[RECICLAJE TEXTIL] ¿Qué pasa con la ropa cuando la botamos a la basura? Esta fue la pregunta que dio inicio a Slow Reciclaje, una iniciativa colombiana que nació de la inquietud de seguir la ruta de un recolector en Medellín -Jeison con el apoyo de Emvarias- y descubrir la magnitud del problema: toneladas de textiles desechados cada día sin un destino responsable. "Ese fue nuestro punto de inflexión", recuerda su fundadora, Vanessa Báez Morales. "Decidimos evolucionar nuestro modelo de negocio y convertirnos en una empresa de circularidad y regeneración textil". Te invito a conocer su inspiradora historia.
En ese sentido, su trabajo se articula en cuatro ámbitos: reventa (extender la vida útil de las prendas), donación (llevar ropa a comunidades que la necesitan), remanufactura (transformar piezas junto a diseñadores y artesanos) y reciclaje textil (crear soluciones industriales que reincorporan fibras a distintas cadenas productivas).
Un ejemplo de esto es la línea de revestimientos y mobiliario en concreto elaborados con residuos textiles que lanzaron hace alrededor de un mes. "Buscamos demostrar que la circularidad puede trascender la moda y convertirse en soluciones aplicables a distintos sectores productivos", señala.


En este escenario, Slow Reciclaje cumple un rol articulador, ya que conecta el sistema moda, la academia, los consumidores y otros sectores productivos para evitar que los residuos terminen en los vertederos. "Nos vemos como un puente entre el sector productivo, la ciudadanía y las cadenas de valor, demostrando que los residuos textiles pueden dejar de ser un problema y convertirse en oportunidades de impacto económico, social y ambiental".
Sin embargo, el camino de Slow Reciclaje no ha sido fácil debido a diversos retos que han tenido que afrontar tales como la falta de conciencia, de regulación, de infraestructura, de inversión de impacto y las altas barreras tecnológicas para transformar residuos a nivel industrial. A pesar de ello, el aprendizaje ha sido claro. "La educación y la articulación son claves. Necesitamos sensibilizar a los consumidores, acompañar a las marcas y trabajar de la mano con el sector público y privado para construir soluciones reales y escalables", enfatiza.
Por lo mismo, para avanzar en respuestas y en una real transformación de paradigma, Vanessa afirma que se requiere de un marco normativo sólido, inversión estratégica en innovación e infraestructura, y la creación de una cultura de circularidad. "Necesitamos incluir la categoría textil en la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), destinar recursos para escalar procesos de reciclaje textil y formar a los ciudadanos para que comprendan el impacto de su consumo. Solo con alianzas multisectoriales podremos generar soluciones viables y con impacto real”.



¿Dónde obtener más información sobre Slow Reciclaje? En su sitio web o redes sociales.
La propuesta de Slow Reciclaje
Slow Reciclaje se ha consolidado como un ecosistema que combina gestión de residuos, impacto social e innovación en materiales. "Nuestra propuesta más allá de ser un gestor es también ser generador de soluciones. Queremos demostrar que los residuos no son basura, sino recursos de alto valor", explica Vanessa.En ese sentido, su trabajo se articula en cuatro ámbitos: reventa (extender la vida útil de las prendas), donación (llevar ropa a comunidades que la necesitan), remanufactura (transformar piezas junto a diseñadores y artesanos) y reciclaje textil (crear soluciones industriales que reincorporan fibras a distintas cadenas productivas).
Un ejemplo de esto es la línea de revestimientos y mobiliario en concreto elaborados con residuos textiles que lanzaron hace alrededor de un mes. "Buscamos demostrar que la circularidad puede trascender la moda y convertirse en soluciones aplicables a distintos sectores productivos", señala.


El panorama de los residuos textiles en Colombia
La realidad de los residuos textiles en Colombia es preocupante. "Se estima que cada persona desecha entre 7 y 10 kilos de textiles al año, lo que equivale a más de 250.000 toneladas de residuos textiles anuales", comenta Vanessa. La falta de regulación, infraestructura y conciencia ciudadana hace aún más difícil enfrentar el desafío.En este escenario, Slow Reciclaje cumple un rol articulador, ya que conecta el sistema moda, la academia, los consumidores y otros sectores productivos para evitar que los residuos terminen en los vertederos. "Nos vemos como un puente entre el sector productivo, la ciudadanía y las cadenas de valor, demostrando que los residuos textiles pueden dejar de ser un problema y convertirse en oportunidades de impacto económico, social y ambiental".
Sin embargo, el camino de Slow Reciclaje no ha sido fácil debido a diversos retos que han tenido que afrontar tales como la falta de conciencia, de regulación, de infraestructura, de inversión de impacto y las altas barreras tecnológicas para transformar residuos a nivel industrial. A pesar de ello, el aprendizaje ha sido claro. "La educación y la articulación son claves. Necesitamos sensibilizar a los consumidores, acompañar a las marcas y trabajar de la mano con el sector público y privado para construir soluciones reales y escalables", enfatiza.
Por lo mismo, para avanzar en respuestas y en una real transformación de paradigma, Vanessa afirma que se requiere de un marco normativo sólido, inversión estratégica en innovación e infraestructura, y la creación de una cultura de circularidad. "Necesitamos incluir la categoría textil en la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), destinar recursos para escalar procesos de reciclaje textil y formar a los ciudadanos para que comprendan el impacto de su consumo. Solo con alianzas multisectoriales podremos generar soluciones viables y con impacto real”.


¿El futuro de Slow Reciclaje?
El sueño de Slow Reciclaje es ambicioso y contundente: convertirse en la plataforma líder en Latinoamérica en gestión y transformación de residuos textiles. "Nuestro futuro es ser reconocidos como un articulador estratégico del sistema moda que demuestra que los residuos textiles pueden convertirse en oportunidades de impacto económico, social y ambiental", concluye.
¿Dónde obtener más información sobre Slow Reciclaje? En su sitio web o redes sociales.
(Fotos gentileza de Slow Reciclaje)
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