos de disminuir su impacto en el planeta, así también ser decente y justa con quienes trabajan en ella, intentando resolver lo pendiente o "mal hecho" a través de soluciones colaborativas, reales y concretas, no solo castillos en el aire.
En definitiva con apenas cuatro valores fundamentales: empatía, responsabilidad, colaboración y honestidad tendríamos una industria de la moda que no solo vestiría nuestros cuerpos, sino también nuestra humanidad.
¿Qué otros valores le sumarías a esta transformación?
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