[BIOTEXTILES] Los biomateriales, la innovación tecnológica y la robótica han cruzado sus caminos gracias a la colaboración entre el Hub Innova UTEM (Universidad Tecnológica Metropolitana), el ProteinLab UTEM y Robotics Labs. El resultado de esta asociación creativa -que se extiende por más de tres años- permitió que Mr. Kondor, uno de los robots chilenos que está participando en la Robo One Tokio, la competencia de robots bípedos más importantes del mundo, pudiera vestir con un traje creado a partir biotextiles, que permiten soñar con un desarrollo de este campo a nivel local. Para conocer más detalles sobre ello y el potencial de Chile en este ámbito de investigación, conversamos con Macarena Valenzuela, doctora en Diseño, Fabricación y Gestión de proyectos industriales de la Universidad Politécnica de Valencia y coordinadora de ProteinLab UTEM.
Adicional a ello, se incorporó la fabricación digital mediante la impresión 3D de adornos que simulaban conchas de moluscos y calzado. Este último tuvo dos versiones: el 3D que daba la sensación de que estaba saliendo del agua y otro en acrílico cortado en láser.
“El responsable de la elaboración y confección fue Benjamin Díaz, nuestro diseñador especialista en biomateriales, junto a un equipo de practicantes, tanto de diseño de la UTEM como de diseño en la Universidad de Chile”, añade Macarena.
Este proyecto se denominó Smart textil y buscó la revalorización de residuos mediante la creación de biomateriales. Se ha expuesto en distintas ferias, colegios y municipalidades, permitiendo mostrar la integración de los tres ámbitos de desarrollo que estaba impulsado el ProteinLab UTEM.
En este momento, de hecho, han expandido esta investigación a la inclusión de biomateriales en la arquitectura.
Por otro lado, dice que la mayor conciencia medioambiental, en cuanto a la separación de residuos, que se observa desde las municipalidades hasta los hogares, permite el desarrollo de biomateriales a pequeña escala. “Nosotros paralelamente con el tema del Hub de Innovación UTEM, desarrollamos un programa que se llama Biomaker (…) Eso es muy interesante porque es un nodo de innovación de una universidad dentro de un edificio municipal en la fábrica de Renca. Ahí llevamos tres años y hemos puesto en marcha distintos programas de transferencia de conocimiento, donde le enseñamos biomateriales a niños, niñas, la comunidad y emprendedores”, detalla.
Pero hoy este tema, también nos abre una puerta a la fabricación digital de estos biomateriales. Vemos impresoras 3D que imprimen con filamentos de PLA. ¿Pero qué pasaría si empiezan a imprimir biomateriales? Estamos en diferentes aristas de investigación, cuanto al desarrollo de biomateriales y equipamiento para fabricar en biomateriales y también en la revalorización de nuevos residuos. Eso es clave y lo más importante, que ese conocimiento llegue al territorio y las comunidades”, insiste la coordinadora de ProteinLab UTEM.
Este último aspecto es fundamental para Macarena. “A nosotros no nos interesa que el conocimiento quede solamente en la universidad, sino que llegue a la sociedad. Así que nos proyectamos a partir de esas aristas y obviamente también vinculando a los actores de más de arriba como la industria y el tema municipal. Sabemos que para llegar al territorio tenemos que vincularnos con municipalidades o con organismos de la gobernanza local. Así que es clave por ahí esa proyección”, concluye.
La historia del traje de biomateriales del robot Mr. Kondor
Macarena cuenta que la elección de biomateriales, que son parte del traje del robot Mr. Kondor, fue hecha a partir de la historia que el equipo de Robotics Labs había desarrollado en la que un robot, que emerge de las aguas de Chiloé, se convierte en pescador. Fue así que conjugando esos conceptos con el trabajo de experimentación en biomateriales deciden diseñar el traje central, una especie de jardinera, a partir de la cáscara de naranja. A esta prenda se agregó una especie de capa que simula algas, que fue hecha con cáscara de huevo, acelga, zanahoria y borra de café.Adicional a ello, se incorporó la fabricación digital mediante la impresión 3D de adornos que simulaban conchas de moluscos y calzado. Este último tuvo dos versiones: el 3D que daba la sensación de que estaba saliendo del agua y otro en acrílico cortado en láser.
“El responsable de la elaboración y confección fue Benjamin Díaz, nuestro diseñador especialista en biomateriales, junto a un equipo de practicantes, tanto de diseño de la UTEM como de diseño en la Universidad de Chile”, añade Macarena.
