Los desafíos del Centro de gestión textil de Viña del Mar (ad portas de su cierre)

[DONACIÓN DE ROPA] Vestir es una necesidad básica e ineludible en tiempos de calma y un vehículo de dignidad humana en momentos de crisis. El mega incendio que afectó Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué y Villa Alemana a principios de febrero de 2024, nos lo recordó y demostró el rol fundamental que tienen los Centros de gestión textil en momentos de catástrofe. A cuatro días de la tragedia la Municipalidad de Viña del Mar abrió un espacio de estas características en el gimnasio de la Corporación municipal, sin embargo el jueves 22 de febrero dejará de funcionar. Hoy Catalina Herrera de Mapa verde y Fundación Planeta hoy, nos contará sobre su experiencia asesorando (otra vez) la gestión de las donaciones de ropa y los desafíos que nuevamente salieron a la luz y que resulta imperativo abordar, si no se quiere que la ropa donada se convierta en un problema ambiental, sanitario y social.

El Centro de gestión textil de Viña del Mar

No pasó más de un año para que Viña del Mar (y sus comunas aledañas) vivieran un nuevo mega incendio que no sólo quemó flora y fauna local, sino también acabó con la vida de más de 100 personas y dejó con lo puesto a cientos de familias.

A diferencia de lo ocurrido a fines de 2022 -Catalina cree que fruto del aprendizaje de esa ocasión-, la ropa no fue bienvenida en los centros de acopio de otras regiones, lo que impidió que llegaran camiones con vestuario para clasificar de otras zonas geográficas. Sin embargo, esta restricción generó un efecto no deseado, ni pensado: muchas personas fueron directamente a la zona de la catástrofe a dejar prendas, lo que no solo colapsó esos centros de acopio, sino también terminó generando micro basurales, que solo en Villa Independencia -en Viña del Mar- ocupaban más de dos cuadras. 

De hecho, gracias a la gestión proactiva de Catalina en coordinación con Juan Pablo Gavilán encargado de reciclaje de la municipalidad, se logró llenar seis camiones de ropa botada en esa población que pudieron ser llevados al Centro para su clasificación como suprareciclaje o reciclaje. Eso permitió evitar un desastre sanitario -irrupción de plagas por la acumulación de ropa usada- y ambiental mayor (en días posteriores la Secretaria General de Gobierno hablaba que se habían botado 6 toneladas de ropa en el relleno sanitario producto de situaciones similares en otros puntos de la comuna). 

En esa línea, el Centro de Gestión Textil ha tenido un rol clave en este nuevo incendio y ha demostrado la necesidad -levantada en 2019 por Catalina- de tener un protocolo de gestión institucionalizado de estas donaciones, pero también un espacio permanente que permita enfrentar no solo estas lamentables contingencias, sino también se transforme en un ropero comunitario para personas en situación de calle o personas, que por razones puntuales, no tienen acceso a vestuario.

Aunque en 2023 Catalina hizo un levantamiento de esta información y le ofreció a la municipalidad gestionarlo profesionalmente, el organismo no acusó formalmente recibo de ello y prefirió solo tomar notas (con el apoyo de una practicante) y con esos apuntes armar un proceso que, en la práctica, resultó ineficiente hasta que Catalina nuevamente los asesoró ad honorem y permitió que los cúmulos de prendas disminuyeran.

Lo grave de lo anterior es que la falta de preparación atenta con un recurso clave en el manejo de desastre: el tiempo o más bien su escasez, ya que la ropa puede ser solución y alivio, pero también un grave problema si no se genera una línea de producción eficiente de las donaciones, ya sea para entregarlas directamente a los afectados o para que puedan ser enviadas a suprareciclaje o reciclaje, si no pasan los controles de selección.

En esta oportunidad, el Centro fue clave en este sentido. No obstante, el jueves 22 de febrero cerrará sus puertas dejando diversas interrogantes en el aire sobre qué pasará con la ropa que no se logre clasificar y cómo se entregará lo seleccionado si no existe un punto de contacto digno y accesible para los afectados.

Los desafíos del Centro de gestión textil de Viña del Mar

Catalina rescata los aspectos positivos de la respuesta a esta nueva contigencia, pero no puede ignorar los grandes retos que siguen saliendo a escena tales como la calidad de la ropa que se dona (otra vez llegaron prendas imponibles) y la falta de protocolos a nivel institucional.

Asimismo, le preocupa qué ocurrirá con los damnificados del incendio que no han logrado acercarse al Centro dado que estaban atendiendo otras necesidades, pero que pronto requerirán prendas específicas para poder volver a su vida cotidiana. Así también le genera impotencia no haber podido articular campañas específicas asociadas al calendario que viene como regreso al colegio y trabajo, por el cierre -prematuro- de este espacio. Porque sin espacio, no hay ninguna posibilidad de gestionar lo que está en el inmueble y lo que se ha acumulado en los centros de acopio aledaños a la catástrofe.

Si bien se pensó que el cierre era debido al inicio de las clases, lo concreto es que el espacio que se está usando para este cometido es un gimnasio de la Corporación municipal, que podría seguir operando sin problema (su uso no entorpece el buen funcionamiento de su colegio vecino) si existiera voluntad política para ello. El silencio de la Municipalidad da cuenta que no revertirá la decisión. 

Por lo mismo y con el objetivo evitar este tipo de situaciones, junto a la Fundación Planeta Hoy, Catalina está preparando un proyecto para lograr crear un Centro de Gestión Textil piloto, que motive a diversas comunas a levantar acciones parecidas, ya que la vulnerabilidad del territorio nacional fruto de la emergencia climática, hará que este tipo de tragedias (incendios, inundaciones, clima extremo, etc) sean mucho más recurrentes de lo que pensamos y que la ropa se convierta en una necesidad básica, que debe ser rápidamente gestionada.

Al parecer hoy, la institucional comunal olvidó que vestirse no solo es una obligación legal, sino que es una herramienta básica para devolverle la dignidad a quienes acaban de pasar una pesadilla, que parece no tener fin. 

     👉Si quieres apoyar -individual o institucionalmente- la creación de un piloto de Centro de Gestión Textil escríbele a Catalina Herrera a catalina@planetahoy.org o contáctala en a través de su cuenta en Instagram.