La deslocalización de los procesos y el consumo exacerbado han enajenado el ciclo de vida de los productos. Pocas veces nos preguntas cómo y quiénes intervienen en esta cadena, y menos aún, cuál podría ser su impacto ambiental y social. El Fashion Revolution Day #Fashrev es un excelente contexto para reflexionar sobre ello y tomar conciencia del impacto de una acción tan "inocente" como comprar ropa. Te invito a analizarlo.
El impacto del ciclo de vida de tu ropa: nuestra intervención
Para muchos la ropa proviene de "las tiendas" o en su efecto de los lugares que detalla la etiqueta. Sin embargo, resulta difícil imaginarse que para que un jeans llegue a nuestro clóset deben ocurrir, al menos, cuatro grandes procesos (simplificando al máximo el ciclo), cuyo impacto no siempre es positivo.
Una introducción animada para iniciar el análisis
Quinta Trends, el blog de moda masculina MyOldSport y la marca de moda de autor Bazar La Pasión con el apoyo de SlowFashionSpain y SlowMotiv quisimos transparentar ese ciclo y ayudarte a que lo visualizaras y entendieras que "vestirse" no es una acto azaroso, sino que puede transformar de manera irremediable la vida de muchas personas. Por eso desde las 16.30 montaremos una intervención callejera en el frontis de la tienda Bazar La Pasión (Almirante Montt #1, Cerro Concepción, Valparaíso) donde te explicaremos el rol que juegas en esta cadena de valor y cómo podrías contribuir a disminuir estos impactos.
Por si no puedes acompañarnos, te haré un resumen (si vas te lo relataré con más detalles):
1. Extracción y producción de materias primas: la primera etapa de este ciclo es una de las con más impactos negativos, ya que para maximizar los recursos, apurar las cosechas, lograr un mayor rendimiento del suelo a corto plazo y crear telas baratas, muchos productores utilizan productos químicos tóxicos, generan residuos sólidos, consumen agua y energía en exceso, generan polución y emisiones de CO2, y para colmo explotan a sus trabajadores lo que además de recibir salarios indignos están sometidos a condiciones que pueden dañar su salud (sabías que hay gente que muere trabajando por inanición, sí en pleno siglo XXI!).
Ah! el uso de químicos no sólo puede afectar a los trabajadores que participaron de este etapa, sino también al entorno y hasta nosotros mismos, porque muchos de ellos no desaparecen con los lavados, y desconocemos sus efectos en nuestra organismo.
SlowFashionSpain nos muestra más detalladamente los impactos de esta etapa y las posteriores |
¿Cómo se puede ayudar torcer la dirección de este proceso? Exigiéndole a las marcas el uso de telas sustentables, mayor trabajo en innovación y desarrollo que permita hacer más eficiente el uso de los recursos sin contaminar, condiciones dignas para sus trabajadores, entre otros. Quizás todo ello suponga que aumente el valor de nuestros productos, pero ¿por qué no pagar un poco más para que otros tengan las mismas oportunidades que tuvimos nosotros?
2. Transformación de materias y confección: se repiten los impactos del proceso anterior. En este caso, existe mucho material y evidencia que nos obliga a "no hacernos los lesos". De hecho, hoy conmemoramos el 2º aniversario del derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh que se transformó en la bandera de lucha en pos del mejoramiento de la condiciones de los trabajadores textiles que pasan horas interminables cociendo nuestra ropa, pero que son pagados con sueldos tan insignificantes que ni siquiera les permiten aspirar a tener comida a final de mes.
¿Cómo ayudar a armonizar este etapa? Informándonos a través de sitios especializados, la prensa e iniciativas como "Ropa Limpia" respecto del compromiso real que están asumiendo las marcas para premiar a aquellas que realmente quieren cambiarle la cara a la moda, y castigar a la que carecen de ética profesional y lucran a cualquier precio. Otra forma de presión para transparentar este proceso es preguntándole a la etiquetas de moda ¿quién hizo nuestra ropa?, de tal manera de obligarlas a tener mayor control en sus cadenas de producción y lograr la ansiada trazabilidad sustentable.
3. Etiquetas y embalaje: acá uno de los grandes impactos está asociado al uso de productos químicos en el etiquetado y embalaje que pueden afectar, a la larga, nuestra salud. Además, de la producción de basura, por ejemplo, con el uso de bolsas plásticas u otra serie de adminículos cuyo destino seguro es el tarro de la basura.
¿Cómo ayudar a cambiar esta situación? Pidiéndole a las marcas que simplifiquen sus embalajes y trabajen con otros más sustentables. El uso de bolsas reutilizables también contribuye a disminuir el uso de bolsas plásticas que al final terminan en nuestro océanos contaminando y destruyendo todo a su paso.
4. Distribución y retailers: las emisiones de CO2 derivadas del transporte de las prendas en barcos, camiones y/o aviones, el excesivo consumo energético tanto en estos movimientos transcontinentales como en su instalación en tiendas, junto a los residuos sólidos son la principales piedras de tope de esta etapa.
¿Cómo ayudar a cambiar esta situación? Exigirle a las marcas que concentren sus centros de distribución, relocalicen ciertos procesos y desarrollen "tiendas inteligentes" que sean eficientes energéticamente.
5. Uso y limpieza: acá la responsabilidad es 100% de cada uno nosotros como consumidores. Comprar ropa que no tiene potencial heredable o volvernos locos consumiendo ropa "barata" contribuye a que generemos kilos de basura, cuyo único destino es contaminar tierras y aguas de nuestro país u otros más pobres, que en el concierto mundial "no tienen derecho a pataleo".
Por otra parte, no seguir las indicaciones de lavado de las etiquetas, utilizar detergentes con alto poder de acción pero llenos de químicos o hacernos esclavos de la secadora y la plancha sólo ayudan a que contaminemos el agua y consumamos energía en exceso, potenciando el calentamiento global.
¿Cómo contrarrestar estos impactos? Entendiendo que la ropa es desechable porque nosotros cambiamos nuestro paradigma de uso, y que si compramos y cuidamos aquellas que realmente tiene posibilidad de durar, no sólo haremos un aporte al planeta, sino también a nuestro propio bolsillo. Invertiremos en nuestro futuro y también tendremos recursos para gastar en cosas que realmente nos harán feliz (¿quién dijo que consumir irracionalmente es sinónimo de felicidad?)
6. Fin de vida: la ropa que no usamos va, en la mayoría de los casos, a la basura. Para evitar la generación de residuos sólidos y los problemas que puede traer tanto para la salud humana como la biodiversidad. La consigna para detener este sinsentido es comprar consciente y responsable, reutilizar, reparar o reciclar.
Un buen complemento para lo analizado, que incluso nos muestra una alternativa de innovación textil
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