El origen de la investigación en biomateriales de la UTEM
El desarrollo de biomateriales en el ProteinLab UTEM no nace con esta colaboración, sino es fruto de un proceso de que lleva alrededor de dos años. Antes de ello, en 2017, ya habían tenido un acercamiento al desarrollo colaborativo en moda a través del diseñador Claudio Paredes. Luego siguieron trabajando en la experimentación de nuevas tecnologías en el ámbito textil e indumentaria junto al diseñador Matías Hernán con quien crearon diversas colecciones cápsulas; un vestido que usó Carolina de Mora en el Festival de Viña del Mar; y finalmente se adjudicaron un Fondart 2021 que supuso el desarrollo de tres piezas: un vestido, un bolso y un visor -tipo sombrero- hechos a partir de biomateriales, fabricación digital y electrónica.Este proyecto se denominó Smart textil y buscó la revalorización de residuos mediante la creación de biomateriales. Se ha expuesto en distintas ferias, colegios y municipalidades, permitiendo mostrar la integración de los tres ámbitos de desarrollo que estaba impulsado el ProteinLab UTEM.
En este momento, de hecho, han expandido esta investigación a la inclusión de biomateriales en la arquitectura.
Latinoamérica como polo de creación de biomateriales para la moda
Para Macarena, Latinoamérica está bastante posicionada en cuanto a los biomateriales, lo que se refleja en las reacciones que recibe de sus colegas europeos. “Por ejemplo de Barcelona, me miran con envidia, porque en Chile tenemos normativas que nos llevan a la revalorización de esos residuos, a diferencia de otros países. Entonces, el comentario de investigadores que trabajan con biomateriales afuera, es buenísimo que como país podamos estar alineados desde las regulaciones a incentivar el desarrollo de biomateriales. Creo que eso es clave”, afirma.Por otro lado, dice que la mayor conciencia medioambiental, en cuanto a la separación de residuos, que se observa desde las municipalidades hasta los hogares, permite el desarrollo de biomateriales a pequeña escala. “Nosotros paralelamente con el tema del Hub de Innovación UTEM, desarrollamos un programa que se llama Biomaker (…) Eso es muy interesante porque es un nodo de innovación de una universidad dentro de un edificio municipal en la fábrica de Renca. Ahí llevamos tres años y hemos puesto en marcha distintos programas de transferencia de conocimiento, donde le enseñamos biomateriales a niños, niñas, la comunidad y emprendedores”, detalla.
Según Macarena lograr el desarrollo sostenible de la mano de estas innovaciones supone un cambio que debe provenir desde el nivel local -ciudadanía y territorio- hacia la industria. “En Renca también hemos coincidido con Spora Biotech, que también trabajan con biomateriales a un nivel un poquito más grande, se podría decir (…) En Chile estamos a un nivel de exploración y desarrollo, pero no sé si tanto de consumo”, reflexiona.
Proyectando la innovación en biomateriales desde el Hub de Innovación UTEM
La proyección del Hub de Innovación UTEM, en torno a la investigación en biomateriales, se visualiza en distintas áreas. “Por ejemplo, la cáscara de naranja tiene un poder antifungicida; el biomaterial a partir de la cáscara de huevo tiene un nivel bastante importante en cuanto a la estructura al igual que la cáscara de nuez. Entonces, a partir de eso estamos investigando.Pero hoy este tema, también nos abre una puerta a la fabricación digital de estos biomateriales. Vemos impresoras 3D que imprimen con filamentos de PLA. ¿Pero qué pasaría si empiezan a imprimir biomateriales? Estamos en diferentes aristas de investigación, cuanto al desarrollo de biomateriales y equipamiento para fabricar en biomateriales y también en la revalorización de nuevos residuos. Eso es clave y lo más importante, que ese conocimiento llegue al territorio y las comunidades”, insiste la coordinadora de ProteinLab UTEM.
Este último aspecto es fundamental para Macarena. “A nosotros no nos interesa que el conocimiento quede solamente en la universidad, sino que llegue a la sociedad. Así que nos proyectamos a partir de esas aristas y obviamente también vinculando a los actores de más de arriba como la industria y el tema municipal. Sabemos que para llegar al territorio tenemos que vincularnos con municipalidades o con organismos de la gobernanza local. Así que es clave por ahí esa proyección”, concluye.
(Fotos gentileza de ProteinLab UTEM)
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