Influenciadores y sostenibilidad en la moda: el desafío de comunicar con responsabilidad

[COMUNICAR] Hoy no existe ninguna barrera para comunicar cualquier tipo de mensaje o contenido. Sin embargo, lo que suena muy democrático y liberador tiene su lado b: toda persona puede hablar sobre temas que requieren conocimientos y evidencia solo con su "intuición", lo que resulta peligro en un contexto de emergencia climática, si el ámbito escogido es la sostenibilidad en la moda. Por lo mismo, lxs influenciadores que se aventuran en estos caminos tienen la obligación ética de aprender, preguntar y ser responsables no solo con su audiencia, sino con el planeta y las personas que son parte de esta industria. Hoy reflexiono sobre ello.

El desafío de comunicar moda sostenible con responsabilidad

El gran capital de los influenciadores (influencers si les gusta el inglés) -y las marcas- es su credibilidad sustentada en una imagen pública, así como mensajes y acciones coherentes y consistentes en el tiempo, que redundan en una reputación, que al primer error puede caer en un infierno que ni a Dante le gustaría visitar. 

Por lo mismo, hablar sin saber ("un mantra" en tiempos de redes sociales) cuando los temas a tratar requieren conocimiento y no solo intuición puede ser riesgoso para todos los implicados en el proceso: el que comunica, el que hace el encargo y el que escucha el mensaje.

Ello porque el entusiasmo -genuino o trendy- puede llevar a reafirmar mitos, vaciar de sentido palabras y conceptos aportando de manera directa o indirecta al greenwashing o lavado verde.

En ese sentido, más allá de la responsabilidad de las marcas, lxs influenciadores no pueden adoptar una posición pasiva ante la solicitud de una etiqueta de moda de comunicar su ruta sostenible y deben exigir información que les permita tener certeza de que lo que dicen es verídico y no una simple campaña de marketing.

Para ello deben pedir datos fidedignos y no ser ingenuos, investigar y estudiar, porque la sostenibilidad no se aprende por "contagio", sino con fuentes confiables y evidencia científica. Es así como instancias como la propiciada por Paris, el viernes 10 de noviembre con un grupo de influencers (foto de abajo) -donde me tocó oficiar de relatora- es un ejemplo concreto de cómo abordar este desafío. En este caso, a través de esta simple acción la tienda anfitriona reafirma su compromiso con una ruta sostenible, ya que no solo la visualiza, sino también entrega herramienta para comprenderla tanto en sus implicancias como cobertura. Eso permite que sus influenciadores se involucren y aprendan a crear relatos movilizadores de la acción, sin exagerar o "pasarse de revoluciones".

Influencer de Paris en desayuno organizado el 10 de noviembre. Además de mi capacitación en los principios de comunicación sostenible tuvieron un mini taller con El Atelier Costuras para aprender a reparar una prenda rota

Desde esa perspectiva, transparentar el propósito y la transmisión de información clara, directa y precisa permite generar un círculo virtuoso, que ayuda a alejar los "mensajes maquillados" y facilita que quienes escuchan y ven puedan ser influenciados no solo respecto a decisiones de compra, sino también a cómo vincularse con el vestir de manera responsable y consciente.

Porque aunque la relación de marcas e infuenciadores tenga una base comercial y estrictamente de negocios, ambos deben comportarse a la altura del reto que vivimos como humanidad, ambos deben  tener un estándar ético que los obligue a ser honestos, entendiendo que avanzar por esta senda supone un compromiso colectivo, donde ellos tienen un rol preponderante.

En esta línea, cuando los influenciadores asumen el desafío de comunicar con responsabilidad la sostenibilidad en la moda -dado su potencial movilizador- todxs ganamos un segundo más para poder seguir creyendo que la oportunidad de tener un mundo digno para las generaciones de hoy y mañana realmente es posible.