[DIVERSIDAD] Desde el reemplazo de una directora creativa hasta semanas de la moda donde más del 90% de las modelos son de la contextura "recta" (sí, la que te imaginas) solo por nombrar la evidencia más reciente; pasan los años y la industria de la moda "rompe vestiduras" con discursos de diversidad e inclusión que no logra cumplir más allá de lo cosmético. Pero ¿por qué la moda no quiere ser diversa? Hoy lo analizo.
Sin embargo, como hacía notar en ese texto, esa hegemonía no solo se traduce en la pasarelas, campañas o en la ausencia de tallas para todas, sino también en la incapacidad de la industria de llenar sus cupos directivos y creativos con personas que no sean hombres blancos (solo las etiquetas fundadas o de dueñas mujeres se "salvan" de refilón de esta práctica).
A pesar de que han pasado casi cuatro año de aquello, la realidad sigue casi idéntica a como la describí en ese momento. Lo confirman los últimos hechos:
Si uno vuelve a revisar los números, los datos anteriores rayan en lo absurdo, no solo porque las mujeres sostienen la cadena productiva de esta industria (alrededor del 75% de las personas que hacen nuestra ropa son mujeres con fisonomías muy lejanas a lo que vemos en redes sociales de grandes marcas del sector), sino también porque si bien todos debemos vestirnos para cubrirnos de la desnudez y no caer presos, la gran mayoría de la publicidad de la moda está dirigida a las mujeres, convirtiéndonos en su principal cliente.
En ese sentido, ¿por qué la moda se resiste a ser diversa? ¿Qué la hace caer constantemente en lavados de peso (fatwashing) o de género (genderwashing) para simular que, ahora sí, piensa en nosotras y no solo en el 1% de la población mundial?
Desde mi perspectiva ocurre, entre múltiples factores, porque a pesar de ser una industria donde la vanguardia es parte de su esencia es extremadamente conservadora, lo que le impide asumir realidades más allá de las que históricamente han dominado la escena. Esto se refuerza por la supremacía estética de un Norte global, donde se ubican no solo las principales capitales de la moda, sino también el dinero y los tomadores de decisiones, que consciente o inconscientemente consideran que "ceder terreno" a otrxs pone en riesgo su posición hegemónica.
En ese sentido, entender que hay más de una tipología de seres humanos -y de mujeres- implica acciones que la moda rehuye a toda costa y disfraza con actos cosméticos, que solo confirman el status quo. Esas acciones se traducen en reconocimiento, responsabilidades y deberes.
Porque en el momento en que la industria de la moda cambie su paradigma imperante y se abra a la realidad con sus matices tendrá que reconocer que no solo unos pocos pueden proponer la moda, sino muchos, por lo mismo tendrá que abrirse a nuevas inspiraciones que no van de la mano con la apropiación cultural indebida, sino con ceder el podio a esos sures que hoy se yerguen en una posición subsidiaria.
A su vez tendrá que responsabilizarse por el impacto en la salud física y mental de las mujeres la ausencia e invisibilización de la diversidad y tendrá el deber de no solo ampliar la representación en pasarelas, campañas y loobooks, sino también en la ropa que ofrece al mercado. Esto último obliga a pensar en nuevas maneras de enseñar y concebir el diseño de moda, en nuevas miradas al patronaje, los materiales e incluso del impacto social de la moda en todo el ciclo de vida de la ropa.
¿Por qué la moda rehuye de la diversidad?
Cuando publiqué en 2019 mi libro "La revolución de los cuerpos" analicé la evidente falta de diversidad de la moda, la que se ha materializado en un referente hegemónico de belleza que deja a la gran mayoría de la población del mundo y, particularmente a las mujeres, fuera de escena como si las que no calzan en el "canon", fueran una "excepción que confirma la regla".Sin embargo, como hacía notar en ese texto, esa hegemonía no solo se traduce en la pasarelas, campañas o en la ausencia de tallas para todas, sino también en la incapacidad de la industria de llenar sus cupos directivos y creativos con personas que no sean hombres blancos (solo las etiquetas fundadas o de dueñas mujeres se "salvan" de refilón de esta práctica).
