(Por Teresita Calvo) Aunque Chile intenta pisarle los talones a países como Argentina o Colombia en el desarrollo de la industria de la moda de autor, estamos a años luz de lograrlo. Recién desde el 2011 podemos decir que tenemos una institucionalidad para el diseño, pero los presupuestos son limitados y las tareas, múltiples. Hoy Manuel Figueroa, el hombre tras la incipiente Área de Diseño del Consejo de la Cultura nos habla sobre ello.
En ese contexto un grupo de diseñadores se acercó al recién asumido ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, para solicitarle la creación de un órgano o aparato sectorial que estimulara esta disciplina. Un año después, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes creaba el área de Diseño, cuya misión es “realizar y coordinar acciones con otras instituciones del Estado que estén sobre el foco del diseño; y construir políticas que estimulen su desarrollo en el país”, dice Manuel Figueroa, actual coordinador del área.
Hace dos años que este diseñador de la Universidad Diego Portales, asumió la tarea. Amante de la tipografía, docente, con estudios en Derecho, administración de empresas, y políticas públicas, siempre ha estado vinculado al sector privado. Sin embargo, reconoce que llegar al servicio público ha sido una buena experiencia. “Es muy gratificante porque el impacto es mayor. En la empresa privada es más focalizado. Nuestra área es para todo Chile, entonces una política o una acción repercute a nivel nacional”, dice.
Aunque esta área busca generar acciones en beneficio de la disciplina en su conjunto (desde diseño gráfico, videojuegos, hasta ilustración), el diseño de vestuario/indumentaria es uno de sus fuertes. De hecho, el área cuenta con dos especialistas en este tema en el comité asesor: Gabriela Olivares, docente de la Escuela de vestuario de la Universidad de las Américas, y el diseñador Atilio Andreoli.
Manuel Figueroa confiesa que su sueño para la moda de autor es que “tenga más vitrina internacional, y que se pueda vender afuera”. Este es justamente uno de los mayores énfasis de esta administración.
En el año 2012 el foco del seminario fue distinto. Los participantes en el encuentro analizaron las realidades de dos países muy diversos, España y Argentina, y extrapolaron el análisis a la situación chilena. Según Figueroa la conclusión fue decidora: “pese a ser abiertos al mundo, no tenemos el desarrollo que tienen estos países en vestuario e indumentaria”.
Pero tenemos que tener una institucionalidad de diseño, y por eso vamos a crear la política. Además es importante contar con un espacio, como el Centro Metropolitano de Diseño, pero va a ser distinto. Creo que se tiene que crear en el sector privado, como una especie de corporación, con financiamiento privado y además público. Porque el Estado chileno no tiene pensado colocar un peso para crear una institución dentro de la institución. No lo quiere hacer economía, ni tampoco el Ministerio de Cultura”.
Aunque una política de diseño está recién en su fase de construcción, el Consejo de la Cultura posee líneas estratégicas que definen el accionar de sus distintas áreas. La investigación y la generación de conocimiento es una de ellas. El Área ha realizado acciones en este sentido, como seminarios y encuentros con expertos extranjeros. Sin embargo, el presupuesto es escaso para profundizar en la línea. Un ejemplo de una buena experiencia de investigación es la Encuesta de Diseño de Indumentaria de Autor, que se realiza hace 3 años en Argentina. Homologar esta iniciativa en Chile parece un sueño lejano: “no está dentro de las acciones inmediatas. Acabamos de hacer un mapeo de industrias creativas, donde se habla del diseño absolutamente en general. No existe capacidad económica para hacer inducciones sectoriales. Sé que es necesario, y que lo es también en otras áreas, como en el videojuego, pero es carísimo”, dice Figueroa.
A sólo un año del cambio de gobierno el Área de Diseño del Consejo de la Cultura está a toda máquina intentando cumplir sus objetivos. Entre ellos, el más importante, es dejar como legado una política nacional de diseño que permita pensar en estrategias concretas para el desarrollo de esta disciplina, que trasciendan el tiempo y el color político de turno.
