En el "mundo ideal" el discurso público debería ser consecuente con el discurso privado. Sin embargo, la cruda realidad nos ha demostrado que esa aspiración no siempre se cumple, lo que provoca situaciones indeseadas en diversos planos. La historia de la industria del calzado nacional conoce de cerca esa tensión. El cierre de la fábrica de la marca Guante, nos demuestra como el "mensaje del hecho en Chile" para la "galería" termina diluyéndose al hacer el flujo de caja. Hoy reflexiono sobre ello, el rol de los consumidores, además intento proyectar el futuro de las etiquetas del calzado de autor en este escenario.
La vulnerabilidad que enfrenta la exigua industria del calzado nacional, no debería sorprendernos. En noviembre de 2018, tras 43 años de vida, cerró la marca oriunda de Concepción, Albano; y a fines de ese mismo mes, después de 62 años de funcionamiento, bajó la cortina, Hormas Hormital. Una situación similar ocurrió en febrero de 2019, cuando Calzados Beba anunció su proceso de liquidación forzosa, tras 47 años de existencia.
Para quienes nos movemos por la escena de la moda local -hablar de industria sería un despropósito- esas noticias sólo confirman una realidad que cuesta asumir: los chilenos no les interesa comprar chileno.
Lo anterior no es de un malestar hacia nuestro país, sino la respuesta a una sociedad que se acostumbró a adquirir moda (indumentaria y calzado) barato y de calidad "reguleque", sin pensar en la consecuencias ambientales y laborales que eso implica.
Esa decisión de consumo ha debilitado a las etiquetas nacionales, que aún producían en Chile, entrampándolas en una encrucijada, donde la pérdida de competitividad, las ha llevado a optar por la deslocalización. Es decir, producir en Asia con costos de producción mucho más bajos.
En este sentido, la región asiática y particularmente China, solo ha ofrecido condiciones atractivas, que las marcas del mundo pueden tomar o dejar dentro de un abanico casi infinito de calidades (la basura que nos llega es responsabilidad de empresarios inconscientes no de los chinos!).
Por lo mismo, culpar de estos cierres solo a China es tan näif como la venta del sillón de don Otto.
Si bien, el "hecho en Chile" puede sonar romántico hasta poético, optar por él no es sólo una decisión de marketing, sino supone una mirada estratégica e incluso un nuevo modelo de negocio ante un mundo globalizado y desarraigado.
De hecho, su éxito requiere no sólo de una coordinación de actores (el sector público no puede hacerse el loco en este sentido), sino también de un esfuerzo mayor de educación al consumidor para que entienda, desde la emocionalidad y la racionalidad, que su compra no es chauvinismo, sino una alternativa de beneficio común, que puede tener las mismas características de calidad, durabilidad y estética que las mejores marcas internacionales (léase sin generalizar, porque obvio que no todas cumplen con este requisito).
En este contexto es natural preguntarse, ¿la escena del calzado de autor nacional tiene futuro? Y mi respuesta, sin cinismo, es "sí"; en la medida, que realmente la consideremos una alternativa de consumo y que entendamos que comprar ropa es una inversión, no un gasto.
Si tomáramos conciencia del acto político que supone comprar una prenda, no me cabe duda que privilegiaríamos a un pequeño productor, más aún si esas etiquetas se esfuerzan por transparentar quienes son y como producen.
Nadie dice que caigamos en el ostracismo con las grandes marcas, sino que entendamos que existen otras opciones, que pueden impactar positivamente nuestro entorno más próximo.
Hoy no es tiempo de rasgar vestiduras, sino de analizar qué estamos haciendo como consumidores para evitar que perdamos talentos y oficios que nos conectan con un estilo de vida más consciente y responsable. Qué estamos haciendo por evitar que las prendas que potencian nuestro identidad individual y colectividad sean respuesta de nuestra visión como sociedad y no una simple imposición de tendencias globales.
Hoy es tiempo que nuestro discurso público de valoración a lo local, se traduzca en un discurso privado, donde la consecuencia se mida en compra y variedad de nuestro clóset.
Yo me atrevo a abrirlo y mostrarte mis zapatos ¿y tú?
⇨ En 2017 publicamos los resultados de la Encuesta de Diagnóstico Económico del Calzado de Autor en Chile, estudio desarrollado por la consultora Matriz Moda con la colaboración de ProChile y el patrocinio de QT, que se transformó en una interesante herramienta para avizorar escenarios para el sector.
