[APRENDIZAJE] Por décadas el deporte chileno -salvo algunas excepciones asociadas al fútbol y tenis masculino- ha estado condenado a la invisibilidad y precariedad. No obstante, en los Panamericanos Santiago 2023 pudimos ver como la garra, la tenacidad y el talento permitieron que hoy no solo gocemos de 79 medallas, sino también hayamos tenido la posibilidad de presenciar una clase magistral de resiliencia que la moda chilena (a todo nivel) debería imitar sobre todo si quiere transitar hacia la sostenibilidad. En las próximas líneas reflexiono sobre ello.
Porque no hay que ser experta en historia deportiva para darse cuenta del maltrato sistémico y simbólico que han vivido los atletas nacionales antes de Santiago 2023. Sin embargo, ese escenario crudo y desesperanzador no ha sido excusa para conectarse como un propósito superior: representar a su país y darlo todo (y más) en la competencia.


Es así como "triunfos improbables" se convirtieron en una realidad que nos dejó sin aliento de tanto gritar y vitorear, incluso desde la lejanía de nuestros hogares.
Pero ese resultado no se materializó de la noche a la mañana, sino que supuso un proceso planificado, comprometido e intenso, que no se realizó en solitario, sino en equipo. Porque incluso aquellxs que compitieron solos tenían detrás a un grupo de personas que los apoyaban en su preparación y sostenían técnicamente sus esfuerzos.
Ahora si comparamos el panorama descrito en el deporte con la escena de la moda local podremos identificar cierto desarrollo de la resiliencia, que queda "corto" ante los desafíos que supone la emergencia climática y la llegada de marcos regulatorios más estrictos y que demuestran que aún queda muchos ámbitos por trabajar cuando se avanza hacia la sostenibilidad.


En ese sentido, lxs deportistas chilenos nos demostraron que para lograr superar los obstáculo e incluso "los imposible" se requiere de la creación de un propósito común que permitan construir un relato épico que impulse el trabajo en equipo con un horizonte de largo plazo; que contagie y que incluso convenza a los pesimista de que en el país no solo hay talento y aptitudes, sino que somos capaces de construir, con la unión del sector público y privado, hitos memorables.
En Santiago 2023 comprobamos lo que ya sabíamos, que las cuesta arriba no deben nublar el propósito cuando se tiene claridad y convicción de ese "para qué"; y que es obligatorio construir desde lo colectivo dejando de lado el individualismo, pensando no solo en los triunfos, sino también en que el solo hecho de salir a competir junto a los más grandes es un éxito, aprendizaje y crecimiento para todxs, sin excepción.
Que la energía de estos Panamericanos en casa trascienda y se cuele también en la moda chilena.
Aprendizajes de la moda tras los Panamericanos Santiago 2023
Los deportistas chilenos así también como los creativos de la escena de la moda local "sobreviven" a costa de pasión, perseverancia e ingenio. Sin embargo, los primeros han logrado visibilizar -gracias a los Panamericanos- otra característica que les ha permitido llegar al podio: la resiliencia, es decir, "la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos". En su caso, esta particularidad supone además mucha disciplina para enfrentar el fracaso y seguir intentándolo hasta conseguir los objetivos a los que se aspira.Porque no hay que ser experta en historia deportiva para darse cuenta del maltrato sistémico y simbólico que han vivido los atletas nacionales antes de Santiago 2023. Sin embargo, ese escenario crudo y desesperanzador no ha sido excusa para conectarse como un propósito superior: representar a su país y darlo todo (y más) en la competencia.


Es así como "triunfos improbables" se convirtieron en una realidad que nos dejó sin aliento de tanto gritar y vitorear, incluso desde la lejanía de nuestros hogares.
Pero ese resultado no se materializó de la noche a la mañana, sino que supuso un proceso planificado, comprometido e intenso, que no se realizó en solitario, sino en equipo. Porque incluso aquellxs que compitieron solos tenían detrás a un grupo de personas que los apoyaban en su preparación y sostenían técnicamente sus esfuerzos.
Ahora si comparamos el panorama descrito en el deporte con la escena de la moda local podremos identificar cierto desarrollo de la resiliencia, que queda "corto" ante los desafíos que supone la emergencia climática y la llegada de marcos regulatorios más estrictos y que demuestran que aún queda muchos ámbitos por trabajar cuando se avanza hacia la sostenibilidad.


En ese sentido, lxs deportistas chilenos nos demostraron que para lograr superar los obstáculo e incluso "los imposible" se requiere de la creación de un propósito común que permitan construir un relato épico que impulse el trabajo en equipo con un horizonte de largo plazo; que contagie y que incluso convenza a los pesimista de que en el país no solo hay talento y aptitudes, sino que somos capaces de construir, con la unión del sector público y privado, hitos memorables.
En Santiago 2023 comprobamos lo que ya sabíamos, que las cuesta arriba no deben nublar el propósito cuando se tiene claridad y convicción de ese "para qué"; y que es obligatorio construir desde lo colectivo dejando de lado el individualismo, pensando no solo en los triunfos, sino también en que el solo hecho de salir a competir junto a los más grandes es un éxito, aprendizaje y crecimiento para todxs, sin excepción.
Que la energía de estos Panamericanos en casa trascienda y se cuele también en la moda chilena.
(Fotos gentileza Santiago 2023 / Foto principal: Martina Weil, María Ignacia Montt, Isidora Jiménez y Anaís Hernández plata en posta 4 x 100 por T13.cl)
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