Más allá de la tendencias: la moda latina como acto político

[DIVERSIDAD] El mundo es diverso, les guste o no a quienes hoy grita más fuerte desde el poder. En ese contexto, el retroceso de las políticas de diversidad e inclusión de algunas empresas internacionales puede transformarse en un peligroso referente para la industria de la moda, que ha ampliado sus colores, siluetas, y edades impulsada por las tendencias más que por la convicción estratégica. En ese sentido ¿cuán sostenible, en todos los planos, es mantener una postura tibia en estos tiempos? ¿Qué rol podría jugar la moda latina en este escenario? Hoy lo analizo.

La moda latina frente al retroceso global en diversidad e inclusión

La lógica histórica señala que las corrientes de pensamiento que dominan la arena política de las grandes potencias mundiales es la que termina imponiéndose en la gran mayoría de los planos. Pero, el mismo doloroso aprendizaje histórico, también demuestra que seguir el sol cuán girasol es "pan para hoy y hambre para mañana".

En tiempos de polarización, se requiere de propósitos consistentes y reales, no de oportunismo.

En esta línea, resulta necesario que la moda deje el silencio y no retroceda en aspectos tan básicos como demostrar una representación diversa de las mujeres y las personas, lo que no solo le hace bien a la sociedad, sino también al negocio desde una mirada de largo plazo. Acá nadie está obligado a tomar un rol activista, si no se quiere o no es parte del ADN de marca, pero sí se exige no ser cómplice de la violencia simbólica desde la apatía o la desidia.

Se tiene que comprender que los derechos humanos no son relativos y la dignidad de las personas no tiene color político.

Desde esta perspectiva, la moda latina tiene mucho que decir y hacer. La diversidad de nuestra población, culturas y biodiversidad nos deberían animar a ofrecer nuevos referentes, desde el amor y la empatía, para un mundo que hoy quiere obligarnos a mirar con una sola óptica hegemónica, olvidando que la maravilla de vivir y vestir está determinada por las posibilidades infinitas de estilos, miradas, siluetas, etc.

Hoy la moda latinoamericana debería representarse a sí misma, sin la intervención de terceros, desde sus propios paisajes y estímulos, adquiriendo un protagonismo amable y conciliador, que le gane al discurso de odio.

Hoy la moda latina tiene que demostrar que es capaz de crear contracultura para el desarrollo sostenible de la región y el mundo.