[USAR] Y llegó el día en que abrimos el clóset y decidimos ordenar nuestra ropa. Ese momento, que nos obliga a repensar, desde nuestro cuerpo hasta nuestros gustos, nos incentiva a tomar decisiones tales como usar más intensivamente determinas prendas, arreglar otras, regalar o intercambiar unas cuantas y, en el peor de los casos, "dar de baja" algunas que dejaron de hacernos sentido. Pero ¿por qué dejamos de usar la ropa? Una recopilación de la investigación sobre las motivaciones para desechar prendas de Kirsi Laitala y Ingun Grimstad Klepp, nos da algunas luces que hoy revisamos.
Le sigue el ajuste (28%), lo que hace referencia al momento que las prendas no logran el calce esperado, porque la persona que la viste ha cambiado de talla o porque la prenda no se ajustaba bien al principio (está mal clasificada su talla, no es fácil de usar o se optó por una talla incorrecta).
Pero no solo son factores materiales o de ajuste los que llevan a que las personas a "dar de baja" su ropa, sino también otros vinculados con su valor percibido (35%). Esto quiere decir, razones por las que el consumidor ya no quiere la prenda porque está pasada de moda, ya no es necesaria o deseada o no se valora, por ejemplo, debido a falta de espacio en el armario.
En esa línea, los investigadores señalan que si bien es positivo que haya ropa de buena calidad en el mercado dado que podría aumentar su vida útil al tener menos opciones de presentar fallas, así también de ser reparada o remendada; hay otros factores que están ligados al diseño y la cultura del vestir que no pueden obviarse.
Lo anterior lleva a la necesidad de revisar los protocolos de diseño para lograr un mejor ajuste de las prendas para que las personas se equivoquen menos de talla al eligirlas u otorgarle una mayor adaptabilidad para que puedan transformarse de manera fácil si el cuerpo cambia. La Inteligencia Artificial podría ser una buena herramienta para lograr ese cometido, así también como mayores estudios antropomórficos que validen la diversidad de los cuerpos.
No obstante, no solo con calidad y diseño se resuelve el "exilio de la ropa", sino creando una cultura de valoración del vestuario o una nueva relación con el vestir, que nos permita valorarlas, usarlas y cuidarlas en la misma medida. Resulta urgente un cambio cultural que nos permita resignificar la ropa desde una mirada simbólica.
Laitala y Grimstad Klepp lo enfatizan: "Para trabajar en la reducción de los impactos ambientales del consumo de ropa es importante optimizar la relación entre resistencia, valor y ajuste. Esto tiene el potencial de reducir la sobreproducción. Optimizar la vida útil de la ropa garantizará el mejor uso posible de los materiales en línea con las intenciones de la economía circular".
¿Con cuáles de las tres razones esgrimidas en esta investigación te sientes más identificadx al momento de dejar de usar una prenda?
¿Por qué "damos de baja" determinadas prendas de nuestro clóset?
Hace unas semanas te contaba sobre por qué es un mal negocio preferir vestuario de mala calidad. La investigación de Laitala y Grimstad Klepp -realizada originalmente para trabajar en el desarrollo de criterios de durabilidad para las reglas de categorías de huella ambiental de productos (PEFCR) para prendas de vestir y calzado- corroboran estos argumentos, ya que señalan que la principal razón por las que las personas desechan determinadas prendas es debido a su calidad intríseca (37%), es decir, producto de problemas relacionados con el desgaste como encogimiento, rasgaduras y agujeros, decoloración, cierres rotos y pérdida de funciones técnicas como la impermeabilidad.Le sigue el ajuste (28%), lo que hace referencia al momento que las prendas no logran el calce esperado, porque la persona que la viste ha cambiado de talla o porque la prenda no se ajustaba bien al principio (está mal clasificada su talla, no es fácil de usar o se optó por una talla incorrecta).
Pero no solo son factores materiales o de ajuste los que llevan a que las personas a "dar de baja" su ropa, sino también otros vinculados con su valor percibido (35%). Esto quiere decir, razones por las que el consumidor ya no quiere la prenda porque está pasada de moda, ya no es necesaria o deseada o no se valora, por ejemplo, debido a falta de espacio en el armario.
En esa línea, los investigadores señalan que si bien es positivo que haya ropa de buena calidad en el mercado dado que podría aumentar su vida útil al tener menos opciones de presentar fallas, así también de ser reparada o remendada; hay otros factores que están ligados al diseño y la cultura del vestir que no pueden obviarse.
Lo anterior lleva a la necesidad de revisar los protocolos de diseño para lograr un mejor ajuste de las prendas para que las personas se equivoquen menos de talla al eligirlas u otorgarle una mayor adaptabilidad para que puedan transformarse de manera fácil si el cuerpo cambia. La Inteligencia Artificial podría ser una buena herramienta para lograr ese cometido, así también como mayores estudios antropomórficos que validen la diversidad de los cuerpos.
No obstante, no solo con calidad y diseño se resuelve el "exilio de la ropa", sino creando una cultura de valoración del vestuario o una nueva relación con el vestir, que nos permita valorarlas, usarlas y cuidarlas en la misma medida. Resulta urgente un cambio cultural que nos permita resignificar la ropa desde una mirada simbólica.
Laitala y Grimstad Klepp lo enfatizan: "Para trabajar en la reducción de los impactos ambientales del consumo de ropa es importante optimizar la relación entre resistencia, valor y ajuste. Esto tiene el potencial de reducir la sobreproducción. Optimizar la vida útil de la ropa garantizará el mejor uso posible de los materiales en línea con las intenciones de la economía circular".
¿Con cuáles de las tres razones esgrimidas en esta investigación te sientes más identificadx al momento de dejar de usar una prenda?
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