Por ahora el foco está en mirar hacia al exterior, buscando ahí los consumidores que no están en nuestro esquivo mercado local. Las tareas pendientes son muchas, y difícilmente se verán resultados a corto plazo. Sin embargo, ya podemos decir que tenemos una institucionalidad para el diseño de autor, incipiente, pero en construcción.
*Teresita Calvo es periodista y colaboradora de Quinta Trends en Chile y Argentina.
Un poco de historia
Era noviembre de 2010 y en Chile se inauguraba la 4ta Bienal de Diseño, que reunió en un mismo lugar a una selección de proyectos y emprendimientos que buscaban valorar la imagen País. El evento no sólo era importante como vitrina de difusión y generación de redes, sino además, porque hace 14 años que no se realizaba este tipo de encuentros.En ese contexto un grupo de diseñadores se acercó al recién asumido ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, para solicitarle la creación de un órgano o aparato sectorial que estimulara esta disciplina. Un año después, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes creaba el área de Diseño, cuya misión es “realizar y coordinar acciones con otras instituciones del Estado que estén sobre el foco del diseño; y construir políticas que estimulen su desarrollo en el país”, dice Manuel Figueroa, actual coordinador del área.
Hace dos años que este diseñador de la Universidad Diego Portales, asumió la tarea. Amante de la tipografía, docente, con estudios en Derecho, administración de empresas, y políticas públicas, siempre ha estado vinculado al sector privado. Sin embargo, reconoce que llegar al servicio público ha sido una buena experiencia. “Es muy gratificante porque el impacto es mayor. En la empresa privada es más focalizado. Nuestra área es para todo Chile, entonces una política o una acción repercute a nivel nacional”, dice.
Aunque esta área busca generar acciones en beneficio de la disciplina en su conjunto (desde diseño gráfico, videojuegos, hasta ilustración), el diseño de vestuario/indumentaria es uno de sus fuertes. De hecho, el área cuenta con dos especialistas en este tema en el comité asesor: Gabriela Olivares, docente de la Escuela de vestuario de la Universidad de las Américas, y el diseñador Atilio Andreoli.
Manuel Figueroa confiesa que su sueño para la moda de autor es que “tenga más vitrina internacional, y que se pueda vender afuera”. Este es justamente uno de los mayores énfasis de esta administración.
¿El surgimiento del área vino a llenar un vacío en Chile en términos de institucionalidad para el diseño y más específicamente para la moda de autor?
“Sí. No existía antes un área de diseño que pudiera coordinar estrategias. Por el año 2006 comenzaron acciones puntuales, muy pequeñas, que estaban dentro del aparato estatal. Estoy hablando de Corfo, Sercotec, ProChile, todas venidas desde el Ministerio de Economía, o Cancillería, pero que tenían un perfil económico. El tema del diseño de vestuario/indumentaria para mí era esencial porque siempre vi que había un potencial. Yo tenía conocidos que estaban en el tema y me contaban los problemas que tenían”.¿Cuál fue el diagnóstico?
“En estos dos años que llevamos le hemos puesto fuerte ahínco al tema de la cultura del vestuario/indumentaria. Entonces lo que hicimos fue buscar aliados para ver qué cosa teníamos que estimular por el vestuario femenino, y ahí nos dimos cuenta que hay una gran cantidad de creadoras y creadores que están en condiciones difíciles, con productos muy buenos, y vendiéndolos a precios eventualmente subvalorados. Pero tienen una ventaja comparativa que aún no pueden hacerla efectiva: tienen potencial de exportación. En el masculino nos dimos cuenta que no había nada”.O muy poco…
“Sí, pero me refiero en términos de conocimiento. Si uno va por el vestuario femenino, puede decir, identifico a tal diseñador, de tal tienda. Tú le puedes preguntar a cualquier mujer. Pero en masculino no se sabe nada de nada”.Muestra de moda de autor chilena en BAFWeek 2011 |
Es decir, estás hablando más del consumidor
“Desde el consumidor, por una parte, para entender que está pasando con la industria. A este lado (consumidores), con respecto a este otro (productores), hay una disparidad respecto al espesor cultural. El que está ofreciendo aquí conoce todo, y tiene referentes de todo, pero un consumidor en Chile no valora eso, porque no tiene el espesor cultural, el conocimiento y la información de que los productos de diseño son de calidad, a un precio razonable. Un mejor consumidor es aquel que tiene más conocimiento y más información. Si el consumidor no es nacional, entonces está afuera”.¿Entonces los desafíos son insertar esta industria incipiente en el extranjero?
