Al mundo de la moda le encanta llenarse de consignas, banderas y hashtag, que no siempre comprende o comulga en profundidad. En el Día Internacional del Orgullo LGBTQ+ hoy reflexionamos cómo la industria de la moda puede pasar de teñirse un mes multicolor a transformar su modelo de negocio y proceso creativo en un espacio realmente inclusivo y amable para la diversidad sexual. Acá lo esbozo.
Si bien con el paso de los años, la moda ha salido cada vez más del clóset de los prejuicios y ha acogido a la comunidad LGBTQ+ de diversas formas, en junio, el mes del orgullo, pareciera que todo se tiñera multicolor, pero que pasada esa fecha las buenas intenciones se diluyeran al igual que un pantalón mal teñido.
Porque hay que ser claros: ser inclusivo con la diversidad sexual no es sinónimo de un mes de percheros con prendas alusivas a la conmemoración o un feed de redes sociales plagado de mensajes de "buena crianza". Ser inclusivo con la diversidad sexual supone un compromiso de largo plazo, que se traduce tanto el proceso creativo como en las dinámicas cotidianas de las marcas de moda.
Con lo anterior me refiero a que tener un compromiso real con la comunidad LGBTQ+ supone una serie de acciones, desde el punto de vista de las organizaciones, los productos y la comunicación, que enumeraré a modo de ejemplo y sin querer agotarlas solo a este listado:
Cada uno de estos aspectos analizados supone un abordaje integral de la diversidad sexual en las marcas y no sólo un "maquillaje" para "parecer" sin serlo. Hoy la moda debe ser un reflejo de la realidad y para ello tiene que tomar partido y transformar su actuar en un "acto político" que visibilice la diversidad desde el corazón de cada propuesta.
Cómo integrar la diversidad sexual en la industria de la moda
Si bien con el paso de los años, la moda ha salido cada vez más del clóset de los prejuicios y ha acogido a la comunidad LGBTQ+ de diversas formas, en junio, el mes del orgullo, pareciera que todo se tiñera multicolor, pero que pasada esa fecha las buenas intenciones se diluyeran al igual que un pantalón mal teñido.
Porque hay que ser claros: ser inclusivo con la diversidad sexual no es sinónimo de un mes de percheros con prendas alusivas a la conmemoración o un feed de redes sociales plagado de mensajes de "buena crianza". Ser inclusivo con la diversidad sexual supone un compromiso de largo plazo, que se traduce tanto el proceso creativo como en las dinámicas cotidianas de las marcas de moda.
Con lo anterior me refiero a que tener un compromiso real con la comunidad LGBTQ+ supone una serie de acciones, desde el punto de vista de las organizaciones, los productos y la comunicación, que enumeraré a modo de ejemplo y sin querer agotarlas solo a este listado:
- Desde las organizaciones: la diversidad sexual no puede estar presente solo de la tienda para afuera o en un mes en particular, sino que tiene que reflejarse en quienes son parte de las compañías o marcas de moda a través de:
- Una participación en los puestos de poder, es decir, en los lugares de tomas de decisiones estratégicas de las marcas.
- Un participación en el personal de las empresas, es decir, en su visibilidad y reconocimiento entre quienes son consideradxs colaboradorxs de la marca, ya sea en funciones ejecutivas o de tienda.
- Una participación en los equipos creativos, que permita que la mirada de los productos o servicios no sólo sea inclusiva durante un mes, sino se transforma en permanente y parte del proceso creativo.
- Un espacio seguro en tiendas físicas y virtuales, es decir, considerar la posibilidad de probadores inclusivos que eviten el estrés de optar por solo dos alternativas, así como una categorización en los espacios virtuales que facilite la compra si todavía se tiene organizada la oferta en "hombre y mujer".The Phluid Project: primera tienda no género del mundo ubicada en New York - Foto por Lontano - Desde el producto: ser inclusivo con la comunidad LGBTQ+, desde la mirada del producto, no es necesariamente poner prendas con eslóganes o tonos multicolores en los percheros de las tiendas o en las tiendas online, sino que supone reflejar una estrategia de marca donde las personas se sientan representadas y acogidas. Ello se traduce en, por ejemplo:
- Prendas que sean pensadas para personas sin importar su género: ello requiere no sólo innovar en la moldería, sino también en las tipologías de productos.
- Incorporar a la diversidad sexual en la conceptualización de las colecciones para, a través de ello, abordar las múltiples necesidades de cada una de las comunidades específicas. - Desde la comunicación: este aspecto suele ser el más utilizado por las marcas, aunque muchas veces sea desde la superficialidad y la publicidad, y no desde el compromiso real. Por lo mismo, para que no se quede sólo en lo estético debe considerar:
- La diversidad permanente de referentes ligados a la comunidad LGBGQ+ en las campañas, lookbook, desfiles y espacios de difusión de las marcas en redes sociales.
- La comunicación permanente de relatos que demuestren el compromiso estratégico con la diversidad.
- La asociación con instituciones que representen a estas comunidades para encauzar y asesorar el trabajo de difusión para no caer en lugares comunes y generar acciones que repercutan positivamente en la normalización de la diversidad.
Cada uno de estos aspectos analizados supone un abordaje integral de la diversidad sexual en las marcas y no sólo un "maquillaje" para "parecer" sin serlo. Hoy la moda debe ser un reflejo de la realidad y para ello tiene que tomar partido y transformar su actuar en un "acto político" que visibilice la diversidad desde el corazón de cada propuesta.
(Ilustración por Daria Karaulnik)
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