Viste la Calle Catwalk 2024: reflexiones en tiempos de realidades incómodas

[DESFILE] Desde sus orígenes el Viste la Calle Catwalk, se ha transformado en una interesante plataforma para ver las propuestas de nuevos talentos locales, así también como de otras marcas consolidadas. En su edición 2024, se presentaron siete etiquetas chilenas (Mima Zimall, The Glass Lab, Soiree, Si.dio, By Bratty, Bryan Bo y Nieves Marín) que nos hicieron reflexionar sobre dos aspectos críticos en un escenario de sobreproducción y sobreconsumo de ropa: cómo debe responder la escena local ante estos desafíos desde los materiales y cómo transformar la sostenibilidad en una opción con relevancia cultural para los “fashionistas / influencers” nacionales. Acá nuestras conclusiones.

Reflexiones desde dentro y fuera de la pasarela

El desfile de la plataforma de moda, Viste la Calle, lleva una década como vitrina de nuevos creativos locales. Durante este periodo hemos tenido la posibilidad de conocer marcas que han perdurado en el tiempo y otras que han quedado en el camino.

En ese escenario resulta fundamental preguntarse cómo lograr superar las enormes barreras que supone hacer moda en un país donde el retail es la primera opción de compra de vestuario, calzado y accesorios de la ciudadanía-consumidora, así también como en ese periplo se evoluciona a la par con los retos globales de una industria que está en el ojo del huracán por su impacto ambiental y social negativo.

Esto último ha obligado -a pesar de la industria que vive de los acuerdos no vinculantes- a responder a marcos normativos más exigentes, que ya comienzan a ver sus primeras luces en la Unión Europea, pero que rápidamente van a tener eco local a través de la Estrategia de Economía Circular para textiles, la inclusión de la ropa y textiles a la Ley REP y eventualmente la aprobación de una Ley contra el eco lavado o greenwashing.

Arriba Mima Zimall / Abajo The Glass Lab

Sin duda, estos antecedentes nos motivan a aspirar que una escena de la moda local informada no podría ser reactiva ante un panorama que está “a la vuelta de la esquina” y que como estrategia de sobrevivencia comenzaría a “tirar líneas” para que lo anterior no signifique un riesgo a su operación. Pero tras observar la apuesta de textiles de la mayoría de las propuestas del Viste la Calle Catwalk surgen profundas dudas sobre ello.

Uno de los factores críticos de la huella ambiental y social de la moda y del final de ciclo de vida de las prendas se encuentra en los textiles. Esto quiere decir, que la elección de telas sintéticas (casi siempre poliéster = plástico como base), así como sucedáneos del cuero de origen plástico, ambos vírgenes (es decir, no fruto de reciclaje o reutilización), iría contracorriente de la responsabilidad que se espera asuma un diseñador en este ítem. Esto por las características del textil sintético en cuestión, que le auguran: una “mala vejez”;  un impacto en la biodiversidad por la contaminación por microplásticos asociada a su uso y lavado; así como su casi nula biodegradabilidad, por nombrar las más obvias.

👉Puedes leer además: El impacto del poliéster en nuestro clóset y cómo minimizarlo.

Al ver la pasarela quedó claro que esta reflexión casi no existe a nivel de etiquetas y que la creación se está haciendo sin considerar variables que hoy se establecen como un “desde” para la moda que quiere trascender desde lo meramente visual a lo comercial.

Arriba By Bratty / Abajo Bryan Bo

Este aspecto se puede conectar también con otro ámbito que esta instancia también nos interpela: cómo transformar la sostenibilidad en una opción con relevancia cultural para los “fashionistas / influencers” nacionales.

Ello porque si bien alabamos la posibilidad que entrega esta cita para vestirse a través de un dress code (código de vestir) que promueve la libre expresión y la creatividad, resulta un poco descorazonador que no pueda percibirse en la opción vestimentaria de aquellas personas que se convierten en inspiración para otros, algún atisbo a una mirada del vestir desde la sostenibilidad.

Esta opción no tiene que ver necesariamente con dejar de usar sintéticos -en mi caso utilicé un abrigo de ese material y un vestido con una parte sintética de Sr. Gonzalez que tengo hace alrededor 10 años y que he repetido muchas veces-, sino con que el outfit o look deslice una narrativa asociada a los valores que uno esperaría de un fashionista del siglo XXI en plena emergencia climática y con un rol no simplemente estético, sino también social. Obvio que hay excepciones, pero lamentablemente la “excepción hace la regla”.

Arriba Si.dio (también la foto de portada). Nos llamó la atención su propuesta conceptual, muy consistente y coherente / Abajo Nieves Marín, con sus siluetas que son su sello de marca.

Es ahí que nos preguntamos cómo podemos, desde nuestra vereda, apoyar a Viste la Calle para que puedan incentivar a sus asistentes a vestir la calle que esperamos promueva la moda, esa que habla de un paisaje compartido, donde no haya cabida a imágenes como las de los vertederos clandestinos de ropa en el norte de Chile, donde lo ético y estético (como dice Franca Estudio) sea la tendencia o incluso el challenge de la jornada. 

Es urgente intentar responder en conjunto cómo lograr que la moda con atributos sostenibles y las nuevas formas del vestir sean sexys y deseadas, que alcancen la relevancia cultural para que se conviertan un sinónimo del ser fashionista en la tercera década del siglo XXI.

La marca Soiree trabaja, en su mayoría con materiales nobles, pero el estilismo de la pasarela fue demasiado plano para el contexto

Hoy más que nunca estamos convencidos que la moda chilena puede alcanzar relevancia solo si, TODAS las personas implicadas en su puesta en escena se comprometen y colaboran para descolonizar tanto los procesos de producción / materialidades nocivas o poco óptimas, como de los referentes estéticos.

Viste la Calle Catwalk puede ser -además de todo lo positivo que ya es- un espacio para mostrar que ese deseo si puede ser una realidad. 

Fotos por Lontano para QT / Foto principal: Si.dio