“Sí, de hecho ya tuvo los primeros resultados. Se creó la primera asociación gremial de diseñadores de vestuario/indumentaria que se llama Moda Chile. Y esto es inédito porque amplía la oferta de asociaciones gremiales. Ellos recibieron una invitación de Japón para que fuéramos como país. Y este es el primer paso para internacionalizar, para mostrar lo que se hace en Chile. También está la posibilidad de ir al Fashion Week de Milán, porque les interesa ver lo que está sucediendo en Sudamérica. Estamos viendo si podemos tomar la oportunidad porque es carísimo”.El énfasis entonces es la internacionalización, pero, ¿no deberíamos primero partir por casa?
“Yo lo estoy mirando a corto plazo”.¿Crees que es más fácil que se valore afuera que dentro del país?
“Sí, porque los diseñadores de autor ya tienen el conocimiento, pero la gente común y corriente en Chile no valora el diseño. Hay que hacerlo, pero es de largo plazo. En lo inmediato, los diseñadores tienen que seguir creando, seguir viviendo, entonces lo que hay que hacer es ponerlos en vitrinas afuera”.Chile mirando al mundo
La realidad que observaron en el diseño de vestuario masculino en el país, los llevó a realizar un seminario (2011 y 2012) específicamente sobre este subsector. Dentro de las conclusiones de la primera experiencia, se observó que para los diseñadores que “trabajan en un mercado más premium, no existe mano de obra de calidad para realizar la confección a mano”, dice Figueroa. Es así como surgió, junto a la Universidad de las Américas, y el Museo de la Moda, un concurso de becas para estudiar diseño de vestuario.En el año 2012 el foco del seminario fue distinto. Los participantes en el encuentro analizaron las realidades de dos países muy diversos, España y Argentina, y extrapolaron el análisis a la situación chilena. Según Figueroa la conclusión fue decidora: “pese a ser abiertos al mundo, no tenemos el desarrollo que tienen estos países en vestuario e indumentaria”.
En Chile hay una intención por mirar el mundo. En Argentina, por ejemplo, está el Centro Metropolitano de diseño, en Colombia, Indexmoda. ¿De ese tipo de realidades hay aspectos que hayan podido observar y que les interesaría adaptar a la realidad nacional?
“Cada modelo de desarrollo de diseño está relacionado con el modelo económico que tiene el país. El de Argentina está fuertemente apalancado en el Estado. El de nosotros es subsidiario. Es decir, lo que los privados pueden hacer, que lo hagan, y si no, lo hace el Estado. Entonces, nosotros buscamos otras realidades para adaptarlas a la nuestra, y pensar qué camino de desarrollo se puede seguir. Desde mi experiencia, los otros países nos dicen que estamos avanzando mucho más rápido. Lo que ellos hicieron en 10 años, nosotros lo hicimos en 2.Pero tenemos que tener una institucionalidad de diseño, y por eso vamos a crear la política. Además es importante contar con un espacio, como el Centro Metropolitano de Diseño, pero va a ser distinto. Creo que se tiene que crear en el sector privado, como una especie de corporación, con financiamiento privado y además público. Porque el Estado chileno no tiene pensado colocar un peso para crear una institución dentro de la institución. No lo quiere hacer economía, ni tampoco el Ministerio de Cultura”.
¿Son los incentivos el modo para vincular al sector privado?