¿La industria del calzado nacional se cierra? ¿Quién le cortó la cabeza?
La vulnerabilidad que enfrenta la exigua industria del calzado nacional, no debería sorprendernos. En noviembre de 2018, tras 43 años de vida, cerró la marca oriunda de Concepción, Albano; y a fines de ese mismo mes, después de 62 años de funcionamiento, bajó la cortina, Hormas Hormital. Una situación similar ocurrió en febrero de 2019, cuando Calzados Beba anunció su proceso de liquidación forzosa, tras 47 años de existencia.
Para quienes nos movemos por la escena de la moda local -hablar de industria sería un despropósito- esas noticias sólo confirman una realidad que cuesta asumir: los chilenos no les interesa comprar chileno.
Lo anterior no es de un malestar hacia nuestro país, sino la respuesta a una sociedad que se acostumbró a adquirir moda (indumentaria y calzado) barato y de calidad "reguleque", sin pensar en la consecuencias ambientales y laborales que eso implica.
Esa decisión de consumo ha debilitado a las etiquetas nacionales, que aún producían en Chile, entrampándolas en una encrucijada, donde la pérdida de competitividad, las ha llevado a optar por la deslocalización. Es decir, producir en Asia con costos de producción mucho más bajos.
En este sentido, la región asiática y particularmente China, solo ha ofrecido condiciones atractivas, que las marcas del mundo pueden tomar o dejar dentro de un abanico casi infinito de calidades (la basura que nos llega es responsabilidad de empresarios inconscientes no de los chinos!).
Por lo mismo, culpar de estos cierres solo a China es tan näif como la venta del sillón de don Otto.
Si bien, el "hecho en Chile" puede sonar romántico hasta poético, optar por él no es sólo una decisión de marketing, sino supone una mirada estratégica e incluso un nuevo modelo de negocio ante un mundo globalizado y desarraigado.
De hecho, su éxito requiere no sólo de una coordinación de actores (el sector público no puede hacerse el loco en este sentido), sino también de un esfuerzo mayor de educación al consumidor para que entienda, desde la emocionalidad y la racionalidad, que su compra no es chauvinismo, sino una alternativa de beneficio común, que puede tener las mismas características de calidad, durabilidad y estética que las mejores marcas internacionales (léase sin generalizar, porque obvio que no todas cumplen con este requisito).
En este contexto es natural preguntarse, ¿la escena del calzado de autor nacional tiene futuro? Y mi respuesta, sin cinismo, es "sí"; en la medida, que realmente la consideremos una alternativa de consumo y que entendamos que comprar ropa es una inversión, no un gasto.
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La plataforma "Zapatos chilenos" busca convertir la oferta de etiquetas locales en una opción de consumo real y al alcance de un click |
Si tomáramos conciencia del acto político que supone comprar una prenda, no me cabe duda que privilegiaríamos a un pequeño productor, más aún si esas etiquetas se esfuerzan por transparentar quienes son y como producen.
Nadie dice que caigamos en el ostracismo con las grandes marcas, sino que entendamos que existen otras opciones, que pueden impactar positivamente nuestro entorno más próximo.
Hoy no es tiempo de rasgar vestiduras, sino de analizar qué estamos haciendo como consumidores para evitar que perdamos talentos y oficios que nos conectan con un estilo de vida más consciente y responsable. Qué estamos haciendo por evitar que las prendas que potencian nuestro identidad individual y colectividad sean respuesta de nuestra visión como sociedad y no una simple imposición de tendencias globales.
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Calzado Oficio es otra iniciativa que busca, desde la asociatividad, busca superar los desafíos del complejo mercado nacional |
Hoy es tiempo que nuestro discurso público de valoración a lo local, se traduzca en un discurso privado, donde la consecuencia se mida en compra y variedad de nuestro clóset.
Yo me atrevo a abrirlo y mostrarte mis zapatos ¿y tú?
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⇨ En 2017 publicamos los resultados de la Encuesta de Diagnóstico Económico del Calzado de Autor en Chile, estudio desarrollado por la consultora Matriz Moda con la colaboración de ProChile y el patrocinio de QT, que se transformó en una interesante herramienta para avizorar escenarios para el sector.
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