A pesar de que han pasado casi cuatro año de aquello, la realidad sigue casi idéntica a como la describí en ese momento. Lo confirman los últimos hechos:
- El reemplazo de Sarah Burton como directora creativa de Alexander McQueen por Sean McGirr poniendo en la palestra un realidad incómoda: todas las marcas del grupo Kering hoy son diseñadas por hombres blancos, a pesar de que su público primario son las mujeres.
- Según el informe de inclusión de tallas de Vogue Business en las Semanas de la moda de septiembre 2023, más del 90% de las modelos correspondían a la llamada talla straight-size o talla recta (eufemismo para referirse a los cuerpos "tradicionales" o en otras palabras delgados y altos), mientras que apenas el 3,9% eran de tallas medianas y el 0,9% de tallas grandes.
Si uno vuelve a revisar los números, los datos anteriores rayan en lo absurdo, no solo porque las mujeres sostienen la cadena productiva de esta industria (alrededor del 75% de las personas que hacen nuestra ropa son mujeres con fisonomías muy lejanas a lo que vemos en redes sociales de grandes marcas del sector), sino también porque si bien todos debemos vestirnos para cubrirnos de la desnudez y no caer presos, la gran mayoría de la publicidad de la moda está dirigida a las mujeres, convirtiéndonos en su principal cliente.
En ese sentido, ¿por qué la moda se resiste a ser diversa? ¿Qué la hace caer constantemente en lavados de peso (fatwashing) o de género (genderwashing) para simular que, ahora sí, piensa en nosotras y no solo en el 1% de la población mundial?
Desde mi perspectiva ocurre, entre múltiples factores, porque a pesar de ser una industria donde la vanguardia es parte de su esencia es extremadamente conservadora, lo que le impide asumir realidades más allá de las que históricamente han dominado la escena. Esto se refuerza por la supremacía estética de un Norte global, donde se ubican no solo las principales capitales de la moda, sino también el dinero y los tomadores de decisiones, que consciente o inconscientemente consideran que "ceder terreno" a otrxs pone en riesgo su posición hegemónica.
En ese sentido, entender que hay más de una tipología de seres humanos -y de mujeres- implica acciones que la moda rehuye a toda costa y disfraza con actos cosméticos, que solo confirman el status quo. Esas acciones se traducen en reconocimiento, responsabilidades y deberes.
Porque en el momento en que la industria de la moda cambie su paradigma imperante y se abra a la realidad con sus matices tendrá que reconocer que no solo unos pocos pueden proponer la moda, sino muchos, por lo mismo tendrá que abrirse a nuevas inspiraciones que no van de la mano con la apropiación cultural indebida, sino con ceder el podio a esos sures que hoy se yerguen en una posición subsidiaria.
A su vez tendrá que responsabilizarse por el impacto en la salud física y mental de las mujeres la ausencia e invisibilización de la diversidad y tendrá el deber de no solo ampliar la representación en pasarelas, campañas y loobooks, sino también en la ropa que ofrece al mercado. Esto último obliga a pensar en nuevas maneras de enseñar y concebir el diseño de moda, en nuevas miradas al patronaje, los materiales e incluso del impacto social de la moda en todo el ciclo de vida de la ropa.
Finalmente tendrá que reconocer sus cimientos patriarcales y deberá responsabilizarse de promover, motivar e involucrar a más mujeres en los puestos directivos y creativos, ya sea por sistema de cuotas o simplemente por un deber no solo ético, sino también económico: somos nosotras las que enriquecemos a los hombres tras la industria.
La moda no puede estar esperando leyes de tallas, photoshop, cuotas en cargos directos de empresa o similares para hacer una transformación que no solo la beneficiará, sino le permitirá convertir parte de sus externalidades negativas en semillas de crecimiento de una industria que está amenazada con ser incuestionablemente efímera.
Desde tu perspectiva ¿por qué la moda no quiere ser diversa? ¿Crees que como ciudadanía-consumidora deberíamos empujar más tenazmente esta evolución?
La moda no puede estar esperando leyes de tallas, photoshop, cuotas en cargos directos de empresa o similares para hacer una transformación que no solo la beneficiará, sino le permitirá convertir parte de sus externalidades negativas en semillas de crecimiento de una industria que está amenazada con ser incuestionablemente efímera.
Desde tu perspectiva ¿por qué la moda no quiere ser diversa? ¿Crees que como ciudadanía-consumidora deberíamos empujar más tenazmente esta evolución?
(Foto principal por Mart Production en Pexels)
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