“Sí, pero también ese incentivo tiene que ver con el beneficio que tiene para su marca. No necesariamente lucas, sino posicionamiento. Si París decide auspiciar el Fashion Week, algunos le podrían decir que las marcas que se presentan no están en su cadena, pero a ellos no debería importarles porque el objetivo es que se identifique la empresa con los conceptos de innovación, y fashion, independiente que las marcas no estén en la tienda”.Eso tiene que ver con desarrollar el concepto de sistema moda. Hace 20 años que en Italia y Francia se pasó de hablar de cadena productiva a un sistema moda. En Latinoamérica, Colombia es pionera a la hora de trabajar este concepto en su industria. En Chile, ¿se está desarrollando?
“No, hay que construirlo. El punto está en quién lo construye, cómo y para cuándo, porque los modelos tienen que ser flexibles, no estáticos. Tiene que ser vinculante para todos, participativo, inclusivo, y no excluyente. Yo creo que esto va a empezar a construirse recién cuando exista lo anterior a esto que es una política nacional de diseño, que creo, tendrá un acento fuerte en esto último”.Aunque una política de diseño está recién en su fase de construcción, el Consejo de la Cultura posee líneas estratégicas que definen el accionar de sus distintas áreas. La investigación y la generación de conocimiento es una de ellas. El Área ha realizado acciones en este sentido, como seminarios y encuentros con expertos extranjeros. Sin embargo, el presupuesto es escaso para profundizar en la línea. Un ejemplo de una buena experiencia de investigación es la Encuesta de Diseño de Indumentaria de Autor, que se realiza hace 3 años en Argentina. Homologar esta iniciativa en Chile parece un sueño lejano: “no está dentro de las acciones inmediatas. Acabamos de hacer un mapeo de industrias creativas, donde se habla del diseño absolutamente en general. No existe capacidad económica para hacer inducciones sectoriales. Sé que es necesario, y que lo es también en otras áreas, como en el videojuego, pero es carísimo”, dice Figueroa.
Hacia un made in Chile
Si tuvieras que identificar algunos de los atributos que constituyen la identidad de la moda nacional, ¿cuáles serían?
“La materia, la técnica, y el conocimiento. Todas estas características pueden ser extrapolables a cualquier región de Chile. La materia que se da en Chiloé, no es la alpaca que se da en el norte. En otras partes del mundo no es la materia, es la tecnología. La técnica tiene que ver con personas que saben hacer solamente eso, y tienen la especialidad”.¿Y tenemos ese made in Chile?
“Sí, lo estamos construyendo. Esos elementos identificatorios los ven afuera. En un reportaje del New York Times mencionaban estos atributos”.Considerando el modelo económico de Chile, y la necesidad de generar identidad en las prendas para que haya más valoración en el consumidor, ¿cuáles son las acciones o programas concretos para educar a la ciudadanía en este sentido?
“Hay distintos caminos pero aún no definimos cuáles. Hay que conjugar distintos factores básicos: la cobertura, y que sea resguardable. Hemos pensado desde alternativas como un sello, como lo que hizo la empresa Fantucci en los años 80’: si es chileno es bueno. La idea es que el ciudadano común y corriente lo pueda distinguir”.A sólo un año del cambio de gobierno el Área de Diseño del Consejo de la Cultura está a toda máquina intentando cumplir sus objetivos. Entre ellos, el más importante, es dejar como legado una política nacional de diseño que permita pensar en estrategias concretas para el desarrollo de esta disciplina, que trasciendan el tiempo y el color político de turno.
Por ahora el foco está en mirar hacia al exterior, buscando ahí los consumidores que no están en nuestro esquivo mercado local. Las tareas pendientes son muchas, y difícilmente se verán resultados a corto plazo. Sin embargo, ya podemos decir que tenemos una institucionalidad para el diseño de autor, incipiente, pero en construcción.
(Fotos de Manuel Figueroa por Rodrigo Campusano)
*Teresita Calvo es periodista y colaboradora de Quinta Trends en Chile y Argentina.
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