El gran engaño de la democratización de la moda a través de la moda rápida

[MITO] ¿Cuántas veces has escuchado que la moda rápida permitió la “democratización de la moda”? Yo miles, pero con el paso del tiempo he comprobado que esa afirmación es una verdad a medias o si quieres, una mentira que alguna vez pudo tener la expectativa de ser realidad, pero no lo consiguió. ¿Por qué? Hoy intentaré explicártelo.

La democratización de la moda: ¿mito o realidad?

Antes de responder la pregunta de este subtítulo es necesario hacer una aclaración conceptual. Democratizar no solo es “hacer algo accesible a todo el mundo”, sino también está vinculado a la manera de concebir las instituciones, la transparencia de la gestión y una ciudadanía empoderada en sus derechos y deberes.

No sé si te pasa lo mismo, pero desde mi perspectiva, esa definición más compleja, se "hace agua" cuando tratamos de relacionarla con lo que ha provocado el modelo de negocio de la moda rápida (y ultra rápida). Revisemos,

1. La democratización permitió el acceso universal. La supuesta democratización señala que ahora todo el mundo puede vestirse a precios accesibles con lo que desea. Para mí esta afirmación es una verdad a medias, porque olvida que ese precio barato "beneficia" (luego entenderás el por qué de las comillas) solo al que la compra, dado que quien la confecciona con suerte logrará suplir sus necesidades básicas si cobra el 0,5 a 0,8% del valor de esa prenda.

El caso de las y los trabajadores de la confección en Bangladesh que llevan protestando por un salario digno, desde octubre 2023, es ejemplificador en este sentido. Ahora bien si este argumento te resulta demasiado lejano, te invito a que uses los números que te proporcioné y multipliques: si la camiseta sale 100 pesos y al que la hizo le pagaron 5 u 8 pesos. ¿Cuánta ropa crees que tiene que coser para lograr acceder a una prenda similar? En la mayoría de los casos, ni siquiera vale la pena hacer esa estimación, ya que con lo que consigue con suerte sobrevive, entonces vestir con lo que desea, queda solo en ese plano, el de los deseos. En conclusión no todos logran vestirse con lo que desean o tiene un acceso real a lo que quieren vestir.

Por otro lado, el real acceso universal que hemos ido observando en los últimos años es a paisajes que nos quitan el aliento como el de los vertederos ilegales de ropa, que ha ido propiciando en la más completa impunidad el norte global mediante un nuevo tipo de colonialismo. 

2- La democratización supone transparencia. En el caso de la moda la transparencia es justo lo que le falta debido al proceso de deslocalización de las cadenas de suministro, que ha favorecido que la mayoría de las marcas de moda rápida y ultra rápida operen como la caja negra de los aviones: sabemos su contenido, solo cuando sufren accidentes con consecuencias fatales (como el derrumbe del Rana Plaza). 

Este aspecto ha llevado a la creación de nuevos marcos normativos -liderado por la Unión Europea- que abogan por una mayor trazabilidad de los procesos desde un pasaporte digital, así también por mayor responsabilidad de las etiquetas sobre sus proveedores tanto desde el plano social como ambiental.



3. La democratización supone una ciudadanía empoderada. En el caso de la moda es todo lo contrario, porque el mismo eslogan nos convierte en una especie de oxímoron: ciudadanos irresponsables, sin poder y cuyo "valor de consumo" es cuestionable, dado a que accedemos y compramos ropa desechable que, en su mayoría, terminará en la basura o en vertederos ilegales como los del norte de Chile.

Además esa democratización nos empobrece, ya que nos hace gastar de más, porque la ropa no dura al estar hecha con obsolescencia programada; nos limita la creatividad al "obligarnos a vestirnos en serie” debido a su obsolescencia percibida, y nos impacta la autoestima, porque está tan mal hecha, que creemos que los mal hechos somos nosotrxs.

¿Sigues creyendo en el mito de la democratización de la moda?