[ROPA USADA] Aunque estoy convencida de que la ropa de usada puede ser la puerta de entrada hacia un consumo más consciente y responsable (si no se consume de manera impulsiva), hay un hecho inapelable: la ropa usada no es sinónimo de ropa reciclada. Si bien para algunos ese “detalle semántico” puede ser odioso, ante los nuevos marcos regulatorios relacionados al greenwashing que afectarán a la industria de la moda mucho antes de lo que se imagina, esa diferenciación no solo es necesaria, sino imperativa. Hoy te explico, la importancia de esta distinción y qué significa una y otra.
Ello porque muchas veces -generalmente más por ignorancia, que mala fe- marcas y distribuidores nos confunden con conceptos que generan un imaginario mucho más positivo y optimista, que la realidad.
Eso ocurre mucho cuando se le agrega “reciclado” a los productos, especialmente a la ropa, ya que reciclar de subentiende como “la bala de plata” de los problemas de sobreproducción y sobreconsumo de la industria, sin entender que dentro de la pirámide de gestión de residuos y de la economía circular, es uno de los verbos que menos deberíamos usar (hace un tiempo les hablé sobre ello, por si quieres releerlo te lo vuelvo a compartir).

Para que te hagas una idea, se señala (Ellen MacArthur Foundation) que menos del 1% de los textiles se recicla y en Chile, la mayoría de la ropa que pasa por este proceso termina convirtiéndose en huaipe o relleno de colchones o paneles aislantes para la construcción. Es decir, no termina siendo ropa.
Por lo mismo, la primera distinción, para que la ropa sea reciclada debe pasar por un proceso mecánico o químico que, en términos coloquiales, supone desmenuza la prenda (con una máquina o solventes dependiendo el caso) convirtiéndola en unas especies de motas que luego se tiene que volver a hilar para que pase a ser tela. Ergo, la ropa reciclada SOLO es aquella elaborada con textiles que pasaron por eso proceso.
Si la ropa SOLO se desarmó y, desde ahí, se creó un producto de mayor valor, entonces pasó por un proceso de reutilización textil o suprareciclaje, pero NO ES RECICLADA. Ahora si quisieran ponerle un adjetivo sería ropa reutilizada.
Por su parte, la ropa usada solo es ropa que como lo dice su nombre fue usada por una persona y reusada por otra persona. En definitiva, es ropa REUSADA, si se le quiere agregar un título, pero me parece que utilizando su nombre original o base no necesita ni adjetivos ni sinónimos.
Desde mi punto de vista, se suele decir que la ropa usada es ropa reciclada por desconocimiento de esta diferenciación y/o como una manera de dar la “sensación” que tiene más atributos sostenibles de los que realmente posee, ignorando que el reusar posee una huella de carbono mucho menor que reciclar. De hecho, en la gráfica de la pirámide de gestión de residuos (imagen arriba) está después de la prevención, es decir, mejor ubicada que el reciclaje. Además si observan la gráfica de un estudio que reseñé hace un tiempo (imagen abajo) notarán que incluso su huella de carbono es menor que la de un vestuario reciclado.
¿Por qué la ropa usada no es ropa reciclada?
Conocer el real significado de los términos vinculados a la moda circular y, por ende, al vestir más consciente y responsable, son necesarios si queremos entender y medir el impacto de nuestras acciones.Ello porque muchas veces -generalmente más por ignorancia, que mala fe- marcas y distribuidores nos confunden con conceptos que generan un imaginario mucho más positivo y optimista, que la realidad.
Eso ocurre mucho cuando se le agrega “reciclado” a los productos, especialmente a la ropa, ya que reciclar de subentiende como “la bala de plata” de los problemas de sobreproducción y sobreconsumo de la industria, sin entender que dentro de la pirámide de gestión de residuos y de la economía circular, es uno de los verbos que menos deberíamos usar (hace un tiempo les hablé sobre ello, por si quieres releerlo te lo vuelvo a compartir).

Para que te hagas una idea, se señala (Ellen MacArthur Foundation) que menos del 1% de los textiles se recicla y en Chile, la mayoría de la ropa que pasa por este proceso termina convirtiéndose en huaipe o relleno de colchones o paneles aislantes para la construcción. Es decir, no termina siendo ropa.
Por lo mismo, la primera distinción, para que la ropa sea reciclada debe pasar por un proceso mecánico o químico que, en términos coloquiales, supone desmenuza la prenda (con una máquina o solventes dependiendo el caso) convirtiéndola en unas especies de motas que luego se tiene que volver a hilar para que pase a ser tela. Ergo, la ropa reciclada SOLO es aquella elaborada con textiles que pasaron por eso proceso.
Si la ropa SOLO se desarmó y, desde ahí, se creó un producto de mayor valor, entonces pasó por un proceso de reutilización textil o suprareciclaje, pero NO ES RECICLADA. Ahora si quisieran ponerle un adjetivo sería ropa reutilizada.
Por su parte, la ropa usada solo es ropa que como lo dice su nombre fue usada por una persona y reusada por otra persona. En definitiva, es ropa REUSADA, si se le quiere agregar un título, pero me parece que utilizando su nombre original o base no necesita ni adjetivos ni sinónimos.
Desde mi punto de vista, se suele decir que la ropa usada es ropa reciclada por desconocimiento de esta diferenciación y/o como una manera de dar la “sensación” que tiene más atributos sostenibles de los que realmente posee, ignorando que el reusar posee una huella de carbono mucho menor que reciclar. De hecho, en la gráfica de la pirámide de gestión de residuos (imagen arriba) está después de la prevención, es decir, mejor ubicada que el reciclaje. Además si observan la gráfica de un estudio que reseñé hace un tiempo (imagen abajo) notarán que incluso su huella de carbono es menor que la de un vestuario reciclado.
Impactos potenciales en el calentamiento global (GWP) de la propiedad estudiada y los escenarios del final de vida de los jeans
En resumen, si usamos el lenguaje como corresponde no solo aportaremos a que las personas comprendan realmente la dimensión e impacto de sus elecciones, sino también evitaremos que nos confundan y lograremos que nuestras decisiones de compra se sostengan en la evidencia científica y no solo en la mitología urbana.
¿Entendiste la diferencia entre una palabra y otra?
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