La emergencia climática ha puesto sobre la mesa ciertos conceptos que solemos escuchar a menudo, pero que no tenemos muy claro qué significan o implican. Uno recurrente es el de la carbono neutralidad aplicado a tanto a los países como a las marcas. De hecho, la industria moda en la COP26 realizada en Glasgow entre octubre y noviembre 2021, reafirmó su compromiso -a través de la Carta de la Industria de la Moda (Fashion Industry Charter)- de ser carbono neutral en 2050 y reducir sus emisiones en un 50% en 2030. Pero ¿qué significa esa declaración en la práctica? ¿la moda puede ser carbono neutral? Hoy lo analizo.
Antes de revisar las implicancias que supone para la moda ser carbono neutral es fundamental entender qué es la carbono neutralidad. La definición más sencilla es lograr, a través de acciones de mitigación, compensación y/o remoción, que las emisiones provocadas por determinado país, industria, marca e incluso persona lleguen a cero. Es decir, si emití 10 tengo que hacer algo para restar o neutralizar esos 10.
¿Suena un poco tramposo? La verdad que si, porque esa carbono neutralidad no siempre supone ser "más limpios" en términos de emisiones, sino buscar alternativas para que mi polución se reste con, por ejemplo, tener un bosque que capture esos gases o comprar créditos de carbono asociados a proyectos que cumplan con ese objetivo de mitigación.
La idea es que el planeta no retenga los gases de efecto invernadero y, por lo tanto, se siga calentando al no poder liberarlos. Sin embargo, dado el actual contexto de emergencia climática la sola compensación o mitigación no está siendo suficiente, porque nos estamos quedando sin muchas opciones para capturar el carbono mediante bosques o el océano, o la captura está dejando de ser eficiente. Entonces, se ha abierto la discusión sobre la necesidad de REDUCIR, por sobre cualquier otra acción paliativa.
En el caso de la industria de la moda la carbono neutralidad se ha perseguido a través de metas que suponen pasar de usar energías fósiles como el petróleo o el gas por energías renovable no convencionales como la eólica, solar, entre otras. Así también como dejar de utilizar materias primas vírgenes o sumarse a iniciativas de reforestación, por nombrar las más tradicionales.
Sin embargo, la velocidad de implementación de esos compromisos ha sido lenta y hasta engorrosa, llegando al límite del greenwashing, lo que ha prendido las alarmas de la sociedad civil y los ciudadanxs - consumidorxs responsables, quienes están abogando por un nuevo debate que supone cambiar el verbo tanto desde quienes producen como desde quienes consumen, entendiendo que el actual paradigma de producción y consumo (asociado particularmente a la moda rápida) no podrá ser jamás sostenible, ni carbono neutral.
En esa línea, el llamado hoy es a que las marcas de moda comuniquen de forma transparente y HONESTA, sus acciones en este sentido, y que replanteen su modelo de negocio incorporando los verbos usar, reparar, personalizar, cuidar, reusar, intercambiar y suprareciclar, por sobre reciclar.

Por una moda carbono neutral
Antes de revisar las implicancias que supone para la moda ser carbono neutral es fundamental entender qué es la carbono neutralidad. La definición más sencilla es lograr, a través de acciones de mitigación, compensación y/o remoción, que las emisiones provocadas por determinado país, industria, marca e incluso persona lleguen a cero. Es decir, si emití 10 tengo que hacer algo para restar o neutralizar esos 10.
¿Suena un poco tramposo? La verdad que si, porque esa carbono neutralidad no siempre supone ser "más limpios" en términos de emisiones, sino buscar alternativas para que mi polución se reste con, por ejemplo, tener un bosque que capture esos gases o comprar créditos de carbono asociados a proyectos que cumplan con ese objetivo de mitigación.
La idea es que el planeta no retenga los gases de efecto invernadero y, por lo tanto, se siga calentando al no poder liberarlos. Sin embargo, dado el actual contexto de emergencia climática la sola compensación o mitigación no está siendo suficiente, porque nos estamos quedando sin muchas opciones para capturar el carbono mediante bosques o el océano, o la captura está dejando de ser eficiente. Entonces, se ha abierto la discusión sobre la necesidad de REDUCIR, por sobre cualquier otra acción paliativa.
En el caso de la industria de la moda la carbono neutralidad se ha perseguido a través de metas que suponen pasar de usar energías fósiles como el petróleo o el gas por energías renovable no convencionales como la eólica, solar, entre otras. Así también como dejar de utilizar materias primas vírgenes o sumarse a iniciativas de reforestación, por nombrar las más tradicionales.
Sin embargo, la velocidad de implementación de esos compromisos ha sido lenta y hasta engorrosa, llegando al límite del greenwashing, lo que ha prendido las alarmas de la sociedad civil y los ciudadanxs - consumidorxs responsables, quienes están abogando por un nuevo debate que supone cambiar el verbo tanto desde quienes producen como desde quienes consumen, entendiendo que el actual paradigma de producción y consumo (asociado particularmente a la moda rápida) no podrá ser jamás sostenible, ni carbono neutral.
En esa línea, el llamado hoy es a que las marcas de moda comuniquen de forma transparente y HONESTA, sus acciones en este sentido, y que replanteen su modelo de negocio incorporando los verbos usar, reparar, personalizar, cuidar, reusar, intercambiar y suprareciclar, por sobre reciclar.

Todo ello con el fin de crear prendas que se mantengan la mayor cantidad de tiempo posible en el ciclo de vida y que con ello reduzcamos los absurdos volúmenes de producción (150.000 millones de prendas de ropa al año app) y consumo, que nos han llevado a utilizar cada vez menos nuestra indumentaria (de 7 a 10 veces antes de botarla o exiliarla en el clóset).
¿Crees que la moda pueda ser carbono neutral? ¿es suficiente esta meta?
COMMENTS