Por qué reparar (la moda) es un acto revolucionario

[REPARAR] "Reparar es un acto revolucionario" es la frase que acuñan mis amigxs de Reparalab, Pame Castro y Felipe Ferrer, y de la cual adscribo 100%. Y sin duda lo es, porque va totalmente contra un sistema económico donde el crecimiento se mide por lo que se produce "sin control" y luego se bota "sin culpas" producto de su obsolescencia programada y/o real. Sin embargo, al reparar rompemos ese círculo y generamos una serie de externalidades positivas, que convierten este acto en la semilla de un nuevo paradigma para la moda. Hoy te cuento por qué sostengo aquello.

Por qué reparar revolucionará la moda

Tomar la decisión de reparar una prenda, antes de expulsarla de nuestro clóset (conjugando incluso otros verbos que no sean botar o desechar) genera un "bucle mágico", que transforma un acto que puede ser aislado en un hábito que termina incluso disminuyendo nuestra ganas de comprar ropa nueva.

Lo anterior se produce porque reparar nos da la posibilidad de reencontrarnos con ropa que alguna vez nos gustó mucho, pero que por diversas razones terminó descosida, con un botón menos, con el cierre malo, etc. Tener la oportunidad de utilizarla nuevamente, le entrega un nuevo aire, nos reconcilia con sus "defectos" y nos reencanta con las historias que vivimos y viviremos con ella. 

En el plano económico reparar permite ahorrar recursos naturales y ambientales, ya que una prenda reparada y vuelta a usar, posee una menor huella ambiental que una nueva. Con ello también se disminuyen las posibilidades de caer en una sobreproducción y sobreconsumo.

Además se reactivan no sólo barrios y territorios, que se convierten en epicentro de la reparación de vestuario, calzado y/o accesorios, sino también se reimpulsan los oficios especializados y se les entrega un nuevo estatus social y económico.

A lo anterior se agrega la posibilidad generar ecosistemas de moda circular, donde la reparación sea parte de un engranaje mayor en que se conecten ciudadnxs-consumidorxs que busquen reparar; reparadores que provean el servicio; proveedores que entreguen insumos para la reparación; diseñadores que diseñen prendas que puedan ser reparadas y/o remendadas luego de una utilización intensa;  y productores, que confeccionen con materiales cuya calidad permita seguir extendiendo su vida útil con la reparación.

Es decir, un sistema integrado y flexible, que interactúa y se alimenta asimismo conjugado casi exclusivamente a través de la reparación.

A nivel internacional y local, cada vez, son más las grandes y pequeñas marcas que están incorporando el servicio de la reparación dentro de sus cadenas de valor. Una de las pioneras en este sentido es Patagonia a través de su iniciativa Worn Wear, que consiste en una serie de herramientas facilitadas por la etiqueta para que sus piezas de ropa duren para toda la vida. Esto incluye cuidado responsable, reparación, reutilización, reventa y reciclaje de las prendas de vestir para alargar lo más posible su ciclo. De hecho, desde hace más de una década no solo repara cosas de su marca, sino también prendas de otras  que son significativas para sus dueñxs.

En Chile, el movimiento por la reparación, Reparab, ha liderado esta acción -inspiradxs por Patagonia- ofreciendo jornadas de reparación gratuita en distintos puntos de Chile, no solo de ropa y zapatos, sino también de electrodomésticos y juguetes.

Esos espacios han motivado a diversos retailers locales a considerar la reparación como parte de sus servicios temporales, pero con miras a transformarlos en permanentes.

Con ellos han renacido espacios, que han comenzado a especializarse en el servicio de reparación, pero desde un prisma moderno tal como El Atelier Costuras.

No obstante lo anterior, reparar no está exento de desafíos que pasan desde localizar los lugares de reparación hasta acreditar a los reparadores cada vez más escasos.

Pero más allá de las barreras (que en otra publicación ahondaré), reparar esta viviendo un renacimiento que augura solo buenas nuevas para el planeta, los territorios y sus habitantes.

¿Qué te motiva a reparar tu ropa y calzado?

(Foto principal: Donnie Hedden para Patagonia)